El valor de las inversiones y los beneficios derivados de las mismas pueden bajar o subir y no están garantizados. Los inversores podrían no recuperar el importe invertido inicialmente.
El Banco Central Europeo (BCE) se ha entregado a la compleja tarea de dejar atrás un periodo sin precedentes caracterizado por los tipos de interés en negativo. Las incursiones por terreno bajo cero empezaron en junio de 2014, cuando el BCE llevó sus tasas de facilidad de depósito al -0,1%.1 Este movimiento se vio seguido de otros cuatro recortes que llevaron el valor al -0,5% en septiembre de 2019. 2 No hubo más cambios desde entonces.
En un primer momento, la decisión sin precedentes del BCE de desplegar una política de tipos de interés en negativo no provocó grandes alteraciones en los flujos de la industria de gestión de activos. Sin embargo, el escenario macroeconómico de 2016 impulsó el convencimiento de que el escenario de tipos en mínimos duraría más de lo previsto. De hecho, el BCE recortó los tipos hasta el -0,4%,3 lo que desencadenó cierto desplazamiento en el espectro de riesgo por parte de inversores al salir de deuda pública para aumentar las asignaciones a emisiones corporativas y obtener así rentabilidades más atractivas.
En este sentido, tres son los indicadores que reflejan bien esta rotación desde los rendimientos negativos en renta fija hacia posiciones de mayor rendimiento.
El primero de ellos es la infraponderación estructural de estas emisiones desde el punto de vista de la asignación de activos estratégica. Esta posición surgía principalmente de dos factores:
- Los rendimientos negativos que han tenido hasta hace relativamente poco muchos activos de renta fija, lo que los hacía menos atractivos según los estándares tradicionales.
- La percepción de que los activos de renta fija en euros desempeñaban cada vez un papel menor a la hora de diversificar la cartera, especialmente por sus bajos rendimientos. Esto llevó a los inversores a asignar el capital en otras emisiones del espectro de la renta fija, en donde se incluyen bonos chinos, crédito privado o bonos unconstrained.
El segundo factor es el aumento detectado de posiciones tácticas cada vez más cortas en renta fija. Estos movimientos están alineados con la creencia de que los rendimientos subirán en un futuro.
Finalmente, el tercer factor está relacionado con los flujos hacia productos cotizados, que también ofrecen una buena lectura sobre el comportamiento inversor. Estos flujos demuestran un creciente apetito en el último año por productos de renta fija de menor duración, algo que también coincide con la creencia de que los rendimientos se moverán al alza.
Así las cosas, una vez que se ha desvanecido el conflicto de los tipos de interés negativos, esperamos que la infraponderación estructural empiece también a desaparecer.
Los mercados de renta fija en euros ya han experimentado un importante reajuste de los precios como anticipación del fin de este escenario sin precedentes. El rendimiento ofrecido por los índices Euro Aggregate y Euro Corporate están en su nivel más elevado desde 2012. 4 Mientras tanto, los clientes que redujeron el espectro de crédito en busca de los rendimientos que ya no estaban disponibles en las emisiones de mayor calidad podrán ahora regresar hacia posiciones alineadas con sus objetivos sin tener que asumir tanto riesgo de crédito.
Este escenario nos lleva a encontrar un atractivo especial en oportunidades en el tramo corto de la curva, en donde los mercados ya están descontando un ritmo de subidas de tipos de interés bastante agresivo en 2022 y 2023. Asimismo, a los rendimientos más atractivos se les suma el papel protector que tiene el tramo corto de la renta fija en euro para proteger ante la desaceleración económica.
Las emisiones de menor duración también resultan interesantes cuando se comparan la ratio rendimiento/duración, una medida que da la rentabilidad ajustada al riesgo de tipo de interés necesario para obtener esa rentabilidad. Tanto en el índice Euro Aggregate como en el índice Euro Corporate, las exposiciones a duraciones cortas parecen más prometedoras que las de sus equivalentes a vencimiento.
Así que mientras el BCE se adentra en el terreno que devuelve los tipos de interés a positivo, esperamos que los inversores regresen a la renta fija en euros en busca de las oportunidades de mayor calidad y la diversificación que esta clase les ofreció en el pasado.