La infección por el virus respiratorio sincitial (VRS) es relevante y conlleva una carga de enfermedad alta en la edad adulta, con cifras relevantes de ingreso hospitalario, tanto en la Unidad de Cuidados Respiratorios Intermedios (UCRI) como en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), sobre todo en pacientes con patologías respiratorias crónicas -como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la más frecuentemente asociada a la citada infección- y con tratamiento inmunosupresor, y deriva en un porcentaje de reingresos a los 90 días y mortalidad elevados.
En este contexto, “la vacunación contra el VRS constituye un pilar fundamental de la estrategia preventiva de esta infección”, tal y como concluye el proyecto de investigación “Caracterización clínica y microbiológica de la infección por virus respiratorio sincitial (VRS)”, reconocido con el premio al segundo mejor póster en el XXIX congreso de la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (Neumomadrid), y dirigido por el Dr. Felipe Villar, jefe asociado del Servicio de Neumología de la Fundación Jiménez Díaz e investigador de su Instituto de Investigación Sanitaria (IIS-FJD).
Por ello, asevera el especialista, “es imperativo que las autoridades sanitarias, los profesionales de la salud y las personas mayores de 60 años con enfermedades respiratorias crónicas den prioridad a su salud y consideren la vacunación contra el VRS como parte de su estilo de vida saludable y de su calendario ideal de vacunación”.
“Otras pautas, como la instauración de medidas de posicionamiento, educación y promoción de la prevención pueden ayudar a mitigar el impacto del VRS en la salud de los adultos”, añade el Dr. Villar, señalando que también hay estudios en curso sobre nuevas vacunas y terapias antivirales que podrían ofrecer intervenciones eficaces.
Y es que el VRS es un patógeno respiratorio frecuente -pese a que uno de sus principales problemas hasta la fecha es su infradiagnóstico en población adulta- que afecta de forma significativa a poblaciones vulnerables, como lactantes, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas y estado inmunodeprimido. Muestra de ello es que cada año se producen más de 158.000 hospitalizaciones asociadas a este virus VRS entre los adultos de la Unión Europea, el 92 por ciento de las cuales ocurren en personas de 65 años o más. Además, su tasa de mortalidad es comparable a la de la gripe.
Así, las infecciones por VRS en adultos representan un importante problema de salud pública y tienen un impacto sustancial en la morbilidad, la mortalidad y la utilización de los servicios sanitarios, con riesgo elevado de padecer enfermedades graves relacionadas con el virus en adultos mayores, personas con enfermedades crónicas, inmunodeprimidas y personas expuestas a riesgos laborales.
Frente a este escenario, “la vacunación reduce eficazmente el riesgo de enfermedad, disminuye su gravedad y protege a las poblaciones vulnerables”, insiste el jefe asociado del Servicio de Neumología en el hospital madrileño, recordando la disponibilidad en España de dos vacunas contra el VRS “con una alta eficacia y seguridad para combatir la infección por este virus en mayores de 60 años”, pendiente aún de que las autoridades sanitarias las incluyan en los calendarios de vacunación del adulto.
Resultados del estudio
Una realidad que motivó a la realización del estudio de caracterización clínica, microbiológica y de carga de enfermedad de los pacientes mayores de 18 años de la Fundación Jiménez Díaz diagnosticados de infección por VRS desde 2016 a junio 2023, y cuyos resultados avalan las conclusiones comentadas por el Dr. Villar.
Concretamente, de los 2.788 pacientes con infección respiratoria a los que se les hizo PCR o antígeno, 402 pacientes dieron positivo en VRS, con una edad media de 72,8 años, y siendo mujeres un 60,9 por ciento.
En relación con los factores de riesgo cardiovascular, el 16,9 por ciento era fumador activo y el 28,9 por ciento ex fumador, dos de cada tres tenían hipertensión arterial, el 21,9 por ciento diabetes, el 23,8 por ciento obesidad y el 41 por ciento dislipemia. Asimismo, entre las comorbilidades respiratorias detectadas, uno de cada cinco tenía EPOC, un 11,4 por ciento asma, un 6 por ciento cáncer de pulmón, un 3,8 por ciento enfermedad pulmonar intersticial difusa (EPID) y un 3,3 por ciento bronquiectasias. “Adicionalmente, destacó la presencia de cardiopatía en cerca de cuatro de cada diez, enfermedad renal crónica en un 22,5 por ciento y cáncer en dos de cada diez; un 7,6 por ciento había tenido un trasplante y uno de cada cinco recibió tratamiento inmunosupresor en los seis meses previos a la infección”, continúa el especialista.
En cuanto al diagnóstico, tan solo un 3,5 por ciento se produjo en consultas externas, mientras que el 16,8 por ciento requirió valoración en Urgencias y casi cuatro de cada cinco fueron hospitalizados, con una estancia media de 7,84 días. En este sentido, la principal causa de hospitalización fue la bronquitis aguda (41 por ciento), seguida de la infección de la vía aérea superior, la agudización de EPOC y la neumonía.
Según los resultados del estudio, un 9,2 y un 3,2 por ciento de los pacientes ingresaron en la UCIR y la UCI, respectivamente, con estancias medias de 10,4 y 8,62 días, reingresando a los 90 días el 15,2 por ciento -aunque solo un 0,8 por ciento tuvo que hacerlo en la UCIR-, y falleciendo un 5,3 por ciento en la primera hospitalización y un 14,5 por ciento en el reingreso. En este proceso, se registró coinfección viral en un 11,1 por ciento de los casos, principalmente por rhinovirus (28,3 por ciento), bacteriana en un 5 por ciento (la mitad de las veces por neumococo, y viral y bacteriana en tan solo un 1 por ciento. La reinfección por VRS a los 90 días se limitó al 0,5 por ciento, concluyó el Dr. Villar.