Este 2022 está siendo un año muy turbulento en el mercado y las divisas no iban a ser menos. El índice dólar sigue marcando máximos, el euro ha caído a niveles que no se veían desde hace 20 años, la libra esterlina ha caído con fuerza y lo mismo le ha sucedido al yen japonés. Parece que todas están sucumbiendo al todopoderoso billete verde, que se ha convertido este año en el activo refugio por excelencia, dejando muy atrás incluso al oro.
Los bancos centrales se apresuran a intervenir para intentar salvar sus monedas. Pero, por ahora, no parece que tengan mucho éxito. "Los escenarios de intervención son pan para hoy, hambre para mañana", apunta Pablo García, director de Divacons Alphavalue. La intervención en el mercado de divisas y de bonos del Banco de Inglaterra ha tenido efectos pasajeros, ¿qué significa esto? "Que al principio el mercado no quiere ir contra el banco central, pero luego las tendencias vuelven a ser las mismas".
La rentabilidad del bono británico a diez años, el "gilt", se situaba sobre por encima del 4,3%, en torno a los máximos de 2008 y, tras comunicar el BoE sus planes, ha caído hasta el 4,27% mientras que la libra cedía terreno frente al dólar y ahora logra apreciarse un par de décimas.
El Banco de Inglaterra anunciaba este lunes que aumenta el tamaño de las cinco subastas restantes, hasta el viernes. “Hasta la fecha, el Banco ha realizado 8 subastas diarias, ofreciendo comprar hasta 40.000 millones de libras esterlinas, y ha realizado alrededor de 5.000 millones de libras esterlinas en compras de bonos. El Banco está preparado para desplegar esta capacidad no utilizada para aumentar el tamaño máximo de las cinco subastas restantes por encima del nivel actual de hasta £5 mil millones en cada subasta”, dijo el Banco en el anuncio del lunes. El límite de la subasta se confirmará cada mañana a las 9 a. m. y el de hoy se fijará en 10 000 millones de libras esterlinas.
Así se ha movido la libra esterlina en el último mes:
Según apunta Ramón Forcada, director de análisis de Bankinter, a través de su cuenta oficial de Twitter, "el T-Note ha llegado al 4% y el B10A UK (Gilt) casi ha regresado a donde estaba antes de que el BoE interviniera (4,45% vs 4,60%), lo que demuestra que consumir reservas para forzar una situación de mercado no sirve para nada en el siglo XXI".
El algo parecido a lo que le ha pasado al yen; el dólar alcanzó el miércoles nuevos máximos de 24 años frente al yen, superando los niveles que provocaron la intervención de las autoridades japonesas el mes pasado, mientras los operadores se preparaban para los datos de inflación de Estados Unidos y sus implicaciones para nuevas subidas de tipos de la Reserva Federal. "Pero parece que tenían que probar lo que no funciona para convencerse. Consumen reservas de los contribuyentes y no hay consecuencias cuando fracasan. Sale gratis", señala Forcada.
El pasado mes de septiembre, Japón intervino en el mercado de divisas para comprar yenes por primera vez desde 1998, en un intento de apuntalar la moneda, que se ha visto muy afectada después de que el Banco de Japón mantuviera las tasas de interés ultrabajos.
"Hemos tomado medidas decisivas (en el mercado de divisas)", dijo a los periodistas el viceministro de Finanzas para Asuntos Internacionales, Masato Kanda, respondiendo afirmativamente cuando se le preguntó si eso significaba una intervención.
La medida se produjo horas después de la decisión del Banco de Japón de mantener las tasas de interés en niveles extraordinariamente bajos para apoyar el crecimiento económico, en contra de la ola mundial de endurecimiento monetario de los bancos centrales que luchan por frenar la creciente inflación.
"No hay ningún cambio en nuestra postura de mantener una política monetaria laxa por el momento. No subiremos las tasas de interés durante algún tiempo", dijo el gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, en una reunión informativa tras la decisión.
Japón tiene una de las mayores reservas de dólares del mundo, pero la caída sin precedentes de sus reservas de divisas en septiembre mostró que comprar yenes utilizando las reservas de divisas ha sido un movimiento muy costoso. A finales de septiembre, las reservas de Japón se situaban en 1,238 billones de dólares, su cota más baja desde marzo de 2017.
Mientras, el euro sigue marcando mínimos, permaneciendo por debajo de la paridad frente al dólar. Y las actuaciones del BCE no funcionan. La última gran caída del euro, en 2014, ocurrió cuando el BCE de Draghi estaba implementado su programa de Quantitative Easing. La caída actual del euro, por el contrario, está ocurriendo pese a que el BCE está tratando de hacer lo contrario. Eso hace, según los expertos, que esta caída del euro sea mucho más potente y duradera.
A tener en cuenta también que la volatilidad del euro a un mes supera incluso los máximos de la pandemia.
La tónica parece que seguirá siendo la de un dólar fuerte frente al resto de divisas; el dólar alcanzaba este martes máximos de varios años frente al dólar australiano y el neozelandés, sensibles al riesgo, y el yen rondaba el nivel que provocó la intervención, mientras la preocupación por la subida de los tipos de interés y las tensiones geopolíticas inquietan a los inversores.
Los sólidos datos de empleo en Estados Unidos y la expectativa de que las cifras de inflación del jueves se mantengan elevadas han echado por tierra las apuestas sobre cualquier cosa que no sean tipos de interés elevados durante 2023 y están haciendo que el dólar vuelva a alcanzar máximos de varias décadas.
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