Históricamente hablando, el primer día de la reunión de Jackson Hole suele ser el pistoletazo de salida de un buen rendimiento bursátil a corto plazo. El movimiento medio del DOW JONES para el mes siguiente al primer día de la reunión es de una subida de un 0,3%, según los datos de Dow Jones Market que se remontan a 1978. El S&P 500 promedia una ganancia del 0,5%, mientras que el más volátil Nasdaq Composite sube de media un 0,9%.
No obstante, como se dice en los ámbitos deportivos, las estadísticas están para romperlas. Además hay factores que llaman a reducir el optimismo incluso sin tener en cuenta las circunstancias especiales de este año.
Así por ejemplo, el mes de septiembre suele ser el peor del año para Wall Street. El movimiento medio del S&P 500 en septiembre es de un 1% de caída, con datos recopilados desde 1928. No obstante, es cierto que el efecto ha sido menos pronunciado en los últimos años. De hecho, el mercado promedió una subida del 0,7% en septiembre durante la década de 2010. Eso sí, en los últimos dos años (2020 y 2021) promedió un descenso del 4,3% ese mes.
Además, el mercado bursátil estadounidense ya había registrado considerables ganancias este verano. Los tres principales índices han subido dos dígitos en términos porcentuales desde sus mínimos de cierre de mediados de junio para el año. El principal motor ha sido la esperanza de los inversores de que el descenso de la tasa de inflación permitiese a la Fed a ralentizar el ritmo de subidas de los tipos de interés.
Sin embargo, Powell no se ha dejado ablandar. En un discurso más breve de lo habitual, el banquero central advirtió el pasado viernes de que la Fed “utilizará nuestras herramientas con fuerza” para atacar la inflación, que sigue estando cerca de su nivel más alto en más de 40 años. “Seguiremos haciéndolo hasta que estemos seguros de que el trabajo está hecho”.
“Si bien las lecturas de inflación más bajas de julio son bienvenidas, la mejora de un solo mes está muy lejos de lo que el Comité necesitará ver antes de que estemos seguros de que la inflación está bajando”, advirtió. Tras una serie de cuatro subidas consecutivas de los tipos de interés que suman 2,25 puntos porcentuales, Powell cree que “no es momento para detenerse o hacer una pausa”.
“Aunque el aumento de los tipos de interés, la ralentización del crecimiento y la suavización de las condiciones del mercado laboral harán bajar la inflación, también supondrán cierto dolor para los hogares y las empresas”, ha reconocido en su discurso. “Estos son los desafortunados costes de la reducción de la inflación. Pero un fracaso en el restablecimiento de la estabilidad de precios significaría un dolor mucho mayor”.
“El restablecimiento de la estabilidad de los precios requerirá probablemente el mantenimiento de una política restrictiva durante algún tiempo. Los antecedentes históricos desaconsejan una flexibilización prematura de la política”, zanjó.
Estas palabras parecen confirmar las expectativas de que la Fed no bajará el ritmo de subidas de tipos a 50 puntos básicos, sino que en su reunión de septiembre volverá a realizar un alza de 75 puntos. La decisión final de la institución se conocerá el 21 de septiembre.