No cabe excluir el escenario de una subida demasiado pronunciada de los tipos de las obligaciones a largo plazo, por lo que habrá que estar muy atentos al ritmo de subida de los tipos principales en EEUU. Por otra parte, hoy es significativa la diferencia entre el tipo estadounidense a 10 años y su equivalente alemán. El Bund sigue estando infravalorado, el retorno de la inflación en Europa, combinado con el endurecimiento monetario al otro lado del Atlántico, podría llevar al tipo alemán a un alza de unos 100 puntos básicos de aquí al próximo año. Aunque la correlación ya no es tan sensible como hace algunos años, existe el riesgo de que el aumento de los tipos estadounidenses arrastre consigo al conjunto de los tipos de las obligaciones europeas.
En estas condiciones, la prioridad es minimizar la sensibilidad de la cartera al riesgo de tipos de interés. De esta forma, elegir el buen posicionamiento en la curva de tipos y el vencimiento de los títulos será un medio eficaz para proteger nuestras inversiones. Hay que evitar los tipos a corto plazo, dado que el rendimiento es insuficiente, y también la parte más larga de la curva donde nos exponemos a una elevada duración por una escasa prima de riesgo adicional. El mejor perfil es el de los títulos con vencimiento de 3 a 5 años, que ofrecen un ratio rendimiento/sensibilidad óptimo, minimizando el riesgo de alza de los tipos.
Por tanto, creemos que la selectividad de los títulos es de primordial importancia al construir la asignación a renta fija. Los inversores no pueden adquirir la totalidad del mercado, sin distinción. Globalmente, las obligaciones se han encarecido, por ello es esencial identificar oportunidades de inversión con rendimiento atractivo, en emisiones corporativas, en lugar de invertir cueste lo que cueste en bonos soberanos o en crédito con grado de inversión que ya no rentan demasiado, y que son sensibles a un posible subida de tipos.