S&P 500 está viviendo un 24,5% por debajo de sus mejores niveles anuales, registrados justo al comienzo del ejercicio, en el segundo día de cotización en este 2022 en el tocó los 4.818 puntos. Y, en este concreto momento de mercado, las expectativas no son nada favorables cuando acaba de empezar la temporada de resultados, los correspondientes al segundo trimestre del año.
Todo a una semana larga de que la FED vuelva a dictar sentencia con una inflación que no da tregua, a pesar de que otros indicadores, como las ventas minoristas sí lo hagan. Y vuelve a ponerse sobre la mesa la eterna disyuntiva: si la FED será tan hawkish como para subir 1 punto por porcentual los tipos de una tacada y mermar a la economía o subir el esperado 0,75%.
Mientras el S&P 500 gana casi un 1% en la última semana, con avances del 5,8% en el último mes. Mantiene las caídas trimestrales, que supera el 11,4% para el indicador, mientras que, en lo que va de año, cede en el mercado un 18,42%.
De momento esta semana escucharemos a algunos miembros de la Reserva Federal, hoy mismo a la vicepresidenta de la FED Lael Brainard, y, sobre todo, seguiremos conociendo resultados. Ya tenemos sobre la mesa los de Bank of America y Goldman Sachs, pero llegarán los de Netflix, Johnson & Johnson, Lockheed Martin, Tesla Alcoa, Blackstone, American y United Airlines y American Express entre otros.
Resultados en los que según los datos de Refinitiv se espera que las ganancias de las empresas del S&P se eleven un 5,6%. Y será decisivo ver cómo están capeando la inflación y los problemas de la economía en general, subida de tipos incluidos. Pero también es cierto que según FactSet, 7 de los 11 sectores que forman parte del S&P 500 presentan estimaciones de ganancias reducidas. Su tasa de crecimiento es del 4,2% para las ganancias trimestrales.
Desde UBS se ha reducido también su expectativa de ganancias de las empresas ante la temporada de resultados. Debido sobre todo a la desaceleración que se manifiesta en el crecimiento económico, y también por el incremento de los costes ante la cada vez más elevada inflación que cerró junio en el 9,1%.
También ha reducido sus expectativas para el presente ejercicio respecto del avance del S&P 500, al que colocaba, a finales de 2022 en torno a los 4850 puntos, por encima de sus máximos de principios de año. Ahora lo coloca un 14,5% por debajo, en los 4150 puntos. Desde Evercore ISI pasa exactamente lo mismo. Ha recortado sus pretensiones sobre el indicador hasta los 4.200 puntos desde los 4.300 anteriores. Y es que consideran que las ganancias y los márgenes se someten a presión a medida que van subiendo y tomando forma las posibilidades reales de los escenarios de recesión.
Hasta los que más apuestan por el S&P 500 reducen su expectativa sobre él. Es el caso de Oppenheimer, firma que veía una mejora sustancial en el S&P hasta los 5.330 puntos. Ahora lo colocan por debajo de los máximos del ejercicio registrados en enero, en los 4.800 puntos. Aunque eso indicaría que la expectativa alcista del S&P desde sus niveles actuales sería de un 24%.
También el gran bajista sobre el S&P, Morgan Stanley y su estratega jefe Mike Wilson pone sobre la mesa que ahora su objetivo de que el indicador se coloque en los niveles que refrenda es más que posible: 3.900 puntos, algo por encima de su cotización en el mercado. Desde Bank of America también se erigen los peores pronósticos para el principal indicador neoyorkino ya que coloca su nivel en los 3.600 puntos desde los 4.500 anteriores.