Llegó la recta final. La cita electoral que tan lejana lustraba en el horizonte ha llamado al portón. Los mercados esperan la sentencia de las urnas como el reo a su veredicto en los tribunales para tomar senderos que difieren en esencia y forma. Porque del resultado dependerá en cierta medida tanto el devenir económico y geopolítico mundial como el signo de los principales parqués del mundo. El rally, en parte, está en manos de los millones de ciudadanos norteamericanos.
Ante este panorama de arenas movedizas encontramos como las cabezas visibles de los dos proyectos con opciones de victoria una candidata por el partido demócrata que despierta la mayor de las desidias de su electorado con un programa centrado en el continuismo de las políticas de su predecesor, Barack Obama; y un candidato por el partido republicano con un discurso instaurado en el rechazo a las dos legislaturas anteriores, con una marcada anti-inmigración, y con unas más que probadas actitudes misóginas.
Por eso, con estos mimbres, las cuestiones dentro del ámbito de la inversión es cuál puede ser la respuesta de los mercados si la elección del pueblo estadounidense es una u otra. En este sentido, tal y como sostiene Benjamin Melman, director de Asignación de Activos de deuda soberana de Edmon de Rotchild AM, en el caso de una victoria de Clinton, “la mayoría de los inversores espera ver un Congreso dividido, en el que los demócratas controlarán el Senado y los republicanos la Cámara de representantes”.
En consecuencia, podría no tener “vía libre completa, sobre todo en las cuestiones relativas con el gasto fiscal, sanitario y presupuestario”. Si esto sucediera, el principal acontecimiento político de la temporada “tendría un impacto muy limitado dado que no supondría ningún cambio fundamental en la política en comparación con la administración Obama”.
Aunque, lo más importante es que probablemente “los mercados aplaudirían este escenario, dado que sería positivo para los compromisos”. A corto plazo, “provocaría un aumento de la rentabilidad de los bonos del tesoro y una apreciación del dólar”. Y a medio, un aumento en el gasto gubernamental “podría apuntalar el crecimiento americano y la inflación”, concreta el experto.
Como resultado, según Christophe Foliot, Director de Renta Variable Internacional en Edmond de Rothschild AM, “el sector financiero podría dejar a un lado cualquier incremento en las cargas regulatorias. La presión también podría desaparecer de las compañías del sector sanitario que podrían comportarse bien habida cuenta de que el sector disfruta de positivas perspectivas de beneficios”.
Aunque si no se produjese una victoria aplastante por parte de los demócratas, algunas propuestas destacadas de Clinton en materia sanitaria, como por ejemplo limitar el incremento de los precios de los medicamentos o hacer que sea obligatoria la transparencia en los costes de desarrollo, “se verían diluidas”.
Desde el punto de vista sectorial, existe cierto riesgo de titulares negativos en el sector de la salud. Sin embargo, la mayoría de las propuestas de Clinton necesitarían la aprobación del Congreso. La debilidad de los precios de las acciones, por ejemplo, de un gobierno de Clinton que penaliza a las compañías farmacéuticas puede resultar de corta duración en este escenario.
¿Cómo se trasladaría esto a las bolsas en porcentajes? Según un estudio de economía de los profesores Eric Zitzwitz y Justin Wolfers, que midieron el efecto en bolsa después del primer debate electoral entre los dos candidatos, extrapolando sus resultados a los mercados financieros, una victoria en las urnas de Clinton llevaría al S&P 500 a subir en torno al 3% sobre los niveles en los que se encuentra en la actualidad.
Fuente: Renta 4
En la opinión de Stefan Kreuzkamp, CIO de Deutsche Bank, si se produce su escenario base (una victoria de Hillary Clinton) los mercados podrían tener “un comportamiento favorable”. En cuando a las divisas, espera un cierto rebote en aquellas monedas consideradas como las de más en riesgo sobre un hipotético triunfo de Trump, como “el peso mexicano”.
Además para el mercado de la renta fija, la principal implicación sería la “eliminación de una posible fuente de incertidumbre sobre la política monetaria”. Bajo la presidencia de Clinton, Janet Yellen tiene buenas posibilidades de ser reelegida Presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), cuyo mandato “termina en febrero de 2018”.
… ¿Y si gana Donald Trump?
Por su parte, la elección de Trump facilitaría la puesta en marcha de sus propuestas si “el Congreso permaneciese bajo control republicano”, concreta Melman. Este escenario podría “disparar la volatilidad en el mercado dado que el programa económico de Trump está impregnado de proteccionismo”. Y además tener al candidato republicano de inquilino de la Casa Blanca “podría hacer que los rendimientos de bonos soberanos cayeran de forma significativa a corto plazo”.
Foliot expone que unas elecciones ganadas por Trump beneficiarían a sectores con una exposición “más fuerte al mercado doméstico americano, tales como defensa o infraestructuras, se verían casi sin duda beneficiados”. Además generaría una “apreciación de los títulos energéticos dado que es proclive a flexibilizar las regulaciones en contra del calentamiento global”.
En el corto plazo, una victoria por parte del Trump, tal y como asegura Kreuzkamp, podría pillar a los mercados por sorpresa, “crear incertidumbre y probablemente dejar a los mercados de todo el mundo bajo presión”. De esta manera los diferenciales de crédito “podrían ampliarse”.
Además los Treasuries americanos podrían mostrar una caída “en las rentabilidades”, dando muestras de un panorama “económico más turbio”. También, las divisas podrían experimentar oscilaciones bruscas, “con el peso mexicano probablemente recibiendo duros golpes”. Aunque en especial “el euro y el dólar podrían debilitarse bruscamente”, añade.
¿De qué manera llegaría a las bolsas en porcentajes? Según el mismo estudio, una victoria del deslenguado candidato republicano llevaría el principal índice del mercado norteamericano a sufrir correcciones que oscilarían entre el 7% y el 10%. Nada desdeñable teniendo en cuenta las caídas que ya acumula en las últimas jornadas.
Fuente: Renta 4
Por último, existen diferencias notables entre las agendas de política monetaria de cada uno de los candidatos. Trump no respalda a Janet Yellen, presidenta de la Fed, como en múltiples de sus declaraciones ha manifestado, por lo que si gana podría abogar por un reemplazo en 2018.