El Banco Central de Suecia subió las tasas un punto porcentual, 100 puntos básicos, y advirtió de más alzas, para luchar contra la inflación. Mientras, el mercado espera el anuncio de la Fed de mañana, se habla de 75 puntos aunque no se descarta que el alza pueda ser de 100 y el bono a dos años en EEUU, como vemos en el gráfico, ha tocado el 4%, en niveles no vistos desde el año 2007.
Distinta postura está tomando China. El Banco Popular del país ha mantenido sin cambios sus tasas preferenciales de préstamos a uno y cinco años.
El presidente del Banco Mundial, David Malpass, aseguró a Bloomberg que la inacción de China, su decisión de no aplicar más estímulos a pesar de la desaceleración económica mundial, pone más presión sobre EEUU.
La divergencia de la política de Pekín con la mayoría de las otras grandes economías, que están subiendo los tipos de interés de forma agresiva para controlar la inflación, ha acumulado presión sobre la moneda y ha limitado el margen de maniobra para una mayor relajación monetaria.
El Banco Mundial espera que el PIB en 2023 se ralentice hasta un 0,5% y que se va a contraer un 0,4% en términos per cápita. Esto quiere decir que se cumplirá la definición técnica de recesión mundial.
¿Qué pasa en Europa? A la espera de lo que haga la Fed esta semana, y tras la subida de tipos récord por parte del BCE en 75 puntos, Suecia ha sorprendido con una subida de tipos histórica de 100 puntos básicos para evitar que se enquiste la inflación.
Los datos que apuntan a esa desaceleración en Europa se suceden. Los precios siguen presionando en Alemania; esta vez han sido los precios de producción alemanes, que registran una inesperada subida récord en agosto.
El dato aumentó un 45,8% respecto al mismo mes del año anterior, informó la Oficina Federal de Estadística. En comparación con julio de 2022, los precios subieron un 7,9%, añadió. El aumento fue considerablemente más fuerte de lo esperado.
Y hay más señales de debilidad. Los nuevos pedidos de exportación para Alemania (en azul en el gráfico), que son un motor de exportación clave de la economía mundial, han caído en picado.
El problema no está solo en Alemania, sino de la débil demanda mundial en Europa y China, que pesa sobre las exportaciones alemanas y hace mella en la economía de la locomotora europea.