El primer gráfico que los políticos deben tener en cuenta es el crecimiento del PIB. Desde el 2015 cae el Producto Interior Bruto, ejercicio tras ejercicio, pero el descenso esperado para 2019 empieza a preocupar en los corrillos. España estaría rozando crecimientos del 2.2% y se estima que la economía no genera empleo por debajo del 2%.

 

 

Aviso a navegantes. Con detenimiento se observa que una caída del PIB en el último trimestre de 2007 fue el preámbulo del desplome posterior, precedido por consecutivas bajadas del el crecimiento trimestral.

 

 

Otro gráfico a tener en cuenta por aquellos optan a la gestión del Gobierno, es el número de desempleados (línea verde del gráfico inferior). Éste dato se ha ido reduciendo desde el año 2012. Una gran noticia que, aunque lejos de 2006, hace preveer un repunte en la población ocupada, como demuestra la parte final de la curva. La cifra es de gran relevancia para el mercado ya que un repunte del desempleo en febrero podría apuntar a un cambio de tendencia que incidiría directamente en el gasto público y el adelagazamiento de la hucha del Estado.

 

 

Por último, es especialmente ilustrativo el gráfico que dibuja la deuda pública. Supone más del 98% del PIB y muchos expertos estiman que con la mencionada previsión de tasas de crecimiento podría superar el 100%. Se trata de una barrera psicológica para muchos inversores institucionales que no pierden de vista el cuadro macro que dibuja Italia, con el 130% de su PIB endeudado y entrando en recesión. La situación hace resurgir en muchos inversores el miedo a una nueva crisis de deuda en la Eurozona.

 

 

En el lado positivo, es reseñable que la realidad de que España mantiene sus tasas de crecimiento es indiscutible. Sin embargo, el mercado ha dejado claro en anteriores ocasiones que no pierden de vista la relajación en las politicas reformistas, el nivel de gasto público y la creación de empleo, como fuertes catalizadores de la política económica que el país necesita para que los mercados financieros continúen funcionando sin sobresaltos. 

Según Ramón Bermejo, director del Servicio de Trading Profesional de Estrategias de Inversión, “si el gobierno saliente de las urnas el 28 de abril abrazara la ortodoxia fiscal de la Comisión Europea y permitiera una reducción del déficit público será una buena noticia que reduciría la prima de riesgo de España frente a Alemania".

Para muestra un botón. Los datos históricos arrojan la diferencia de financiar la deuda con datos macroeconómicos positivos o no. Como se aprecia en el cuadro inferior,  Italia paga casi el doble por colocar su deuda en los mercados. Una subida de los tipos de interés en la española, sería muy perjudicial para el gasto público.

 

 

En los corrillos financieros el asunto es claro. El descuidar estos datos y tirar con “pólvora de rey” las distintas promesas electorales que se van a dejar ver durante las próximas semanas, sería  entrar en un juego peligroso que impactaría directamente en la ciudadanía y tejido empresarial. Los pronósticos coinciden en señalar que en 2019 nos espera una caída generalizada en el crecimiento económico, principalmente noteble en el sector turístico. El motor económico del PIB español se prepara para un ejercicio mucho más pálido que el pasado.

Según la gestora de fondos suiza Unigestión, “la economía global se está desacelerando. Estados Unidos, China y la zona euro muestran signos simultáneos de desaceleración. Si la situación perdura, los titulares alarmistas podrían hacerse realidad a medida que los beneficios se debilitan y arrastren a las valoraciones”.

Así las cosas, estos gráficos son relevantes, gobierne quien gobierne.