Alemania ha conseguido lo que todos sus coetáneos ansían: financiarse a coste cero y conseguir mantener la demanda a pesar de la rentabilidad nula de su deuda. La situación podía haber sido de hecho la contraria si se tiene en cuenta el fiasco del pasado 23 de noviembre cuando el país de las salchichas se dio de bruces con la realidad: su deuda no era atractiva para los inversores. Por aquel entonces saltaron todas las alarmas. En nuestro país, los sedientos de sangre periódicos tanton generalistas como económicos llevaron a las portadas las dificultades de Alemania para financiarse. Ya se sabe, quien ríe el último... Finalmente, por si cabía alguna duda, Berlín logró resarcirse en su siguiente cita con los mercados.
“Aunque parezca irónico, hay ocasiones en las que la rentabilidad del dinero se vence a sí misma y la rentabilidad se torna negativa”. Es la opinión de Juan José Alonso, analista de Dracon Partners que ha venido a incidir en el carácter de Alemania como valor refugio, sin más. Alemania logró colocar 3.900 millones de euros a una rentabilidad en negativo del 0,012% en bonos a seis meses, es decir, en el momento del vencimiento de la deuda Berlín verá engrosar sus arcas en 242.000 euros de manos de los compradores.
La primera explicación resulta casi una obviedad, Alemania ofrece seguridad, algo con lo que muy pocos -o más bien nadie- en Europa puede competir, pero, además, Juan José Alonso identifica otro motivo y es el cambio de regulación en el mercado germano. “Hay que tener en cuenta que esta histórica caída de la rentabilidad se explica en gran medida por la decisión del Bundesbank de modificar desde este lunes el proceso de pujas para la deuda a corto plazo. Y es que, desde el pasado 9 de enero se permitirá únicamente remitir ofertas en función del precio y no del interés en las que el precio ofrecido podrá ser inferior, igual o superior al valor nominal de 100. Así, mediante el envío de ofertas en precio con precios superiores a 100 se hace posible remitir pujas en precio que reflejen rendimientos negativos.”
Pero, ¿acudirían los inversores particulares a este tipo de inversiones con tal de garantizar su futuro? Probablemente no.
Gráfico SPREAD 1 AÑO / 10 AÑOS ALEMANIA (FUENTE: BLOOMBERG)
Y el cuento continúa. En las próximas subastas podría repetirse mismo escenario teniendo en cuenta que la rentabilidad exigida al bono a un año ya se encuentra ligeramente en negativo, pese a que el bono a diez años se mantiene en el 1,8% (el mismo bono español cotiza en el 5,5% aproximado, mientras que el bono con vencimiento a diez años de Italia se encuentra en el 7,15%). No es de extrañar que el dinero fluya hacia Berlín con las primas de riesgo disparadas consecuencia del repunte de la incertidumbre y casi el pánico por parte de los inversores. El spread de deuda español se encuentra por encima de los 360 puntos básicos, el italiano se niega a abandonar la cota de los 500 pb. “Creo que la gente está invirtiendo en bonos alemanes, ingleses y suizos con rentabilidades negativas porque tienen miedo a un cataclismo en la eurozona”, afirma Eduardo Martínez, director de ClickTrade.es, que concluye, “es exagerado”.
La demanda está respaldando estas rentabilidades negativas para el bund clásico “y no es de sorprenderse”, comenta Alonso en caso de que vuelva a producirse esta situación, “ya que las rentabilidades de estos activos ya cotizaban en negativo dentro del mercado secundario desde diciembre, por lo seguramente el inversor recurra de nuevo a esta búsqueda de inversión segura en el corto plazo.”
Turno de España
Primera vez que nuestro país sale al mercado en busca de financiación en este 2012, aunque lo cierto es que los ánimos no sòlo están calmados, sino que se muestran relativamente optimistas. Prueba de ello son los antecedentes: las últimas subastas de deuda se saldaron con una demanda bastante superior a la oferta y con la caída de las rentabilidades en la colocación de títulos.
El Tesoro Público tratará, por tanto, de mantener la tendencia a través de la colocación de un máximo de 5.000 millones de euros en la emisión de un nuevo bono, denominado “benchmark”, con un tipo de interés nominal dell 4% y un cupón corto del 2,13%; bonos con vencimiento en abril de 2016, mientras que el último restante vencerá en octubre de ese mismo año.
La banca nacional se enfrenta a su primera posibilidad para sacar a relucir cartera después de los casi 100.000 millones de euros que pidió al Banco Central Europeo en la macroinyección de liquidez que se protagonizó el pasado mes de diciembre, ampliando los plazos de vencimiento a tres años, algo histórico en la Unión Europea. Saldado el quantitative easing a la europea, toca esperar para ver el compromiso patrio de los banqueros.