De izquierda a derecha: Benito del Rincón (Sabadell Urquijo Gestión Banca Privada), Silvia Morcillo (Ei), Carlos Arenas (Renta 4), Juan Hernando (Morabanc), Leonardo López (ODDO BHF), Carlos Zunzunegui (A&G Banca Privada), Consuelo Blanco (Ei) y Victoria Torre (Self Bank)
Si se tuviera que analizar cuál es el punto de partida para el desarrollo de estas tendencias la definición es clara: “estamos en pañales”, sobre todo cuando se habla de algunos segmentos de la tecnología, como la Inteligencia Artificial. Se lleva mucho tiempo hablando de ella, está muy presente en nuestro día a día “pero todavía estamos en una fase muy inicial de la tecnología que afectará a muchos sectores de la industria, que es lo poderoso de esta megatendencia”, dice Leonardo López, Country Head Iberia y Latam de ODDO BHF. Una casa que cree que la Inteligencia Artifical es una “meta tecnología tan importante que cualquier sector de cualquier industria que no la implemente quedará fuera de juego”.
Una tendencia de la que no sólo se beneficiarán aquellas compañías puras de Inteligencia Artificial sino “aquellas otras empresas que, aunque se dediquen a otras cosas, sepan implementar los procesos tecnológicos a sus procesos”, asegura Juan Hernando, Head of Fund Selection de Morabanc. De hecho, si miramos lo que ha ocurrido en el pasado “el mayor avance de la productividad fue con la electricidad y los mayores beneficiados no fueron las compañías que generaban electricidad sino todas aquellas que la implantaron en sus procesos de fabricación o prestación de servicios”.
Desde el sector creen que la tecnología es objetivamente buena, es una señal de progreso, pero es cierto que puede tener consecuencias adversas como el efecto que pueda tener sobre el mercado laboral y el poder que asuman las grandes compañías tecnológicas, con la erosión de los derechos de privacidad o intimidad. De hecho, ya hay regiones que han comenzado a tomar medidas para limitar los efectos que pueda tener la tecnología mientras que otros, como China y EEUU, se han enzarzado en una guerra comercial en la que no persigue otro objetivo que la supremacía tecnológica mundial.
Una batalla “en la que me cuesta ver que EEUU se queda fuera pero, si nos fijamos en China, algunos de sus gigantes y el volumen de negocio que generan es tremendo”, admite el experto de Morabac. ¿Y Europa? Carlos Arenas, gestor de fondos de Renta 4 cree que en algunos países, como en EEUU, “se busca la innovación creativa mientras que en Europa buscamos la innovación fiscal. En la medida en que en Europa pongamos incentivos y fomentemos la creatividad empresarial y no la creatividad fiscal, ayudará mucho a que surjan más compañías tecnológicas”. Aunque empresas tecnológicas en la región hay. Carlos Zunzunegui, banquero privado de A&G cree que en Europa hay empresas tecnológicas, buenas pero a día de hoy están por debajo del resto. Sin duda, vamos por detrás de EEUU”.
Tendencias como la Inteligencia Artificial o la robótica que están muy al día pero que ahora muestran una pequeña parte de lo que puede desarrollarse. Una industria que se estima crecerá aunque cuantificarlo es muy difícil. Habrá crecimiento y será uno de los sectores que más se va a desarrollar (no sólo en IA sino en realidad aumentada, big data…). Incluso por encima del propio crecimiento de las economías. Ese es precisamente “uno de los mayores atractivos de estas tendencias”, asegura Victoria Torre, responsable de producto, análisis y selección de fondos de Self Bank que cree que “Es una tendencia imparable que no ha hecho más que empezar y que está teniendo efectos globales, cambiando por ejemplo los parámetros de inflación de todo el mundo”.
"Tener un mayor porcentaje de población envejecida hará necesario que se modifiquen y adapten las infraestructuras, el mundo crecerá y las ciudades tendrán que organizarse de una forma más eficiente"
De hecho la tecnología es, junto con el endeudamiento de la población y el envejecimiento de la misma, los tres grandes factores deflacionistas a los que se enfrentan las economías. Una tendencia, el de la población envejecida, que también transformará la forman en que concebimos hoy algunas industrias. Organizar las ciudades, ocio o consumo vivirán una transformación completa. “Tener un porcentaje mayoritario de población envejecida hará necesario que se modifiquen y adapten las infraestructuras, el mundo crecerá y las ciudades tendrán que organizarse de forma más eficiente y los patrones de consumo cambiarán”, dice la experta de Self Bank. Pero ¿qué es causa y qué efecto? “El envejecimiento de la población afecta a todo los temas, que van a estar interconectados entre sí. Si algo caracteriza este mudo es lo transversal y lo interconectado que va a estar todo a nivel de tendencias”, asegura Benito del Rincón, Director de carteras de Fondos de Sabadell Urquijo Gestión Banca Privada.
Un tema para el que también se prevé un gran potencial de crecimiento. Consuelo Blanco, responsable de fondos de inversión de Estrategias de inversión recuerda los estudios que hablan de que para finales de la década de 2020, la población superior a los 65 años superará a la población de menores de 5 años. “Unas cifras que muestran que estamos descuidando esa parte de la población y no estamos dando todos los servicios”. Una situación que se puede compensar, en parte, con el crecimiento de la clase media de los países emergente, región de la que vendrá el crecimiento. “Un foco claro de inversión porque la incorporación de clase media que proviene de emergentes es tan abismal que estamos creando un continente nuevo con más riqueza para invertir”, reconoce el experto de ODDO BHF.
"El sector financiero no se están haciendo muchos esfuerzos para crear nuevas estructuras financieras que permitan que, un hombre de 65 años que va a vivir 35 años más pueda financiar todo ese tiempo"
Una situación que impacta directamente en la industria de gestión de activos. Si hace unos años una persona con 65 años era un anciano venerable, hoy día con esa edad quedan otros 35 años para vivir y “en el sector financiero no se están haciendo muchos esfuerzos para crear nuevas estructuras financieras que permitan financiar todo ese tiempo. Seguimos mirando los planes de pensiones, indexados o no al IPC y no es ahí donde debería estar el debate,” agrega Victoria Torre. Aunque el sector cree que deberíamos creer en la capacidad de adaptación del ser humano, lo cierto es que también creen que la industria “no está avanzando al mismo ritmo al que están avanzando estas tecnologías, que están presentes en nuestro día a día”, avisa el López.
Con todo, la duda que surge es si, dentro de esa visión crítica que tiene el sector al intentar aprovecharse de la forma más rentable de esas estrategias, la demanda por parte del cliente acompaña. “Son temas que tienen mucho Story-telling y que entran mucho por los ojos, independientemente de que el asesor o el banquero privado sea el que tenga que atender a las cifras que hay detrás”, argumenta Hernando. Desde A&G Banca Privada creen que en España, sin embargo, todavía estamos lejos de que sea el inversor el que analice el fondo sobre todo porque “la media es gente de cierta edad, que ha tenido malas experiencias con la banca porque haberse metidos en productos que no eran adecuados sin que les hayan explicados los riesgos que han asumido. Creo que todavía hay gente que no está preparada para dar el salto a mover el dinero, ponerlo a trabajar y asumir con naturalidad que eso puede tener un riesgo”.
Uno de los argumentos de la inversión temática es ese precisamente. “Entender y explicar que es para todo el mundo y en el que el asesor puede ayudar a pensar en la largo plazo”, asegura López. Hernando cree que hay que diferenciar entre la megatendencia, que es algo de muy largo plazo, y del fondo, al que se le tiene que dar un plazo como le darías a la renta variable “pues en ocasiones la megatendencia va por un lado y la inversión puede ser algo diferente”.
El gran reto que surge, especialmente cuando se habla de inversión en fondos que invierten en estas temáticas, es cómo identificar ahora a los ganadores del futuro. Sobre todo cuando uno mira la foto de cómo estaban compuestos hace 15 años los índices estadounidenses, liderados por empresas industriales y, cómo lo están ahora, con las empresas tecnológicos en la parte alta de los índices.