El índice Standard & Poor's 500, o más conocido como S&P 500, recoge 500 empresas estadounidenses seleccionadas por su tamaño, liquidez y representatividad por actividad económica, incluyendo 89 de consumo, 76 tecnológicas, 70 industriales, 68 financieras, 64 farmacéuticas y sanitarias, 35 operadoras de telecomunicaciones, 30 compañías de servicios públicos, 30 inmobiliarias, 29 compañías de materias básicos y materias primas y 23 petroleras y gasísticas. Aunque se llama S&P 500, el índice contiene 503 acciones porque incluye dos clases de acciones de 3 de sus empresas componentes.
El S&P 500 fue creado en el año 1923, cuando la empresa Standard & Poor´s introdujo un índice cubriendo 233 compañías. Sin embargo, el selectivo, tal y como se conoce hoy en día, fue creado en 1957 cuando se expandió incluyendo las 500 compañías más grandes del mundo.
La elección de las compañías que tributan dentro del mismo se realiza por capitalización y es lo suficientemente representativo, pero no contempla empresas pequeñas y medianas, y omite además el efecto dividendo. Para recoger a ese grupo, muy importante por otro lado, de empresas medianas y pequeñas se crearon otros índices más específicos como puede ser el Russell 3000. El S&P 500 se calcula mediante una media aritmética ponderada por capitalización y representa la mayor parte de la capitalización bursátil de los Estados Unidos.
Capitalización superior a los 8.200 millones
En definitiva, hablar del índice S&P 500 es hablar del índice de referencia en todo el mundo. Aunque existen muchos otros de gran importancia como el Nasdaq, el Eurostoxx o el Dax alemán, entre otros. El S&P 500 es el principal, el que marca el ritmo del mercado y uno de los índices en los que los inversores más invierten. No deja de ser un índice que reúne a las 500 principales empresas de los Estados Unidos, que es a su vez la principal economía del mundo.
Como ya se ha explicado, son compañías de gran capitalización, ya que deben de superar los 8.200 millones de dólares como mínimo. Pero, además de la capitalización, un 50% de las acciones de la empresa deben estar cotizando en el mercado para que puedan ser compradas por cualquier inversor.
Y por último, y también de mucha importancia, es que la compañía que entre en el índice debe acumular cuatro trimestres de resultados positivos, con beneficios. Así las cosas, los requisitos se resumen en superar los 8.200 millones de dólares de capitalización, que al menos el 50% de los títulos estén en el mercado y tener cuatro trimestres seguidos con resultados positivos. Para que esto se mantenga, el índice es revisado periódicamente para sacar y meter compañías que dejen de cumplir o empiecen a cumplir estos requisitos.
El selectivo estadounidense, al igual que el Ibex 35, no suman los dividendos de las compañías en la cotización del índice. Esto significa que no se tienen en cuenta los beneficios repartidos por las empresas, solamente se contabiliza el precio de las acciones de las compañías. Ahora bien, las acciones no ponderan igual en el índice, como es algo lógico. Aquellas con una mayor capitalización bursátil tienen una mayor influencia. Así, por ejemplo, Apple tiene mucho más peso que una compañía con una menor valoración bursátil.