Cada vez es más evidente que hemos llegado a un punto de inflexión para las agendas políticas y económicas que diplomáticamente han tenido poco impacto y que han configurado uno de los peores desequilibrios desde la Segunda Guerra Mundial. Los mercados, como distribuidores de bienes, el dinero y la riqueza están bajo el ataque de los reguladores, la caza de brujas políticas y un malentendido fundamental de cómo la sociedad necesita ser moldeada con el fin de sostener y mejorar la productividad.
 

La cruda realidad que rodea las elecciones presidenciales de EE.UU. está en el panorama más amplio, ya que sea quien sea el próximo presidente, pasará a la historia como el "no presidente", que nos hizo necesitar, ver y exigir algo más.
 
¿Clinton o Trump? ninguno será mejor presidente que otro
Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank
 
Si Hillary Clinton resultara la ganadora, será la presidenta con menos simpatizantes en la historia de EE.UU.,
y dudo que sus políticas sean buenas para el país. Más políticas tipo Barack Obama no es lo que el mundo necesita. Obama puede haber creado más empleos, pero el salario medio de los estadounidenses ha caído durante su presidencia, es decir, ha gobernado una economía que creó más empleos, pero menos valiosos, y el crecimiento durante su mandato fue más bajo que nunca, con la mayor creación de deuda.


Si Clinton gana, la probabilidad de una recesión aumenta inmediatamente. Si Trump triunfa, llegaremos rápidamente a una agitación política masiva, ya que el final del monopolio Demócrata en la política cambia hacia una agenda social contra la globalización, apertura y comercio... Lo único bueno que podría salir de dicho cambio sería el propio cambio.
 
Cuando tienes una política de gastar dinero que no tienes, un sistema de banco central que cree que dinero menos caro es la solución de todos los problemas, terminas donde estamos hoy: menor inflación, crecimiento y productividad y la necesidad de que los votantes quieran ver un cambio.
 
El entorno de trading tendrá que lidiar con una volatilidad mucho más alta, una dirección más bidireccional, y potencialmente un mejor rendimiento esperado para todas las clases de activos. Personalmente creo que el sector con mejor rendimiento en los próximos diez años será la educación y el "coaching" de los empleados, ya que los supervivientes de este cambio generacional serán los que estén dispuestos a invertir en la gente.
 
El coste del capital se incrementará con el repunte de los tipos y debido a la nueva "manipulación" de los rendimientos fijos a 10 años iniciados por el Banco de Japón (“helicóptero del dinero” a través de la puerta trasera), el dólar se dirigirá a nuevos máximos. Los rendimientos en renta fija de 5 a 30 años pondrán a prueba el escudo de tendencia a largo plazo de varios años.
Las materias primas tendrán dos fuerzas opuestas: un dólar estadounidense más fuerte reducirá su atractivo, pero las expectativas de inflación aumentarán debido a que China ahora exporta la inflación y las presiones salariales de los ciclos tardíos. El aumento de los tipos por parte de la Fed y Clinton como presidenta aumentarán las probabilidades de recesión al 70% y la recesión no tendrá respuesta del banco central, lo que significará el "helicóptero del dinero" de Japón y el BCE con seguridad, pero probablemente también para la Fed. En otras palabras, en los próximos trimestres apostaremos de forma defensiva, ya que la fortaleza del dólar puede matar los retornos.
 
Europa no está preparada para el próximo presidente de EE.UU.
Christopher Dembik, economista de Saxo Bank
 
Para los europeos, una victoria de Trump contribuirá a un enfriamiento significativo en las relaciones transatlánticas y generará menos participación de Estados Unidos en asuntos exteriores, como durante el período de entreguerras. Para los europeos, y especialmente para los países de Europa central y oriental que dependen de Estados Unidos para su protección contra Rusia, significaría un cambio de alianza completo en el peor período de la historia, debido al aumento del riesgo geopolítico en las fronteras de Europa.

Donald Trump incrementaría los derechos de aduana para los productos importados de China, lo que desencadenaría una medida de represalia similar de Pekín contra los productos estadounidenses y tendría importantes implicaciones globales.
 
El período actual, que es un mercado por devaluaciones competitivas, lento crecimiento económico y baja inflación, es una reminiscencia de los años treinta. Los conceptos erróneos históricos y económicos obvios de Donald Trump causarían una nueva guerra comercial entre las grandes potencias, especialmente Estados Unidos y China. Europa sería sin duda uno de los principales perdedores porque es el único que se apega estrictamente a las reglas del libre comercio.
 
Trump no es un payaso, es un reflejo de la ansiedad de los estadounidenses con respecto al proceso de globalización, la inmigración y la complejidad del mundo. Exactamente los mismos temores existen en Europa. Una victoria para Trump sería una señal poderosa enviada a los partidos anti-sistema en Europa y la prueba de que son capaces de gobernar.
 
La retórica anti-musulmana de Trump es quizá el mayor obstáculo hacia la paz en Oriente Medio, y su triunfo podría dar a ISIS y Al-Qaeda el impulso que necesitan para revivir sus organizaciones y volver a enfocar la atención en EE.UU. como su enemigo N°1.
 
Estrategias ante una presidencia de Clinton o una victoria de Trump
Kay Van-Petersen, jefe de estrategia macro global
 
Gane quien gane estas elecciones, lo que sí sabemos con certeza es que gastaran mucho dinero (quizá Trump lo hará en mayor medida que Clinton). EE.UU. necesita una inversión y mantenimiento urgente de la mayoría de sus infraestructuras por todo el país.
Sinceramente, no dejaría que familiares o amigos cruzaran por algunos puentes de Estados Unidos.
 
Por este motivo, creemos que los sectores de construcción, materiales, industrias, etc., se beneficiarían con el aumento del gasto en infraestructura. Habrá una demanda enorme dado el desarrollo de infraestructura necesario, por lo que también podría tener implicaciones clave para el carbón, productores de mineral de hierro y acero del mundo.
 
Además, a largo plazo, la estrategia estructural más fácil de acordar es que una victoria de Trump o Clinton será bajista para los bonos del gobierno de Estados Unidos, elevando los rendimientos no sólo en EE.UU., sino a nivel mundial.
 
Fuera del gasto fiscal, una victoria de Clinton traería un montón de status quo al estilo Obama. Trump podría ser el nuevo Brexit. Los movimientos iniciales serían un riesgo masivo en las acciones estadounidenses (que se convertirían en acciones globales). Los bonos estadounidenses también serían golpeados. El VIX repuntaría un 50%, el par USDMXN rompería la zona de 20 (al tiempo de escribir, cotiza en 18,56), y el oro y el dólar estadounidense estarían muy bien pujados debido al desenfrenado tono de riesgo.
 
Así impacta cada candidato en el mercado de divisas
John Hardy, jefe de estrategia en divisas
 
Si la elección es una estrecha victoria de Clinton, el apetito de riesgo podría volverse rápidamente negativo ante el temor de que Trump no ceda y desencadene alguna forma de crisis política. Esto favorecería probablemente el euro, el franco suizo y el yen, mientras que las monedas más arriesgadas negociarían de forma más débil y el USD se situaría en medio de ambos grupos.
 
Un triunfo marginal o claro de Trump probablemente vería un patrón de reacción similar, aunque mucho más amplio, pero con el dólar canadiense (CAD) y especialmente el peso mexicano (MXN) debilitándose drásticamente ante los miedos a las amenazas proteccionistas.
 
Pero estos acontecimientos podrían estabilizarse rápidamente en medio de la incertidumbre a largo plazo sobre si cualquier nueva iniciativa de política de Trump podría pasar por el Congreso, cuando la oposición demócrata encuentre cierta unidad en oponerse a él y algunos republicanos podrían incluso saltar del barco o tratar de formar un nuevo partido.
 
Si Clinton gana, la próxima recesión estará en su reloj y el disgusto popular con el sistema se profundizará aún más. Una presidencia de Trump, por su parte, también tendría la recesión como gran problema, pero sería mucho más probable que aprobara nuevas iniciativas más fuertes, incluso con un Senado dividido, ya que algunos demócratas podrían romper filas en iniciativas políticas más populistas.

Ambos candidatos han prometido un estímulo fiscal, pero nos apoyamos en la idea de que una victoria de Trump supondrá mucho más potencial para un mayor estímulo fiscal que apoye más profundamente al dólar en 2017.
 
Una presidencia de Clinton, por su parte, significaría probablemente un mayor apoyo marginal para el crecimiento a partir del estímulo fiscal con una política fiscal menos estimulante, una falta de imaginación y sólo un nuevo dinamismo o una mayor respuesta fiscal si está en camino la recesión. Como se mencionó anteriormente, Clinton es más probable que enfrente vientos en contra para obtener nuevas iniciativas a través del Congreso.
 
El oro podría subir de nuevo hacia los 1.304 dólares/onza
Ole Hansen, jefe de estrategia en materias primas
 
Con el apetito de venta aparentemente reducido antes de las elecciones de la próxima semana y con un alza de tasas de EE.UU. en diciembre ya descontado, el riesgo a corto plazo parece sesgada a la alza. El oro está negociando actualmente sobre los 1.280 dólares y apuntando hacia los 1.292. Creemos que el metal amarillo podría subir de nuevo hacia los 1.304 dólares, el soporte anterior que ahora se ha convertido en resistencia.
 
La plata, que corrigió casi un 20% entre julio y octubre, ha encontrado apoyo por encima de su media móvil de 200 sesiones durante el último mes. La ruptura por encima de los 18 dólares por onza podría señalar una renovada fuerza hacia los 18,65, lo que representa un retroceso del 38,2% de la venta antes mencionada.