En primer lugar, debe evitar la concentración de las inversiones. Dar un peso excesivo a una única empresa debilita a su cartera de inversión frente a los riesgos específicos de dicha empresa, como la posibilidad de que se hunda. Lo sucedido con la financiera alemana Wirecard AG, el Banco Espírito Santo de Portugal o la energética Enron de EE.UU. son algunos ejemplos bien conocidos de este error. Más allá de estos extremos, concentrarse en empresas que han acusado dificultades durante años, como las del sector de la exploración de petróleo y gas, podría lastrar sobremanera los resultados de una cartera de inversión. A juicio de Fisher Investments España, ninguna empresa debería representar más del 5% del valor de su cartera, si bien se trata de una orientación más que de una regla de obligado cumplimiento.
En el caso de las empresas de mayor capitalización bursátil —un indicador que se calcula multiplicando la cotización por el número de acciones en circulación— de un índice bursátil general, recomendamos comparar su representación en la cartera de inversión con la que tiene en dicho índice. Si el peso en su cartera personal de esa acción supera ampliamente la del índice, es posible que su exposición a esta sea excesiva. A la hora de incorporar esta perspectiva, conviene asegurarse de que el índice bursátil de referencia sea general o lo suficientemente amplio porque muchas bolsas europeas relativamente pequeñas están copadas por apenas una o dos empresas. De ser así, en Fisher Investments España optaríamos por un índice más completo.
Evitando la sobreconcentración de sus inversiones reconoce implícitamente que podría equivocarse con la evolución de un determinado título, algo muy notable cuando este pertenece a empresas o sectores con los que está familiarizado, por ejemplo, por haber trabajado en ellos. Este conocimiento de primera mano, un prejuicio en definitiva, genera puntos ciegos que podrían revelarse peligrosos. A menos que forme parte del equipo directivo, no parece probable que conozca todos los detalles de la empresa; además, la mayoría de los ejecutivos tampoco lo hace. Lo cierto es que otros factores externos difícilmente previsibles, como los cambios legislativos o el verse afectado por un contratiempo de un competidor o un proveedor, pueden hundir la acción en cualquier momento.
A la luz de nuestra experiencia, sabemos que son muchos los que comprenden el riesgo de concentrarse en una única cotizada y, por ello, intentan diversificar o repartir sus activos entre varios instrumentos para mitigarlo. Con todo, incluir un puñado de empresas en la cartera no basta si se pretende diversificarla porque, si todas se adscriben al mismo sector la sobreconcentración, con el riesgo que ello supone, seguiría presente. De acuerdo con el análisis histórico de Fisher Investments España, las empresas de un sector suelen exhibir un comportamiento similar en bolsa, ya que su rentabilidad depende de los mismos factores económicos y políticos.
La diversificación que defendemos supone invertir en multitud de categorías de acciones cuyas cotizaciones reaccionen de forma dispar a las diferentes coyunturas económicas y bursátiles. La causa que subyace a este razonamiento es que, por convencido que esté sobre la marcha del mercado, siempre podría estar equivocado. Al diversificar se reparten tanto los riesgos como las oportunidades entre diferentes categorías de acciones, de modo que si una sufre un batacazo imprevisto no arrastra a su cartera de inversión. Diversificar también significa exponerse a las sorpresas positivas que deparan aquellos sectores que no habría cubierto de invertir de forma concentrada.
Analicemos dos ejemplos habituales de categorías de inversión, sector y región. Respecto a la primera, el proveedor de índices MSCI ordena las empresas en once sectores diferentes como, entre otros, tecnología, finanzas o energía; una cartera diversificada adecuadamente debería participar en todos, dado que cada uno responde a diferentes parámetros. En cuanto a la distribución geográfica, dudamos de la eficacia de inclinarse exclusivamente por la bolsa de su país, posiblemente con un protagonismo excesivo de un sector o incluso una compañía. Buscar oportunidades más allá de sus fronteras le permite apostar por diferentes tipos de negocio, pero también protegerse de los riesgos específicos de su país o de la sobreconcentración en un determinado sector o empresa.
Además de la composición de la cartera, uno de los mayores retos a largo plazo es no dejarse llevar por las emociones del momento. Los sentimientos son cambiantes, una circunstancia potencialmente dañina para sus inversiones que puede llevarle a vender tras una caída del mercado o a comprar cuando las acciones ya han subido. Las emociones pueden complicarle la consecución de sus objetivos de inversión a largo plazo, pues, necesita las rentabilidades que normalmente brinda el mercado bursátil durante su horizonte de inversión, es decir, el periodo en que su cartera de inversión trabajará para usted. Si bien otras consideraciones como la tolerancia al riesgo también son importantes, en Fisher Investments España juzgamos esencial no perder de vista sus objetivos personales para mantener la disciplina. Antes de entregarse a las emociones, piense cómo repercutiría en sus objetivos que dicha decisión se revelara errónea.
Fisher Investments España es el nombre comercial utilizado por la sucursal en España de Fisher Investments Ireland Limited, (“Fisher Investments España”). Fisher Investments España está inscrita con domicilio social en calle Junta de Castilla y León, 8, 28660 Boadilla del Monte (Madrid), con NIF W0074497I, inscrita en el Registro Mercantil de Madrid, en el tomo 39501, folio 110, inscripción 1, hoja M-701327, y en el Registro de la Comisión Nacional del Mercado de Valores de Empresas de Servicios de Inversión del Espacio Económico Europeo con Sucursal en España, con el número 126.
El presente documento recoge la opinión general de Fisher Investments España y Fisher Investments Europe, y no debe ser considerado como un servicio de asesoramiento personalizado en materia de inversiones o fiscal, ni un reflejo de la rentabilidad de sus clientes. No existe garantía alguna de que Fisher Investments España o Fisher Investments Europe sigan sosteniendo estas opiniones, que pueden cambiar en cualquier momento a partir de nuevos datos, análisis o consideraciones. La información aquí contenida no pretende ser una recomendación o pronóstico de las condiciones del mercado. En su lugar, tiene por objeto esclarecer los aspectos tratados. Los mercados actuales y futuros pueden diferir ampliamente de los que se describen en este documento. Asimismo, no se garantiza la exactitud de ninguna de las hipótesis empleadas en los ejemplos contenidos en este documento. Invertir en los mercados financieros implica un riesgo de pérdida, y no hay garantías de que todo o parte del capital invertido sea reembolsado. La rentabilidad pasada no garantiza ni indica los resultados futuros de manera fiable. El valor de las inversiones y los ingresos procedentes de ellas están sometidos a la fluctuación de los mercados financieros mundiales y de los tipos de cambio internacionales.