Con la reciente inclusión en bolsa de fondos cotizados (ETFs) de bitcoin al contado en EE. UU. y Hong Kong, la introducción de productos cotizados (ETPs) de criptomonedas en la Bolsa de Londres y la cotización de ETFs de Ethereum al contado en EE. UU., las criptomonedas ya están disponibles a través de vehículos regulados en casi todo el mundo. La criptomoneda es una clase de activo ya asentada que tiene las mismas posibilidades de asignación en las carteras de los inversores que las materias primas, los bonos de alto rendimiento o el crédito privado.

Cómo evaluar la calidad de una decisión de inversión en una cartera multiactivos: el coeficiente de información

El rendimiento de una cartera multiactivos es el resultado de un sinfín de decisiones de inversión, desde la asignación estratégica hasta la selección de fondos o valores, pasando por la asignación táctica. Sin embargo, no todas esas decisiones tienen el mismo impacto. La selección de fondos de renta variable estadounidense tenderá a tener un mayor impacto que la selección de fondos de alto rendimiento en euros, debido a su ponderación relativa en las carteras.

La métrica más utilizada para juzgar cada decisión de forma estandarizada es el coeficiente de información, es decir, la relación entre el exceso de rendimiento creado por una decisión individual y el tracking error de dicha decisión en comparación con el índice de referencia.

La asignación a criptomonedas puede ser la decisión de inversión más relevante para la mayoría de las carteras

Es posible evaluar el impacto de la asignación a criptomonedas utilizando una métrica de este tipo. Por ejemplo, pensemos en una cartera clásica 60/40 que invierte el 60 % de su cartera en renta variable mundial (representada por el índice MSCI AC World net TR) y el 40 % en activos de renta fija de distintas divisas y calificaciones (representados por el índice Bloomberg Multiverse TR). Esta cartera (ajustada mensualmente) habría tenido una rentabilidad anualizada del 5,38 % entre el 31 de diciembre de 2013 y el 30 de junio de 2024.

Suponiendo que el gestor decidiera asignar un 1 % a bitcoin en esta cartera (y por tanto un 59 % en renta variable y un 40 % en renta fija), la rentabilidad anualizada de la cartera habría aumentado hasta el 6,05 %Esto supone un exceso de rentabilidad anualizada de 67 pb dado que el tracking error de tal incorporación (calculado sobre la rentabilidad diaria) es de 69 pb1El coeficiente de información de tal decisión es básicamente 1.

Para poder comparar con otras decisiones, es necesario tener un punto de referencia. Por lo tanto, nos fijamos en los miles de fondos clasificados por Morningstar en los grupos homólogos Global Equity Income, Global Large Cap Value, Global Large Cap Blend y Global Large Cap Growth. A continuación, asumimos que para la rama de renta variable, el gestor ha sido capaz de seleccionar el mejor fondo absoluto domiciliado en Europa durante el periodo. Cualquiera que haya intentado seleccionar un fondo sabrá lo imposible que sería una tarea así y el logro que supondría. De este modo, se habría obtenido una mayor rentabilidad del 2,5 % anual, a costa de un tracking error del 8 %. Por lo tanto, el coeficiente de información de una decisión tan importante es de solo 0,3. Menos de un tercio de la eficiencia de la asignación a criptomonedas. Para explicarlo mejor, si el gestor añadiera una limitación de un tracking error de 69 puntos básicos frente al índice de referencia durante los últimos 10 años, podría haber tomado dos decisiones:

  • Asignar un 1 % a Bitcoin en la cartera. Esto habría añadido 67 puntos básicos a la rentabilidad de la cartera.
  • Asignar un 5 % al mejor fondo (mencionado anteriormente) y dejar el 55 % restante en el MSCI AC World. Esto habría añadido 22 puntos básicos a la rentabilidad anualizada de la cartera.

Se puede identificar fácilmente qué decisión de inversión tuvo el mayor impacto, y sin embargo también da la sensación de que la mejor decisión no fue la más difícil (encontrar el mejor fondo hoy para los próximos 10 años es poner el listón muy alto).

Ahora bien, 10 años es mucho tiempo, y podríamos argumentar que el rendimiento de bitcoin fue inusualmente fuerte a principios de la década de 2010. Por lo tanto, analicemos periodos más recientes:

  • Durante los últimos tres años (que incluyen el último “cripto invierno” en el que Bitcoin perdió más del 70 % de su valor), el coeficiente de información de añadir un 1 % de Bitcoin al 60/40 habría sido de 0,65. Sigue siendo el doble de eficiente que una selección perfecta de fondos en el 60 % de la cartera.
  • Durante los últimos 18 meses y un mercado bastante alcista para Bitcoin, el coeficiente de información fue de 2. 

Conclusión

La institucionalización de las criptomonedas va por buen camino. Las barreras operativas y normativas se están eliminando una a una, convirtiendo a las criptomonedas en una nueva clase de activos de pleno derecho a tener en cuenta por los inversores. Echando la vista atrás al impacto de añadir criptomonedas a una cartera y mirando hacia delante al camino que queda hasta la adopción total, está claro que, entre la multitud de decisiones de inversión necesarias para gestionar una cartera, la asignación a criptomonedas será una de las más influyentes, si no la que más. Y, sin embargo, la mayoría de las carteras multiactivos gestionadas institucionalmente siguen manteniendo una infraponderación en esta clase de activos (por no decir que no invierten en ellos). Los inversores finales se están dando cuenta y se preguntan por qué sus gestores no están tomando las decisiones más determinantes para el dinero que tanto les ha costado ganar.