Samsung decidió ayer cancelar la producción de Galaxy Note 7, su teléfono inteligente estrella, debido a lo problemas de su batería que ha provocado que muchas unidades se quemaran por un sobrecalentamiento. La compañía se dejó en la sesión de ayer más de 15.000 millones de euros con la caída de más del 8% en su cotización. Hoy sigue cayendo aunque de forma más tibia.
Los títulos de Samsung siguen su penalización en bolsa tras anunciar ayer que dejarán de fabricar su modelo estrella por los problemas con la batería. La compañía, que controla un 17% del PIB de Corea del Sur, se limitó a mandar un comunicado en el que informaba de su decisión pero no especificaba qué haría a partir de ahora.
Su gran apuesta para luchar con el iPhone 7 , Pixel de Google y el P10 de Huawei de momento ha finalizado y los costes que podría suponer son elevados. De hecho, en el segundo trimestre alcanzó una cuota del 22,3% en el mercado de smartphones, lejos del 12,9% que tenía Apple, y el impacto no sólo vendrá de las elevadas inversiones que supone fabricar un nuevo terminal y de la logística que supone retirar un producto defectuoso sino por el coste en la imagen de la compañía.
Con todo, las pérdidas que provocará el suceso al gigante asiático han subido. De unos 1.000 millones de euros estimados inicialmente a 15.000 millones, según
Credit Suisse. Una cifra que equivaldría al 10% de los ingresos de la compañía por
smartphones en 2015. No obstante, la firma cuenta con más de 69.000 millones en efectivo en caja.