El verano siempre nos trae momentos de descanso, sol, playa y, por supuesto, deleites culinarios. Si bien es comprensible que nos dejemos llevar por la tentación de los chiringuitos, los helados y las bebidas refrescantes, es importante recordar que cuidar nuestra salud no debe estar reñido con disfrutar de los placeres veraniegos.
“Siempre hay que mantener una dieta saludable, sea cual sea la época del año, y en verano es perfectamente posible hacerlo”, recuerda la Dra. Jimena Abilés, nutricionista del Hospital Quirónsalud Marbella.
De todo, pero bien
Y es que, en lugar de renunciar a ningún tipo de comida, lo que sugieren los nutricionistas es que optemos por comidas más ligeras, pero sabrosas y satisfactorias. Los pescados a la plancha y las ensaladas frescas son excelentes opciones que nos permiten disfrutar de platos deliciosos sin excesos. Además, la opción de seleccionar helados de agua y jugos de fruta en lugar de opciones más calóricas nos ayuda a mantenernos hidratados y a cuidar nuestra línea.
Con todo, nunca hay que olvidar la importancia de la hidratación. Aunque solemos asociarla principalmente con el verano, lo cierto es que mantenernos hidratados es esencial durante todo el año. Nuestro cuerpo pierde agua constantemente a través de distintas actividades, como respirar, orinar, sudar durante el ejercicio y otras funciones vitales. Por eso, es fundamental reponer estas pérdidas para mantenernos saludables.
Los adultos debemos consumir entre 2 y 2.5 litros de agua al día. Aunque las bebidas como el té, el café y los zumos pueden aportar una parte importante de nuestra ingesta líquida, el agua pura sigue siendo la mejor opción para mantenernos hidratados. Además, debemos recordar que los alimentos también contribuyen a nuestra hidratación, especialmente aquellos ricos en agua, como frutas y verduras de temporada.
Y es que aprovechar los alimentos de temporada es una excelente manera de mantener una dieta equilibrada durante el verano. El melón, la sandía, los arándanos, el tomate y el pepino son ejemplos de alimentos frescos y deliciosos que nos mantienen hidratados y nos brindan vitaminas antioxidantes esenciales para nuestra salud.
Algunas limitaciones
Con todo, como recuerda la Dra. Abilés, “es importante ser conscientes de los alimentos que deberíamos limitar durante el verano”. Los productos procesados, los snacks industriales y los alimentos con alto contenido de azúcares refinados, como la bollería, los postres y los helados, deben consumirse con moderación. Si bien es tentador sucumbir a estos placeres culinarios, es esencial recordar que su consumo debe ser ocasional y dentro de un marco de alimentación equilibrada.
Conviene no olvidar, por último, los trastornos intestinales típicos del verano. Las altas temperaturas aumentan el riesgo de intoxicaciones alimentarias, que pueden manifestarse en síntomas como la diarrea. En estos casos, seguir una dieta astringente y mantener una buena hidratación puede aliviar las consecuencias negativas. Si los síntomas persisten o empeoran, es importante buscar atención médica.
Además, los gases intestinales y la flatulencia son síntomas comunes durante el verano, a menudo causados por cambios en los horarios de comida y la ingesta de alimentos flatulentos. Para abordar estos problemas es recomendable reestructurar nuestro patrón nutricional y evitar aquellos alimentos que favorecen la acumulación de gases.
En conclusión, mantener una dieta saludable durante el verano no tiene por qué ser una tarea difícil. Siguiendo estos consejos y recordando la importancia del equilibrio, podemos disfrutar de los placeres culinarios de esta temporada sin descuidar nuestra salud. El verano es el momento perfecto para deleitarnos con alimentos frescos y nutritivos, mantenernos hidratados y cuidar de nuestro bienestar en general.