No obstante, "con la fruta del verano también deben tener cuidado los progenitores de niños alérgicos a las rosáceas (melocotón, manzana, pera, paraguayo, nectarina, albaricoque, fresa, frambuesa, arándanos, membrillo, cereza, ciruela, y la almendra)", alerta la Dra. Lourdes Romualdo, jefa del Servicio de Alergología del Hospital Quirónsalud Marbella.

Y es que, según recuerda esta especialista, esta alergia a las frutas es más frecuente a partir de la adolescencia, aunque puede darse desde edades bien tempranas, y las rosáceas representan en la actualidad los alimentos que producen más reacciones alérgicas en la población adulta.

CUÁNDO SOSPECHAR

“Si aparece una reacción alérgica, y si nunca esto le ha pasado con anterioridad, deberá acudir al servicio de Urgencias pediátricas más próximo, y no volver a consumirlas hasta que así se lo indique un alergólogo”, agrega la doctora Romualdo. En concreto, sostiene que los principales síntomas que nos pueden hacer sospechar de que una determinada fruta puede provocar alergia son:

  • Presentación de síntomas poco después de la ingesta, puede ser de manera inmediata tras la ingesta, o bien hasta hora y media después.
  • Síntomas locales: síndrome de alergia oral (prurito en labios, boca, lengua o faringe; edema labios); y la urticaria local por contacto, manifestación inicial, especialmente en los alérgicos al melocotón.
  • Síntomas cutáneos no locales: urticaria, prurito, o angioedema en párpados o labios, por ejemplo.
  • Síntomas sistémicos: anafilaxia con síntomas cutáneos asociados a respiratorios, digestivos, y/o cardiovasculares.

Para los casos ya diagnosticados, asimismo, siempre recuerda la doctora Romualdo Casanueva, que se aconseja a los padres tener la medicación del niño preparada y cerca, por si hubiese una reacción.

CUIDADO CON EL TOMATE, LA SANDÍA, Y EL MELÓN

Durante el verano también es muy típica la ingesta de tomates, de la sandía, y del melón. En este sentido, la especialista del Hospital Quirónsalud Marbella insiste en que, si el niño presenta picor en la lengua al tragar, o alrededor de la boca, debe parar de comer la fruta en cuestión y tomar la medicación prescrita por su alergólogo pediatra. 

En el caso concreto de la alergia al tomate, la doctora mantiene que es bastante frecuente en nuestra sociedad, padeciéndola hasta un 20% de la población, y recuerda que una persona puede tener alergia a las semillas, pero no así al resto del alimento.

¿QUÉ ES ESO DE LAS ROSÁCEAS? 

Por otro lado, la alergia más frecuente a este tipo de frutas del verano es al melocotón. Tal y como afirma esta alergóloga, pertenece a una familia de plantas que incluyen muchas de las frutas que toman habitualmente los niños, especialmente en verano, las ‘rosáceas’.

“Los pequeños con alergia a la manzana, a la pera, al melocotón, a la ciruela, a la cereza, o a la fresa son alérgicos a las rosáceas. La alergia a frutas de la familia ‘rosaceae’ es una de las alergias alimentarias más diagnosticadas en los últimos tiempos, siendo la más frecuente en la población adulta, aunque cada vez la diagnosticamos más en la población infantil, especialmente en niños mayores y en adolescentes”, remarca esta doctora.

Sobre el melocotón existía la creencia de que era la "pelusilla" la que producía la alergia porque era irritante, según cuenta esta especialista, al mismo tiempo que recuerda que también se relacionó con la piel, porque podía contener granos de polen adherido, pero actualmente se ha comprobado que son las proteínas que contiene la propia piel las causantes de la alergia a esta fruta. 

“Por eso, podemos encontrar niños que sean alérgicos al melocotón con o sin piel. Ante la duda, hay que evitar dárselo al menor y consultar con el pediatra especialista en alergia infantil. Además de con el melocotón, se deberá tener especial cuidado con el albaricoque y con otras frutas de pelo (paraguaya o kiwi)”, indica esta alergóloga de Quirónsalud Marbella.

Aquí advierte la alergóloga que es raro encontrar pacientes con alergia a otras rosáceas y que toleren melocotón, al mismo tiempo que resalta que es habitual las personas que tienen alergia a pólenes, como las gramíneas, tengan también alergia a las rosáceas, dado que hay unas proteínas que son comunes en ambos.

La doctora Romualdo remarca que en los últimos años el diagnóstico molecular ha permitido conocer no sólo la fuente alergénica, si no también las proteínas responsables de la misma. En concreto, en el grupo de las frutas de la familia de las rosáceas, se sabe que no es lo mismo ser alérgico a las profilinas que a las LTP (proteínas trasportadoras de lípidos), de ahí la importancia de consultar con el especialista ante una reacción alérgica a un alimento.