A modo de ejemplo, tomando un balance sencillo de la empresa ficticia Centro del Conocimiento SA (millones de euros):
ACTIVO
- Tesorería 5
- Deudores 10
- Inventario 45
- Activos fijos 100
- Total Activo: 160
PASIVO
- Proveedores 40
- Deuda a corto 10
- Deuda a largo 30
- Capital y reservas 80
- Total Pasivo: 160
Y su cuenta de resultados siguiente de la misma empresa:
- Ventas 300
- Coste de ventas 136
- Gastos generales 120
- Intereses 4
- Beneficio antes de impuestos 40
- Impuestos 14
- Beneficio neto 26
La diferencia entre el activo total (160) y el pasivo exigible (40+10+30) es de 80 millones. Ese sería el valor contable o valor en libro de las acciones.
Lógicamente el valor en libros raramente coincide con el valor que refleja el precio de las acciones, debido a su propia definición: proporciona el valor desde una perspectiva estática que no tiene en cuenta la posible evolución futura de la empresa, el valor temporal del dinero ni otros factores como pueden ser la situación del sector, problemas de recursos humanos, de organización, de tipo legal, etc. que no se ven reflejados en los estados contables.
La contabilidad relata una versión de la historia de la empresa (de hecho los criterios contables son a menudo flexibles, interpretables o incluso subjetivos), mientras que el valor de las acciones depende de las expectativas futuras.
Una forma de salvar, aunque sólo lo consigue parcialmente, el problema que supone la aplicación de criterios exclusivamente contables en la valoración es mediante el valor contable o e libros "ajustado" o valor del activo neto real, que se obtiene ajustando los valores de activo y pasivo a precios de mercado.
Continuando con el balance de Centro del Conocimiento SA, imaginemos que analizamos algunas de las partidas individualmente y nos encontramos con lo siguiente:
- Dentro de la cifra de 10 millones en deudores descubrimos que hay 2 millones de deuda incobrable, por lo que ajustamos la cifra a 8 millones.
- Actualizamos el inventario y descontamos todo aquello que está obsoleto o deteriorado y actualizamos lo que queda a valor de mercado, que resulta ser superior a lo que figuraba en el balance, resultando digamos una cifra de 52 millones.
- Encargamos una tasación actualizada de todos los activos fijos (edificios, terrenos, maquinaria...) a un experto independiente y el resultado es que su valor de mercado actual es de 150 millones de euros en lugar de los 100 que aparecían en el balance.
Esto nos daría un activo total de 215 millones, un pasivo exigible de 80 millones y por lo tanto un valor contable ajustado de 135 millones, que supera en 55 millones a la primera valoración que habíamos hecho.
El ejercicio que hemos realizado se parece en esencia al que se ha llevado a cabo con la banca española, examinando que hay en cada partida de sus balances del mismo modo que hemos hecho: cuánto valen realmente sus activos fijos, cuantos créditos incobrables hay en el balance, etc.