¿Qué ha impulsado la rentabilidad reciente de la renta variable de transición energética?
Tras un tercer trimestre muy complicado, la renta variable del sector de la transición energética ha tenido un buen final a cierre de 2023. La caída de los rendimientos de los bonos, la relajación de las condiciones financieras y el flujo de noticias más positivas sobre fundamentales en sectores importantes ayudaron a impulsar el sentimiento en todo el espectro.
Aunque la mejora de los resultados a finales de año fue sin duda bien acogida y puso de relieve lo extremas que habían llegado a ser tanto las valoraciones como el sentimiento dentro del sector, seguimos siendo prudentes con respecto a la volatilidad a corto plazo, ya que persisten los riesgos en torno tanto a la inflación como a los tipos de interés. De hecho, fue el reciente repunte de los rendimientos de la renta fija, tras su fuerte caída, lo que contribuyó a que la renta variable de la transición energética empezara el año con dificultades.
¿Qué impulsará la rentabilidad de la renta variable de la transición energética a partir de ahora?
Aunque es probable que los tipos de interés y las condiciones monetarias sigan desempeñando un papel crucial en 2024, creemos que el verdadero motor de la mejora de las rentabilidades de la renta variable de la transición energética de aquí en adelante es una mejora del crecimiento futuro de los beneficios. El año pasado, la consistencia de los beneficios y la superación de las expectativas influyeron mucho en la rentabilidad, a pesar de la subida y la volatilidad de los tipos de interés.
Nuestras perspectivas para 2024 indican un panorama de beneficios fundamentales mucho más sólido para la renta variable de transición energética en comparación con 2023. Aunque no podemos predecir cuándo remitirán los vientos en contra de los beneficios cíclicos que afectaron al sector el año pasado, nuestros análisis y conversaciones con empresas y participantes del sector apuntan a una mejora de los beneficios a lo largo de 2024 y en 2025.
Insistimos en que seguimos viendo áreas de riesgo para los beneficios, sobre todo en el sector del hidrógeno, donde la actividad se está ralentizando, y potencialmente en partes de los equipos renovables si continúan los problemas en las cadenas de suministro en el Mar Rojo. La recuperación de los beneficios en otros subsectores también puede llevar tiempo, especialmente si las condiciones macroeconómicas se deterioran a partir de ahora. Pero tras un año de importantes rebajas de beneficios y una nueva depreciación de las valoraciones, las perspectivas para la renta variable de la transición energética parecen más favorables de aquí en adelante.
¿Cómo influirá la política en la renta variable de la transición energética en 2024?
Aunque en 2023 se produjeron algunos cambios políticos en el ámbito de la transición energética, la influencia de la política en 2024 podría ser mucho mayor.
Aunque se espera que la mitad de la población mundial vote este año, las elecciones estadounidenses de noviembre serán las más importantes para la renta variable de la transición energética, dados los riesgos que supone para el apoyo a la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de una fuerte victoria republicana. Aunque es poco probable que el apoyo a los sectores de transición energética se elimine en su totalidad, los principales candidatos a la nominación republicana ya han hablado de derogar aspectos concretos de la política. Por lo que el riesgo de que se produzca una reducción del apoyo es una amenaza creíble. Independientemente del resultado final, cabe esperar que las empresas que más se benefician de esta política experimenten volatilidad ante la inminencia de las elecciones.
Fuera de EE.UU., habrá que estar atentos a las elecciones en Taiwán, India, México, Sudáfrica, Reino Unido y Bélgica, entre muchos otros países.
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