Muchos inversores, especialmente los gestores profesionales de fondos, creen que invertir es como jugar al baseball, porque su objetivo es “golpear” a los índices contra los que apuestan, explican desde Morningstar. De hecho, la gran mayoría de ellos sienten gran presión por conseguir dobles y triples para ganar dinero; es más, por miedo a quedarse fuera (tras el tercer strike) a veces “golpean” lanzamientos que preferirían dejar pasar. “En otras palabras, los inversores a menudo se olvidan de la disciplina de la valoración e invierten como si de un partido se tratara: tres llamadas a strike y estás fuera”, así que antes de que esto suceda hay que “apostar”, aunque desees esperar a que llegue el fat pitch o tiro perfecto.
En este sentido, Michael A. Gayed, de Pension Partners, señala que ahora, al cierre de un tercer trimestre “poderoso” para el S&P 500, el ánimo del mercado se ve perturbado por el shutdown de Estados Unidos “y el fiasco del techo de deuda”. El comportamiento de la renta variable durante la semana pasada sugiere que “aún se encontraba 'digiriendo' el no anuncio del tapering de la Reserva Federal (Fed) previo por lo que no prestó mucha atención a Washington. Es más, el análisis de 'cierres' gubernamentales anteriores sugiere que el comportamiento de las bolsas tiende a ser mixto dependiendo del tipo de activo y bajo la creencia de que el país nunca dejará de pagar”, explica este experto.
En su opinión, los “principales beneficiarios de este tipo de situaciones suelen ser los mercados emergentes, que de media han superado el comportamiento del S&P, tanto subiendo más como cayendo menos (…) parece que su fuerza les está posicionando como el 'tiro perfecto' hoy por hoy a pesar de todo. Desde que comenzara octubre, los indicadores en torno a estas bolsas apuntan a que el 'dinero inteligente' está optando por una de las apuestas más odiadas en la renta variable”, afirma tajante este analista, que dice no poder expresar con palabras el elevado potencial con el que cuentan estos selectivos. “Las valoraciones son baratas, los datos económicos están mejorando, los bancos centrales han actuado y la negatividad es extrema... el drama de Washington, además, está proporcionando la excusa ideal para que los inversores giren su atención hacia ellos”, destaca.
Muchos gestores argumentan que “no hay ninguna ventaja en invertir en emergentes, cuando las acciones estadounidenses y, sobre todo, las pequeñas y medianas empresas, atraviesan un momentum inmejorable. Sin embargo, los hechos son innegables. Desde julio, éstas bolsas se han comportado mejor que las pymes norteamericanas (…) mientras tanto, en el acumulado anual, sus índices se encuentran por debajo del S&P y aún tienen mucho recorrido al alza (…) y cuando estos corren lo hacen más rápido que Wall Street”. Por otra parte, continúa Gayed, debemos tener en cuenta “que la renta variable estadounidense ha descontado una reactivación económica que no existe”.
La semana que comienza hoy “va a ser muy importante. Si efectivamente está en marcha una 'gran rotación' de mercados desarrollados a emergentes, entonces el sentimiento positivo sobre la actividad global y la renta variable mantendrá vivo el repunte de la bolsa estadounidense en el corto, mientras los emergentes optan por un 'juego agresivo' para ponerse al día. Esto podría retrasar la 'gran corrección', que debería resincronizar a las acciones con la realidad de las presiones deflacionistas que se están construyendo por debajo de la superficie”. A pesar del comportamiento que ha registrado Wall Street este año, “la mayor parte de la rentabilidad cosechada no se debe a un golpeo constante de la pelota”, siguiendo con la metáfora del baseball, “si no a golpear la pelota con mucha fuerza cuando se produce el 'tiro perfecto'. La ilusión de estabilidad engaña a menudo a los inversores, y aunque la mayoría de ellos dice que quiere comprar barato y vender caro, pocos lo hacen en la práctica. Esto, con el tiempo, tiende a ser precisamente el motivo por el que el mercado sólo enriquece a unos pocos y tiende a frustrar a la mayoría”, concluye.
Aunque Gayed no lo reseña en su comentario, no podemos dejar de lado, de cara a estos cinco días, el hecho de que comience en Estados Unidos la temporada de presentación de resultados: Alcoa (mañana), como siempre será la primera (aunque ya no esté en el Dow Jones) y la seguirán los bancos: JP Morgan y Wells Frago (el viernes). Muchos analistas han estado “vendiendo” la idea de que el crecimiento se va a acelerar durante la segunda mitad del año. Ahora bien, el tan esperado despegue parece que se está retrasando, ya que en abril se estimaba que las ganancias de las empresas del S&P se incrementara un 5,1% entre julio y septiembre, y ahora sólo se prevé una mejora del 1,3%.
Con todo esto en “mente”, las bolsas europeas recogen beneficios a media sesión y caen de media un 1%. En concreto, el Ibex 35 cede un 0,78%, hasta los 9.346 puntos; mientras los futuros americanos se dejan un 0,90%.
Sara Carbonell