De nuevo el poder en manos de las entidades acreedoras que fuerzan a Sacyr a que se deshaga de la participación que tiene en Repsol para poder refinanciar la deuda. Establecen el 31 de enero como fecha límite.
El tiempo vuelve a agotarse para Sacyr. Concretamente poco más de un mes es el tiempo que han dado los acreedores a la constructora para que decida si vende su participación en Repsol para conseguir la refinanciación de los 2.264 millones de euros de deuda. Y sin embargo,
si hace tres meses esta operación era vista con buenos ojos, hoy Sacyr se topa con el recorte que ha experimentado la petrolera en bolsa, a la que está ligada su deuda.
Según publica
Expansión, la compañía que preside
Manuel Manrique ya habría dado una alternativa a los más de 30 acreedores que forman parte del crédito sindicado: dividir el préstamo en dos tramos, ambos con vencimiento a tres años. El primero – tramo A- constaría de 1.664 millones y Sacyr tendría que pagar un Euribor 3 meses + 3.5% en tanto que el tramo B lo compondrían 600 millones y por el que las entidades estarían solicitando un interés creciente que parte de 550 puntos básicos el primer año, 650 puntos básicos el segundo y 750 puntos básicos el tercero. Una financiación parecida a la que ya hiciera FCC el pasado verano.
Aunque
Sacyr ha confirmado que existe tensión con la banca, no entiende por qué no vendió cuando la
cotización de Repsol estaba en 18 euros, lo cierto es que no cree que corra peligro la refinanciación. Eso sí, con los recientes cambios que ha experimentado Repsol – y con su cotización por encima de su valor en libros- Sacyr tendría que reducir a la mínima expresión la venta de títulos para garantizar su actual representación en el consejo de la petrolera. Las acciones de Repsol se dejan más de un 16% desde el mes de septiembre debido al descenso en los precios del crudo y la compra de Talisman anunciada la semana pasada.
Testa, una de las joyas de la constructora Los expertos consideran que la venta de la petrolera por parte de Sacyr se debería haber hecho antes aunque es cierto que los gastos financieros de su deuda han estado cubiertos por los dividendos y, aun teniendo en cuenta el efecto fiscal, la inversión en la petrolera aporta un beneficio neto del orden de 40 millones al año.
Pero además, la constructora tiene otro factor positivo: Testa.
Uno de los principales atractivos en este momento es Testa, un activo considerado de “gran calidad y difícil de replicar, lo que sugiere que se colocará próximamente a un valor cercano da su valor liquidativo”, según fuentes del mercado. La constructura incluso contempla vender un porcentaje de Testa en bolsa, conservando la mayoría del control.