El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, habló frente al Congreso y finalmente dejó de lado un posible aterrizaje suave ante la normalización monetaria y reconoció que una recesión es "ciertamente una posibilidad".
Los temores a que finalmente se materialice ese escenario ya se están notando en los mercados. Una recesión o, al menos, una ralentización económica (que ya se da por segura) afectarán a la renta disponible y con ello a la demanda y al consumo final.
Y es que este 2022, con esas ansiadas alzas de tipos a ambos lados de Atlántico, prometía ser un gran año para los bancos. Ahora, hay voces que apuntan a que la ralentización económica puede hacer mella en el balance de las entidades, por un aumento de la morosidad.
Según apunta José Lizán, gestor de Magnum Sicav en Quadriga, "hay que ver si es una recesión profunda o no y cuánto dura, pero si los commodities sigue deteriorándose, será la propia solución", porque si siguen bajando, también restarán presión a la inflación, cuyo pico podríamos haberlo hecho en primavera.
En lo que respecta a los bancos, sí es cierto que pueden percibir un aumento de la morosidad a causa de la ralentización o recesión económica, pero "la entrada del repricing de hipotecas con Euríbor al alza es tan brutal y la entrada de margen de intereses va a ser tan brutal en los próximos tres trimestres, que esa normalización monetaria compensa el posible deterioro que vamos a ver en los libros de crédito", apunta el experto.
Era más peligroso para los bancos la fragmentación en renta fija del mercado de bonos, porque todas las entidades tienen muchas carteras de renta fija, y rápidamente el BCE ha salido al rescate, apunta el experto, por eso considera que los resultados de los próximos trimestres van a ser espectaculares y recuerda que es una banca que se ha preparado para ser eficiente a tipos cero, así que en una normalización monetaria "va a ganar mucho dinero", explica.
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Esta semana, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, detallaba que el instrumento antifragmentación anunciado la pasada semana por la institución para calmar las tensiones en los mercados de deuda soberana será una medida "eficaz" y "proporcionada".
Por su parte, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, ha expresado su confianza en que esta nueva herramienta, cuyo diseño se ha acelerado, más que impedir el objetivo de la política monetaria "sea al contrario" y deje las manos más libres a esta para cumplir el objetivo de inflación del 2% simétrico a medio plazo.