Esta semana el sector de la defensa ha sufrido un revés después de que el lunes se publicara un informe de que Alemania podría detener la nueva ayuda militar a Ucrania. Esto provocó fuertes caídas en acciones como Rheinmetall, ya devastadas desde comienzos del año con caídas de más del 89% a pesar de que ha sido una de las grandes beneficiadas de las órdenes del gobierno alemán de suministrar a Ucrania armas, municiones y vehículos de combate.
El hecho de que Alemania, principal proveedor de ayuda de Europa a Ucrania, haya indicado que dejará de atender nuevas solicitudes de apoyo militar a Kiev, aunque los programas existentes continúan, hace que el apoyo militar se reduzca a casi la mitad en 2025 a ya menos de una décima parte de la cantidad actual en 2027.
En abril, Reino Unido dijo que aumentará su propio gasto en defensa al 2,5% del PIB mientras el total en defensa de los países de la OTAN supera los 347.000 millones de dólares en 2023 y se prevé que supere los 380.000 millones este año. Los tres países que más gastan son el Reino Unido, Alemania y Francia, que gastaron más de 60.000 millones de dólares en 2023. Tal y como ha dicho la propia OTAN, desde que en 2014 Rusia invadió Crimea, los países de la organización han añadido más de 600.000 millones de dólares a defensa.
Si bien la industria armamentística ha sido históricamente un tema delicado, la percepción pública y la comprensión de su relevancia han evolucionado significativamente, particularmente desde el estallido del conflicto en Ucrania.
"Desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, los países europeos se han dado cuenta de que necesitan reforzar sus fuerzas armadas y reactivar la industria de defensa para proteger las democracias del continente", aseguraba recientemente Martijn Rozemuller, director general de VanEck Europe. "Este cambio en el sentimiento se ha intensificado en 2024, ya que se espera que el gasto en defensa de los aliados europeos de la OTAN aumente para cumplir el objetivo acordado del 2%".
Y eso sin dejar de lado la innovación. En Estados Unidos, el Departamento de Defensa de EE.UU. depende cada vez más de una nueva generación de empresas emergentes de Silicon Valley para afilar su ventaja en armamentística. Los contratistas de defensa tradicionales, incluidos Boeing, Raytheon, Lockheed Martin y General Dynamics, conocidos como los primes, están siendo interrumpidos por compañías disruptoras como Anduril Industries, que ha recaudado 1.500 millones de inversores de capital riesgo y que construirá Arsenal-1, una fábrica de última generación para "hiperescalar" la producción de miles de aviones no tripulados de combate autónomos como parte del programa Replicator del Pentágono.
Sin ir más lejos, la OTAN ha lanzado un fondo de innovación de 1.000 millones de euros centrado en Europa para promover las nuevas empresas de defensa, así como el programa acelerador Diana. El Fondo Europeo de Inversiones, el brazo financiero privado de la UE, ha dado prioridad a las inversiones en defensa.
El uso de drones baratos y efectivos por parte de las fuerzas ucranianas y rusas y la vulnerabilidad del hardware tradicional han llamado la atención de los jefes de defensa de todo el mundo y, una de las mayores críticas que se hacen al Pentágono en estos momentos, es que la supremacía tecnológica de EE.UU. se ha visto comprometida por su incapacidad para aprovechar el potencial del software moderno, la computación en la nube, el espacio comercial y la inteligencia artificial con la suficiente rapidez.
Con todo esto ¿se encuentra el sector defensa en un buen momento para invertir?
Recientemente, la gestora de fondos VanEck informaba de que su ETF Defense UCITS ha duplicado su volumen de fondos, hasta los 1.000 millones de dólares en poco menos de cuatro meses, lo que muestra el interés que hay en el mercado por este tipo de compañías.
The Motley Fool habla de “la capacidad de estas empresas de navegar por el proceso de contratación del gobierno y tener miles de empleados con las autorizaciones de seguridad necesarias para realizar el trabajo de defensa. Además tienen ingresos predecibles impulsados en gran medida por la provisión anual del gobierno de una perspectiva de cinco años de compras planificadas y cuentan con pagos de dividendos saludables debido a que la investigación y el desarrollo de algunas empresas de defensa son financiados por el gobierno, liberando efectivo que puede ser devuelto a los accionistas”.
Lockheed Martin es la compañía de defensa más grande del mundo y el mayor contratista del gobierno de Estados Unidos. La compañía ha aprovechado su músculo de investigación para convertirse en líder en aviones de combate avanzados, misiles de alta tecnología y electrónica de vanguardia.
El valor sube más de un 22% desde comienzos del ejercicio. El valor cuenta con un precio objetivo algo inferior al precio al que cotiza actualmente, en los 545,11 dólares. Según los indicadores técnicos, el valor tiene una tendencia alcista muy fuerte donde la operativa que mejor s e adapta es la de comprar en soportes ante la posible ruptura de resistencias.
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General Dynamics es uno de los dos principales constructores navales militares y tiene una cartera de tanques y vehículos terrestres, lo que lo convierte en uno de los proveedores de referencia para el Ejército de los EE. UU. General Dynamics también tiene uno de los mayores negocios de TI y servicios centrados en la defensa, lo que le da cierta estabilidad de ingresos en momentos en que el Pentágono recorta las compras de equipos.
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El valor sube un 13,9% en el año y todavía cuenta con potencial para seguir subiendo en bolsa. Concretamente, el consenso de Reuters fija un potencial de subida del 9,2% hasta los 323,16 dólares en los que tiene su precio objetivo.
En Europa, entre los valores con mayor fortaleza técnica se encuentra Thales , una compañía francesa de electrónica dedicada al desarrollo de sistemas de información y servicios para los mercados aeroespacial, de defensa y seguridad. El valor se anota más de un 10% en el año y cuenta con potencial para seguir subiendo pues , según el consenso de Reuters, el precio objetivo está en los 172,5 euros que dibujan un potencial de más del 16% sobre los precios actuales.
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