El impacto humano del conflicto ucraniano es trágico y aún no es posible cuantificar su alcance, pero, como economistas, hemos tratado de calcular cuál será el impacto económico.

En opinión de Schroders, los acontecimientos están provocando que la economía global se dirija hacia una mayor estanflación. En este sentido, hemos ajustado al alza nuestra previsión de inflación, a la vez que hemos revisado a la baja la previsión de crecimiento.

Esperan que Europa sea la zona que sufra un mayor impacto tanto en el crecimiento como en la inflación. A escala global, es probable que los efectos sean menos significativos, puesto que, en cualquier caso, ya nos dirigíamos hacia un escenario de estanflación, dado que la tensión en las cadenas de suministro y en el mercado laboral eran peor de lo esperado.

En la gestora creen que Estados Unidos registrará una inflación ligeramente superior a la que habíamos previsto con anterioridad, pero se verá menos afectado por la situación en Ucrania. Lo mismo ocurre con China y los mercados emergentes, aunque está claro que, si tenemos un crecimiento económico ligeramente más débil de lo previsto, dichos mercados se verán afectados.

En cuanto a los bancos centrales, creen que la Fed adoptará un enfoque más gradual en su política monetaria. No obstante, en Schroders todavía esperan que suba los tipos de interés en marzo, aunque tal vez sólo en 25 puntos básicos. Ahora estimamos que la Fed realice cuatro subidas de tipos este año, en lugar de las cinco que preveíamos anteriormente. A partir de ahí, es probable que siga endureciendo su política monetaria paulatinamente en 2023.

La situación del Banco Central Europeo (BCE) es diferente, porque Europa se verá más afectada por el conflicto de Ucrania. De hecho, ya esperábamos que el BCE se mostrara más moderado que el consenso, que preveía dos subidas de tipos este año. Pero lo ocurrido estos días ha reforzado la convicción de la gestora de que el BCE no subirá los tipos durante este año y mantendrá el QE. Probablemente suba tipos una vez en el segundo semestre de 2023.

Así, a la hora de realizar estas previsiones, han tenido que elaborar una hipótesis sobre la evolución de la situación en Ucrania. Hemos considerado la opción de que Rusia se hace con el control de Ucrania de forma similar a la de Bielorrusia, con un gobierno “títere”. Esto tendría como consecuencia un cierto grado de estabilización, pero será algo parecido a la Guerra Fría, con la OTAN obligada a asegurar sus fronteras, dado que miembros del organismo, como Rumanía, Polonia y Eslovaquia, rodean a Ucrania.

Por supuesto, gran parte depende del grado de implicación militar de Occidente y de si ven una escalada más severa y prolongada del conflicto. Es difícil saber en qué podría desembocar un escenario así.