Los acontecimientos de marzo en torno al sistema bancario tanto en Estados Unidos como en Europa han tenido efectos. Si nos referimos a la banca estadounidense, lo sucedido está relacionado con el hecho de que los depositantes de bancos pequeños llevan un tiempo retirando sus depósitos para llevarlos a bancos más grandes o a los mercados monetarios, donde reciben más dinero por sus depósitos. Esta dinámica se ha ido intensificando, generando inquietud y problemas de liquidez a nivel de bancos regionales y de menor dimensión y, en algunos casos, quiebras como las de SVB y el Signature Bank.
Todo ello está apuntando al endurecimiento de las condiciones de los préstamos para familias y empresas, que se materializará en los próximos trimestres al aumentar los costes de financiación, y dado que la brecha entre lo que puede ganarse en los mercados monetarios y por los depósitos bancarios no va a poder repararse en un futuro próximo al encontrarse ya el tipo básico de la Fed en un nivel alto y restrictivo (señalamos en su momento que tipos de interés para préstamos por encima del 8% para particulares y empresas son demasiado altos y restrictivos y llevan ya un tiempo aplicándose).
Esto ha llevado, pues, a la Fed a pisar el freno en su última reunión del 23 de marzo, modificando su proyección de evolución de tipos, que contemplaba continuar con las subidas para combatir la inflación. “Pensamos ahora que podría ser adecuado (sólo) algún ajuste monetario más” dependiendo “de los datos que lleguen y del efecto real y previsto del endurecimiento de las condiciones de crédito en la situación económica, el mercado laboral y la inflación”. A nuestro juicio, este es un enfoque de la política monetaria más prudente y queremos destacar que el presidente Jay Powell parece que así lo ha reconocido, a la vista de sus comentarios en la rueda de prensa: “los acontecimientos de las dos últimas semanas podrían dar lugar a una restricción del crédito… y este endurecimiento de las condiciones financieras podría tener el mismo efecto que el ajuste monetario. En principio, de hecho, se podría pensar que es equivalente a una subida de tipos o quizás incluso más”.
Con este clima de incertidumbre y de agitación en el crédito creado por la subida del tipo de referencia de la Fed que ha golpeado a todos a la vez, estos niveles altos en los tipos repercutirán seguramente en la economía y probablemente lleven a un cambio de régimen en la Fed, e incluso tal vez en otros grandes bancos centrales. Es posible que la Fed decida que estas condiciones más estrictas en los préstamos sigan haciéndole su trabajo, y que, de ese modo, haga una pausa en las subidas de tipos. Por lo menos hasta que haya más claridad y certidumbre sobre el efecto de esta crisis bancaria y de crédito y, en especial, hasta que se afiancen las previsiones de la inflación.
En la Eurozona, la situación se ha vuelto más incierta. La considerable restricción del acceso al crédito comenzó en serio en el cuarto trimestre de 2022, y tal como recoge el más reciente estudio sobre la actividad crediticia realizado por el Banco Central Europeo publicado a finales de enero de este año. Esta dinámica seguramente se intensificará en este lado del Atlántico y en los próximos trimestres, por lo que el BCE dejaría de estar obligado a subir tipos hasta los niveles que se había previsto, teniendo en cuenta que la crisis en la banca suiza podría también tener alguna repercusión fuera de la economía de la Eurozona. Indudablemente, los préstamos a particulares en nuestra parte del mundo tienen incluso una correlación mayor con el consumo privado, y los hábitos de consumo podrían empezar a verse más afectados en un futuro próximo a causa de esas condiciones más restrictivas.
Solo horas después del primer rescate de Credit Suisse, el BCE seguía adelante con su subida prevista de 50 puntos básicos (pb). Sin embargo, también ha abandonado su proyección de subidas continuadas e introducido las condiciones financieras y la idea de fortaleza en la comunicación de la política monetaria para la próxima evaluación de la previsión inflacionaria. También parece que el BCE desea esperar a ver el efecto de este lío bancario, y podría quedar solo una subida más o dos subidas más pequeñas, ya que muy probablemente la crisis bancaria habrá asustado a los consumidores y hecho mucho del trabajo que le quedaba por hacer.