Desde que los índices tocaron máximos históricos en agosto, los índices americanos no han dejado de gotear a la baja. No han sido descensos importantes pero el Dow Jones, por ejemplo, se ha dejado 300 puntos por el camino en este tiempo.


Si este octubre acabara en negativo, este índice acumularía tres meses consecutivos de descensos, la peor racha desde septiembre de 2011. El
S&P 500 ya vivió este mismo escenario a finales de febrero.

Según un informe de Ryan Detrick, analista de LPL Financial, que cita Market Watch, “octubre es “per se” un mes volátil para la renta variable. “casi todos los récord de volatilidad se han alcanzado en este mes”.  Se puede observar en la siguiente tabla que seis de los episodios de mayores caídas en el S&P desde 1928 se han producido en un mes como el actual.



Durante esta semana se han conocido varios informes de analistas que apuntan a la posibilidad de que la bolsa sufra un shock. El último fue HSBC el pasado miércoles cuando adelantó que el S&P 500 podría caer hasta 2.116-1.991 puntos si el Dow se situaba entre 17.992 y 17.063 puntos.


Por si fuera poco, estamos en plena temporada de presentación de resultados, y si se producen más decepciones de las esperadas, la bolsa podría reaccionar en consecuencia.

Desde un punto de vista técnico, son pocas las acciones del S&P 500 que cotizan por encima de sus medias móviles de 50 sesiones, lo que no es sino una lectura negativa y bajista. Los datos de Bespoke Investment muestran que solo el 25% de las cotizadas de este selectivo se mueven por encima de esa línea.  El único sector que tiene a más de la mitad de sus miembros por encima de esa zona es la energía. Por el contrario, telecomunicaciones, utilities y materiales están por debajo del 10%.



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