EUROPA TIENE LA OPORTUNIDAD DE IMPULSAR SU CRECIMIENTO, ESTIMULAR LA INVERSIÓN Y CREAR 20 MILLONES DE EMPLEOS NUEVOS
España tiene fortalezas específicas sobre las que desarrollar su crecimiento: sus infraestructuras y su desarrollo urbano.
Europa estaría en condiciones de revertir los datos negativos de crecimiento registrados desde el inicio de la crisis, recuperar un ritmo de crecimiento sostenido del 2 al 3% durante los próximos diez años, impulsar la inversión de 250.000 a 550.000 millones de euros al año y crear más de 20 millones de empleos nuevos.
Estas son algunas de las conclusiones del nuevo informe del McKinsey Global Institute (MGI) titulado “A window of opportunity for Europe”. El informe identifica once palancas de crecimiento de la competitividad que en diez años podrían aportar a Europa un incremento de su producción superior al tamaño actual de la economía del Reino Unido.
Un nuevo contexto
Tal y como destaca este informe, la reciente caída de los precios del petróleo, un tipo de cambio favorable, el programa de expansión cuantitativa (Quantitative-easing, QE) puesto en marcha por el Banco Central Europeo (BCE) y la mejora del clima empresarial, han creado las condiciones adecuadas para que Europa tenga una pequeña ventana de oportunidad para actuar.
"Europa goza de fortalezas fundamentales. Muchos de los países que la integran siguen siendo líderes mundiales en aspectos sociales y económicos clave, pero en la actualidad Europa se encuentra en una encrucijada. Si actuamos ya, es posible lograr un crecimiento paneuropeo equivalente al tamaño de la economía del Reino Unido, además de un incremento mucho mayor de la tasa de empleo", afirma Sven Smit, Director del McKinsey Global Institute, quien advierte que "si no se dan los pasos oportunos, Europa sufrirá una nueva ralentización del crecimiento y deberá superar el freno que suponen la deuda y el envejecimiento de la población”.
¿Qué hacer?
Para abrir esta ventana de oportunidad, Europa necesita aprovechar sus potencialidades, reformar sus economías, estimular la inversión y crear empleo a escala europea.
El informe apunta que la mejora de la competitividad en Europa será casi imposible mientras la demanda europea global siga siendo débil y la situación fiscal demasiado ajustada. Jan Mischke, Senior Fellow del MGI, afirma: "La única forma de lograr un crecimiento sostenido es mediante reformas estructurales de gran calado y la adopción de medidas para estimular la demanda y reavivar la inversión y la creación de empleo, y ambas cosas deben ir de la mano”.
Junto con las reformas estructurales, el MGI ha identificado medidas viables y eficaces que tienen un alto impacto para impulsar la demanda agregada en el actual contexto institucional europeo. Estas medidas contemplan, entre otras, contabilizar las inversiones públicas cuando se amortizan, en lugar de durante la formación de capital; realizar un concienzudo ajuste de los impuestos y las estructuras salariales; y liberar poder adquisitivo de la denominada “economía de plata” (en la Eurozona, los mayores de 55 años representan tan sólo el 45% de los hogares, pero reúnen casi el 60% de la riqueza de los hogares).
El informe concluye que hay motivos para el optimismo y Europa puede aprovecharlos. Si observamos las variables analizadas, nos encontramos que siempre hay algún país europeo que lidera mundialmente cada una de ellas.Importante destacar el hecho de que el 75% de las decisiones relacionadas con la puesta en marcha de los motores de crecimiento dependen exclusivamente de los gobiernos nacionales, lo que es una garantía de su factibilidad.
Uno de los ejes del estudio está basado en la encuesta y “análisis conjoint” que el MGI realizó a 16.000 ciudadanos europeos de ocho países (entre ellos España) para averiguar cuáles son sus aspiraciones y prioridades. Los ciudadanos encuestados muestran que tienen grandes aspiraciones y que estarían dispuestos a realizar algunas concesiones para cumplirlas. Más del 90% de los encuestados estaría dispuesto, por ejemplo, a trabajar más horas a la semana -o de una forma más productiva-, o aceptar una reasignación del gasto detrayéndolo de las prestaciones sociales.
El panorama español
España tendrá que trabajar con otras economías europeas para estimular la creación de empleo y la inversión, puesto que depender exclusivamente de las exportaciones parece arriesgado visto el débil crecimiento en la Eurozona, en contraste con las grandes oportunidades de inversión que tienen otras economías europeas en áreas como la I+D o la educación.
Aunque el PIB per cápita en España se redujo un 8% entre el primer trimestre de 2008 y finales de 2014, nuestro país muestra un comportamiento positivo en algunas dimensiones de los 11 motores de crecimiento identificados en el informe. Destacan la calidad de las infraestructuras españolas -que se sitúa en el tercio superior de los países europeos y está muy por encima de lo que cabría esperar dada su renta per cápita- y el desarrollo urbano.
Nuestras fortalezas
Como hemos mencionado previamente, las infraestructuras españolas representan una fortaleza porque son una palanca de crecimiento. Nuestro país es el tercero en Europa en cuanto a la calidad de las mismas.
En lo que respecta al desarrollo urbano, estamos situados en el tercio superior de los países europeos en la tasa de población urbana (65%) y somos uno de los cinco países evaluados con mayor densidad urbana (1.095 habitantes por km2 en zonas urbanas).
Adicionalmente, es destacable el nivel de salud de los españoles, que está en el primer puesto europeo (esto significa capital humano más reforzado en términos de productividad), y nuestra posición respecto al el mercado único, donde España registra un número relativamente bajo de infracciones del derecho mercantil en relación con el tamaño de su economía.
¿Dónde debe centrar sus esfuerzos la economía española?
Entre las áreas a las que se debe prestar especial atención, destacan la educación y la innovación. La competitividad española a se encuentra en el tercio inferior de Europa en lo que se refiere a su sistema educativo y el gasto privado en I+D se encuentra por debajo de la media europea.
Respecto al sistema educativo, según el índice del Foro Económico Mundial, España ocupa el número 23 de Europa. En el informe PISA, su calificación está por debajo de la media de la OCDE y España también cuenta con el mayor número de NiNis (jóvenes que ni estudian ni trabajan) de Europa, un 24% del conjunto de personas de entre 18 y 24 años de edad.
En cuanto a la Innovación, el nivel de gasto del sector privado en I+D se sitúa en el 0,7% del PIB aproximadamente, bajo si lo comparamos con algo más del 2% registrado en países como Suecia y Suiza. En lo que se refiere a la puesta en marcha de una empresa, (sobre la base de la cantidad de procedimientos, tiempo necesario y coste), España se sitúa en el puesto 22 de Europa.
Medidas de convergencia
El informe reconoce que España ha tomado medidas para reequilibrar su economía que le han llevado a converger dentro de Europa. Los costes laborales unitarios, que habían subido casi un 35% en comparación con los de Alemania de 2000 a 2008, pasaron a situarse solo un 10% por encima de Alemania en 2013. Durante el período de 2004 a 2013 España ha registrado una reducción de los costes laborales unitarios reales de casi un 5%, lo que indica deflación salarial.
La balanza de pagos española también ha repuntado desde la crisis, pasando de un -9% a un +1,5%, gracias al aumento de las exportaciones y la reducción de las importaciones.
En la encuesta, los ciudadanos de España, al igual que los de otros países europeos, muestran aspiraciones muy elevadas. Sus aspiraciones sobre mejoras de ingresos, sanidad, educación, medio ambiente y seguridad ascienden a, aproximadamente, 200 mil millones de euros, lo que equivale al 19% del PIB, aunque esto exija realizar algunas concesiones, como trabajar un promedio de 2,7 horas más a la semana. Al contrario que otras economías europeas, los encuestados españoles no aceptarían recortes de las prestaciones sociales, aunque sí estarían dispuestos a trabajar bastante más que las 1,8 horas de media europea a la semana a cambio de conseguir sus aspiraciones. El 73% de los encuestados dijeron estar "descontentos" o "muy descontentos" con su país.
Alejandro Beltrán, Managing Partner de McKinsey para España y Portugal señala: "La mayoría de las reformas competitivas necesarias pueden producirse en España. Para impulsar nuestra competitividad no necesitamos reinventar la rueda ni importar ideas de otros lugares. Solo tenemos que llevar a cabo prácticas óptimas que ya existen entre nuestros vecinos".