Atrys ha tenido un crecimiento notable en los últimos años. ¿Hacia dónde se dirigen ahora? ¿Qué objetivos tienen a largo plazo para los próximos 3-5 años, y qué estrategias emplearán para alcanzarlos?
La visión a largo plazo de Atrys es, lógicamente, seguir creciendo y crear una empresa líder a nivel global en las áreas de negocio en las que estamos, que son diagnóstico y, telediagnóstico, oncología y prevención. Queremos crecer, ser líderes y ser globales. Y, ¿cómo pensamos conseguirlo? Lo que estamos haciendo ahora es, primero, apostar por el crecimiento orgánico, con un incremento de dos dígitos cada año, controlando muy bien los costes y reduciendo la deuda. La bajada de los tipos de interés también nos está beneficiando mucho, después de una etapa complicada con tipos altos que afectaron nuestros gastos financieros. Ahora, con la caída de los tipos de interés, nos encontramos en un contexto más favorable, lo que nos permite optimizar nuestra estrategia financiera.
El entorno económico ha sido muy cambiante recientemente, con conflictos globales e inestabilidad financiera. Desde su perspectiva, ¿cómo afronta Atrys estos cambios del mercado y las condiciones competitivas del sector?
Hoy en día, el mercado es muy dinámico y, sobre todo, impredecible. La falta de previsibilidad es un gran reto para las empresas. Hemos atravesado momentos difíciles, como dos conflictos bélicos que afectaron enormemente a los tipos de interés. Antes estábamos pagando un 1% y después subió al 10%. Estos cambios no son fáciles de prever.
Las empresas deben tener una gran capacidad de adaptabilidad para reaccionar rápidamente a estas transformaciones porque puedes tener un plan estratégico a cinco años, pero de repente llega una pandemia o un conflicto que no habías considerado y debes adaptarte para seguir adelante. Esto implica tener mucha flexibilidad y capacidad para ajustar los planes a medida que el contexto cambia, ya que, si no nos adaptamos, podríamos sucumbir como muchas otras empresas que no lograron superar estas crisis.
Siempre hay obstáculos en el camino. ¿Cuáles considera que son los principales desafíos que enfrenta actualmente la compañía? Y, frente a esos desafíos, ¿cómo gestionan los riesgos y las oportunidades?
Los desafíos más grandes que enfrentamos son tres. Primero, el manejo de la deuda, un aspecto sensible pero muy importante, y en el que somos optimistas gracias a la bajada en los tipos de interés, lo que facilita la gestión financiera.
El segundo desafío es la capacidad de introducir innovación de forma constante en toda la empresa. Si no innovas, no creces, y esto es algo que tenemos muy claro. La innovación es fundamental para nosotros porque creemos que las empresas que no innovan están destinadas a desaparecer.
Y el tercero es la adopción de nuevas herramientas, como la inteligencia artificial y el Big Data. Estamos comprometidos en ser líderes en la incorporación de estas nuevas tecnologías y asegurar que el mercado nos vea como una empresa innovadora que se adelanta a las tendencias.
En el ámbito de la salud, la innovación es esencial para mantenerse a la vanguardia. ¿Cómo logra fomentar esa cultura de innovación dentro de Atrys? Y en su equipo de liderazgo, ¿qué cualidades busca para asegurar que todos estén alineados con la visión de la empresa?
La innovación es parte fundamental de nuestra cultura. Fomentamos que nuestros equipos investiguen y se actualicen constantemente. Es importante que todos, desde los investigadores hasta el equipo directivo, estén alineados y formen parte de la estrategia.
No creo en liderazgos individuales, sino en un liderazgo colectivo, donde la visión y la estrategia surgen del trabajo en equipo. Buscamos líderes con capacidad para trabajar en equipo, que se adapten a los cambios y que aporten desde su especialidad al objetivo común.
Creo firmemente que el conocimiento y el talento son colectivos y que la estrategia de la compañía debe emanar del conjunto de profesionales. Esto permite que todos se sientan parte de la visión de la empresa y que colaboren activamente en su implementación.
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La responsabilidad social empresarial es un tema cada vez más relevante. ¿Cómo la integra Atrys en su estrategia general? ¿Podría darnos algún ejemplo concreto de estas acciones?
Nuestra responsabilidad social tiene varios componentes. Por un lado, contribuimos a la reducción de la huella de carbono gracias a nuestros servicios de telemedicina, que evitan desplazamientos innecesarios de pacientes y médicos. Esto significa que, al poder conectar a los médicos con los pacientes de manera remota, se evita que los pacientes tengan que hacer largos viajes, lo que reduce significativamente la emisión de carbono.
Además, colaboramos con muchas fundaciones y apoyamos proyectos ‘pro bono’, porque creemos que todos tenemos una responsabilidad con la sociedad. Pero más allá de eso, nuestro trabajo tiene un fuerte enfoque en mejorar la equidad y la accesibilidad al sistema de salud, especialmente para personas que viven lejos de grandes ciudades.
Buscamos que nuestra labor tenga un impacto positivo, no solo en términos financieros, sino también sociales, mejorando la vida de las personas a través de la innovación en el ámbito de la salud.
A menudo, los altos cargos enfrentan la difícil tarea de equilibrar trabajo y vida personal. ¿Cómo maneja usted la exigencia de su rol de presidente y se asegura de mantener su bienestar personal?
Nunca he sabido disociar completamente mi trabajo de mi vida personal, porque siempre he intentado que mi trabajo sea creativo y que me apasione. Me gusta lo que hago, así que no siento la necesidad de desconectar completamente.
Intento tener otras actividades que me interesan, como el mundo del arte, que me obliga a leer y estudiar temas diferentes, lo cual también enriquece mi vida personal. Soy Patrono del Museo del Prado y del Museo Picasso de Barcelona, y esto me permite explorar otros intereses. Pero incluso en esas actividades, encuentro paralelismos y aprendizajes que aplico a mi trabajo en Atrys.
Disfruto de lo que hago, tanto dentro como fuera de la empresa, y creo que esa es la clave para poder equilibrar mi vida personal con las responsabilidades de mi puesto.
Durante su carrera, ¿hay algún libro, artículo o líder que haya marcado una influencia significativa en su desarrollo profesional? ¿Qué lecciones le han dejado?
Hay dos libros que me han interesado especialmente últimamente. Uno es Los números no mienten de Vaclav Smil, que analiza datos de situaciones globales y muestra que el mundo está mucho mejor de lo que solemos pensar. Utiliza datos exactos para desmentir algunas percepciones negativas y resalta cómo hemos avanzado en términos de esperanza de vida, educación y calidad de vida.
El otro es La geografía siempre está y la historia siempre vuelve de Josep Pique, que destaca la importancia de la geopolítica en las decisiones empresariales. Viene a decir que no puedes ver a una empresa aislada del mundo actual. Tienes que entender la historia, la política y los movimientos geopolíticos, porque todo esto afecta a la economía y, por ende, a las decisiones de inversión. Me parece fundamental para cualquier líder empresarial estar informado de lo que sucede en el mundo.
Muchos coinciden en que el éxito personal y profesional es resultado de buenos hábitos. Desde su experiencia, ¿qué hábitos considera esenciales para llegar a donde está hoy?
La curiosidad ha sido clave para mí. Siempre busco aprender, entender y leer sobre nuevos temas. Pregunto mucho, leo mucho, y trato de entender todo lo que sucede a mi alrededor. Además, la constancia y la tenacidad son fundamentales. Cuando comienzo un proyecto, me esfuerzo por seguir adelante, incluso si las cosas no son fáciles al inicio. Soy de los que creen que con el tiempo las cosas bien hechas dan resultados.
Dado su recorrido, ¿qué consejos le daría a quienes aspiran a ser futuros líderes empresariales? Y si pudiera dar un consejo a los jóvenes que inician sus carreras, ¿cuál sería?
Les diría que la adaptabilidad es clave. La vida es muy cambiante y es fundamental poder ajustarse a lo que viene, sin dejar de lado tus principios y valores. También creo que es importante ser audaz, salir de la zona de confort y tomar riesgos cuando sea necesario.
En la vida, a veces hay que lanzarse y aprender a nadar una vez que estás en el agua. El riesgo cero no existe, y es mejor aprender de los errores y adaptarse que quedarse inmóvil esperando el momento perfecto que nunca llega. Además, les diría que siempre hay que mantener la curiosidad y la disposición para aprender cosas nuevas.
Reflexionando sobre su trayectoria, ¿hay algún aspecto que cambiaría o que haría de manera diferente si pudiera volver atrás en el tiempo?
La verdad es que, si hubiera planificado mi vida a los 20 años, no habría acertado en casi nada. He aprendido que la rigidez no es compatible con una vida feliz. Es necesario saber adaptarse a los cambios que se presentan, tanto en el mundo como en tu vida personal. La pandemia, por ejemplo, fue algo que nadie pudo prever, y la capacidad de adaptarse a esas situaciones es esencial para poder seguir adelante.
Por último, mirando al futuro de Atrys, ¿qué rumbo le gustaría que tomase la empresa una vez que ya no esté al frente? ¿Qué legado le gustaría dejar?
Me gustaría que Atrys siga siendo una empresa global y líder en innovación en el campo de la salud, siempre con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas, tanto de quienes están sanos como de aquellos que son pacientes. Quiero que siga siendo una empresa que no pierda de vista su misión de hacer la salud más accesible, sostenible y equitativa.
Y, por supuesto, que continúe generando valor para todos sus stakeholders, desde los accionistas hasta los empleados y clientes.
Me gustaría que Atrys siguiera enfocándose en la sostenibilidad del sistema de salud, en hacer que los servicios sean más accesibles para todos, y en mantener un equilibrio entre el éxito financiero y el compromiso social. Creo que ese es el legado que cualquier líder quisiera dejar: una empresa que perdure, que se mantenga fiel a sus principios y que continúe siendo un referente en su sector.