La gestora habla de algunos de los mitos con los que hoy se relaciona la deuda de los países emergentes. Cómo les afecta la subida de tipos, la calidad de su deuda, su exposición a riesgo divisa y materias primas y que toda la deuda emergente es igual son algunos de los temas que tratar de desmitificar.

Mito 1: La deuda de los emergentes siempre tiene rentabilidades negativas cuando la FED sube tipos

Si bien es cierto que en el pasado los ciclos de endurecimiento monetario de la FED han coincidido con un período negativo de la deuda de los mercados emergentes,  pero la relación no es tan estrictamente causal.

La deuda emergente sufrió pérdidas de doble dígito durante el ciclo de subidas de tipos de 1994-1995 y también durante el período de turbulencias que generó el aviso del fin de la relajación cuantitativa de la FED en 2013, el famoso taper tantrum.  Pero también es cierto que la deuda emergente  tuvo rentabilidades de doble dígito durante períodos de subidas de tipos como 1999-200 y 2004-2006. Históricamente “el buen comportamiento de los mercados emergentes durante las fases de endurecimiento monetario se han debido a los sólidos fundamentales”.

 

 

El taper tantrum de 2013 pilló a los mercados desprevenidos y desde entonces, la FED, se ha esforzado en marcar (y prevenir) cuáles serán sus próximos movimientos en relación a los tipos de interés asegurándose de que al mercado le dará tiempo a prepararse. En el plano económico, se prevén crecimientos sólidos de los emergentes con una tasa de crecimiento de 280 puntos básicos superior al de los países desarrollados, según el FMI.  Además, financieramente hablando las economías emergentes están más saneadas que a mediados de los 1990, cuando dependían de las exportaciones y empresas y estados recurrían a la deuda denominada en dólares y no podían endeudarse en sus monedas nacionales. Actualmente, la deuda de los emergentes se emite en moneda nacional (83% de los 16,5 billones de dólares que totalizan las emisiones de la región).

Mito 2: la deuda emergente tiene una calidad inferior a la de los países desarollados

El término deuda de los países emergentes hace referencia de forma genérica a la deuda que emiten diversos países incluyendo los denominados frontera, como Nigeria y Egipto,  los emergentes en desarrollo como Filipinas hasta los emergentes más maduros como México.

 

 

Este abanico tiene su reflejo en la amplia gama de calificaciones crediticias que reciben los bonos de los emergentes pero merece la pena señalar que dos tercios de la deuda corporativa del índice JP Morgan Corporate Emerging Markets Bond poseen calificaciones Investment grade.

Mito 3: Invertir en deuda emergente supone asumir mucho riesgo de tipo de cambio

En la década de 1970, por ejemplo, los países latinoamericanos como México, Brasil y Argentina emitieron bonos en grandes cantidades para financiar los proyectos de infraestructuras que necesitaban para sostener el rápido crecimiento de sus economías. Sin embargo, a finales de esa década, después de que Estados unidos y Europa subieran tipos para contener la inflación, estos pagos de deuda terminaron excediendo su capacidad de devolución. Desde entonces, las economías emergentes se han expandido y diversificado.

El desarrollo de un mayor mercado de deuda en moneda nacional hace que los estados y empresas ya no tengan que depender exclusivamente de la financiación en dólares. De hecho, el 83% de los 16.500 millones que totaliza el mercado de deuda emergente está denominado en monedas nacionales. Un porcentaje que es del 25% si se contabiliza la deuda externa expresa como porcentaje de la renta nacional bruta. Además, es importante señala, dicen desde Jupiter AM, que los países con elevados ingresos en dólares debido a su elevado volumen de exportaciones como Singapur, Taiwan, Corea y Filipinas, cuentan con una cobertura natural para sus pasivos en dólares estadounidenses.

De modo similar, algunas de las empresas que emiten en dólares estadounidenses, disponen de una cobertura natural ya que “sus ingresos están vinculados al  billete verde. En estos casos, la depreciación de la moneda nacional es algo positivo ya que sus ingresos crecer en relación a los costes”.

Mito 4: Invertir en emergentes supone exponerse mucho a materias primas

Si nos fijamos tanto en los mercados emergentes en su conjunto como en las tres principales regiones que forman los mercados emergentes por separado, se aprecia que las exportaciones de materias primas son muy bajas. Y así ocurre cuando se expresan como porcentaje  de las exportaciones totales y como porcentaje del PIB.  De hecho, las exportaciones de materias primas apenas suponen un 6% de las exportaciones de los mercados emergentes por valor o el 3% del PIB y de hecho, Asia es una importadora neta de Materias primas.

 

 

Ocurre algo similar en los bonos corporativos de los emergentes, donde los sectores de petróleo, gas y metales y minería suponen un 22% del índice.

Mito 5: La deuda emergente es un universo de inversión homogéneo

A menudo la deuda emergente se asocia a la idea de que es un único universo de inversión, como puede serlo el FT-100 pero la realidad tiene muchos matices. Jupiter AM cree que puede resultar útil abordar la deuda emergente dividiéndola en tres regiones: Asia, Europa Central y oriental, Oriente Medio y África y Latinoamérica. Bajo esta descripción hay infinidad de países en fases de desarrollo y diferentes puntos en su ciclo económico.