La anterior calificación de S&P fue realizada en agosto, cuando la agencia decidió ofrecer un voto de confianza a España y la mantuvo sin cambios. "La rebaja refleja nuestra opinión de que los riesgos son cada vez mayores
La agencia advierte de que España "vive una recesión económica severa y profunda que puede llevar a un incremento del descontento social y a crecientes tensiones entre el Gobierno central y los Gobiernos regionales". Apunta además a las tensiones con las comunidades autónomas y explica que las finanzas regionales son uno de los elementos que han inclinado la balanaza para cambiar la nota a España. "Con elecciones regionales aproximándose y muchas comunidades autónomas atravesando importantes dificultades financieras, las tensiones entre el Gobierno central y las regiones están creciendo, lo que hace que los resultados de las políticas económicas y fiscales se diluyan . Estas crecientes dificultades internas limitarán, desde nuestra visión, las opciones políticas del Gobierno central", dice en su comunicado.
La recesión económica es, sin embargo, el tema principal por el que rebaja la calificación. "España está soportando una severa y cada vez más profunda recesión económica como reflejan nuestras estimaciones de PIB del -1.8% en 2012 y -1.4% para 2013" , apunta S&P. "Si bien las exportaciones se han expandido significativamente", dice la agencia, no piensan "que su contribución a los ingresos y al empleo compensen el impacto de una demanda deprimida en el mercado laboral español ni, por una menor recaudación de impuestos, en los resultados fiscales del Estado", advierte. También hace mención a las dificultades que tienen las empresas para acceder al crédito.
La recesión económica es, sin embargo, el tema principal por el que rebaja la calificación. "España está soportando una severa y cada vez más profunda recesión económica como reflejan nuestras estimaciones de PIB del -1.8% en 2012 y -1.4% para 2013" , apunta S&P. "Si bien las exportaciones se han expandido significativamente", dice la agencia, no piensan "que su contribución a los ingresos y al empleo compensen el impacto de una demanda deprimida en el mercado laboral español ni, por una menor recaudación de impuestos, en los resultados fiscales del Estado", advierte. También hace mención a las dificultades que tienen las empresas para acceder al crédito.