La vía por la que está subiendo los impuestos son las tarifas arancelarias. Igual que nadie duda de que cuando se aplica un impuesto como el IVA a un producto, el que lo paga es el consumidor, nadie debería dudar de que al aplicar tarifas arancelarias a un producto, el que las paga es el comprador (la empresa o consumidor americano que lo importa). O como mínimo se reparte el gasto entre vendedor y comprador.
Si Trump continúa con su política de aranceles, el crecimiento mundial se resentirá
Se esperaba que la reducción de impuestos de Trump quedara compensada con un incremento en la recaudación por el mayor crecimiento de la economía. Algunos analistas, quizá más del lado demócrata, estiman que el déficit del gobierno americano aumentará entre $450bn y $900bn en los próximos 10 años, lo que supone un déficit anual de entre 45 y 90 bn.
Curiosamente, las primeras tarifas arancelarias del 10% impuestas a China, según la oficina de análisis económico de EEUU, supusieron pasar de los 30-40bn anuales que se recaudaban en 2018 a los 75bn (anualizados) que se contabilizaron en el primer trimestre de 2019. Con las posteriores subidas hasta el 25% a China y al 5% a México se estima una recaudación de 129bn (todo esto sin contar con el efecto adverso que tendrán las tarifas en los ingresos del gobierno por la disminución del crecimiento de la economía). En definitiva, parece que Trump, en lugar de intentar consolidar una bajada de impuestos a través de una reducción del gasto público, busca consolidar un cambio en el modelo fiscal, trasladando impuestos directos en la línea de ingresos/beneficios de personas/empresas a impuestos indirectos a la producción o consumo vía aranceles a producto intermedio o terminado que importen los americanos.
El efecto, lejos de fomentar la producción dentro de las fronteras de EEUU, incentivará llevarse la producción fuera a empresas que ahora mismo producen en EEUU para exportar a otros países. La devaluación de divisa extranjera vs USD compensará gran parte de las tarifas que quiere aplicar, reduciendo el incentivo para producir dentro. El efecto es una pérdida de competitividad exportadora para EEUU y menor crecimiento mundial por el desvío de recursos del sector privado al gobierno de EEUU. Si Trump continúa con su política de aranceles y la extiende a sus principales contrapartidas (México, Europa, etc.) el crecimiento mundial se resentirá.
El contrapeso ha sido la reserva federal anunciando que seguirá atenta a estimular la economía si ve que se resiente. Es un difícil equilibrio que ya comentamos cuando la situación era a la inversa (Trump bajando impuestos y la FED subiendo tipos). Ahora Trump sube impuestos y la FED se vuelve más acomodaticia. Es como apretar el freno y el acelerador a la vez, lo que puede dar lugar a desequilibrios y volatilidad. Algo a lo que debemos estar muy atentos para gestionarlo adecuadamente.