El mundo hace frente a una crisis sanitaria global sin precedentes. Con casi 4,5 millones de casos y más de 297.000 muertes, la pandemia provocada por el coronavirus pone de manifiesto la importancia de la sanidad a nivel global. Aunque ahora cobra más protagonismo, el sector ya contaba con un gran atractivo para la inversión.

Y es que la salud, además de ser una de las megatendencias del mercado, es el nexo de unión entre varias temáticas, ya que recoge  cambios demográficos, sociales o tecnológicos. Cuenta también con un perfil defensivo, con lo que en momentos de volatilidad e incertidumbre económica como los actuales gana aun más interés.  

Así, esta megatendencia, que ya supone entre un 10% y un 15% del PIB mundial en las economías avanzadas, está relacionada con la temática demográfica. En primer lugar, por su relación con el incremento de la población. Según el estudio ‘Perspectivas de la Población Mundial 2019’ elaborado por la ONU, la población mundial se incrementará en 2.000 millones de personas en los próximos 30 años, pasando de los 7.700 millones actuales a los 9.700 en 2050.

Con más población en el mundo, más gente necesitará atención sanitaria. Además, para ese ejercicio, una de cada seis personas, el 16% del total, tendrá más de 65 años, lo que supone un incremento de siete décimas desde los niveles actuales. Así, también entra en juego el envejecimiento de la población.

A medida que nos hacemos mayores, aumenta la probabilidad de padecer algún tipo de patología, lo que se traduce en una mayor demanda de cuidados y medicamentos y, por tanto, en un mayor gasto en sanidad tanto por parte de los estados como de los individuos. En 2050 habrá más de 200 millones de personas mayores de 65 años en Europa, siendo este el grupo de edad que más medicamentos emplea. Ya este año, el 50% de la población mundial consumirá más de una dosis de medicamentos al día, frente al 33% que lo hacía en 2015.

Como ejemplo, el gasto en salud de una persona de más de 65 años en EEUU supera los 8.900 dólares, 3,4 veces más que para alguien entre los 18 y 44 años. Tazio Storni, gestor de Pictet-Biotech, apunta que “con estas tendencias a largo plazo, la demanda de productos y servicios médicos seguirá creciendo a una tasa anual compuesta de entre el 7% y el 8% independientemente del ciclo”.

Especialmente destacable será tanto el crecimiento de la población como su envejecimiento en América Latina y Asia durante los próximos años, donde se prevé que la proporción de personas mayores de 65 años se duplique para 2050. Y no es el único factor que pone de manifiesto el papel que la salud jugará en los países emergentes; o viceversa, la importancia que los países emergentes tendrán para el sector.

 “El auge de la clase media en estas zonas y su mayor capacidad adquisitiva “exige” una mayor dotación sanitaria y de calidad”, indica Elena Rico, gestora del fondo Renta 4 Megatendencias / Salud, Innovación y Biotecnología Médica FI, lo que lleva de nuevo a una mayor demanda de los servicios sanitarios. Otro factor desencadenante es la urbanización de los países emergentes, donde se observa una migración desde las zonas rurales hacia las ciudades, incrementando la necesidad de crear infraestructuras hospitalarias.

Por otro lado, el cambio de los patrones de conducta de los países emergentes relacionados con el incremento de la riqueza favorece la aparición de enfermedades crónicas asociadas a los países desarrollados, como la  obesidad o la diabetes, pero también las dolencias cardiovasculares, oncológicas y del sistema nervioso central.

Por el contrario, en los países más desarrollados la preocupación por un estilo de vida más sano, la alimentación y el deporte, es decir, por cuestiones sobre la prevención de la salud gana más adeptos. David Docherty, director de inversión de fondos temáticos de Schroders, considera que “la temática enfocada hacia el bienestar también se intensificará a medida que las personas tomen mayor conciencia sobre los beneficios de llevar una vida más sana”.

Y esto supone un mayor gasto. “La prevención es esencial en las políticas relacionadas con salud, lo que es previsible que adquiera mayor importancia tras la pandemia del coronavirus”, indica Gregoire Biollaz, gestor de Pictet Health.

Tecnología y salud

Al hablar de tecnología sanitaria se suele pensar en los avances más espectaculares, como la atención sanitaria en remoto o la robotización de la cirugía mínimamente invasiva. Pero la tecnología abarca todo el sector sanitario, desde los cada vez más minúsculos audífonos hasta el material necesario para realizar las nuevas terapias genéticas, pasando por la secuenciación del ADN.

“Compañías de estas áreas deben incrementar sus esfuerzos para cubrir la elevada demanda, y además, no quedarse obsoletos en el camino, centrando gran parte de sus inversiones en innovaciones”, explica Rico. Dirigidos a una amplia gama de enfermedades, en la actualidad hay 7.000 medicamentos que se encuentran en fase de desarrollo clínico en todo el mundo.

Según datos proporcionados por Pictet, dos tercios de los nuevos fármacos proceden de biotecnología, industria que puede proporcionar crecimiento de ventas y beneficios de entre el 15% y el 20% en los próximos cuatro años.

“La innovación es un factor crucial para la rentabilidad: las empresas sanitarias invierten hasta el 20% de sus ventas en investigación y desarrollo. Estas inversiones cubren un amplio espectro de aplicaciones novedosas, desde terapias hasta tecnología o equipos para crear nuevas oportunidades terapéuticas”, afirman desde Edmond de Rothschild Asset Management.

¿Por qué invertir en salud?

Además de beneficiarse de ser un sector defensivo que engloba otras megatendencias, el de la salud es uno de los que mejor comportamiento está teniendo, por razones obvias, en la crisis del coronavirus. Si el sector ya se caracterizaba por un alto gasto público y privado, el gasto sanitario de 2020 debería superar todas las expectativas. Alex Gold, gestor principal del FF Global Health Care Fund, quien advierte de que “un buen análisis fundamental es imprescindible para discriminar los ganadores a largo plazo e invertir en ellos”.

 Aunque todavía es muy difícil cuantificar los efectos de la pandemia en los beneficios empresariales, “el sector de la salud debería mostrar una relativa capacidad de recuperación, y al igual que en recesiones anteriores, mantener su papel defensivo”, subrayan desde Edmond de Rothschild Asset Management.

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