La mayoría de los expertos parecen coincidir en que en 2024 los precios del petróleo subirán después de que el año pasado los dos principales contratos, el Brent de referencia en Europa y el West Texas estadounidense, se dejaran alrededor de un 10%. Pero la medida de esta subida es difícil de cuantificar, teniendo en cuenta además las crecientes tensiones geopolíticas.

La guerra de Ucrania se acerca a cumplir sus dos primeros años en una situación que parece estancada en los últimos meses. Persiste también el conflicto entre Israel y Hamás y en las últimas semanas se ha añadido un nuevo foco de tensión en el Mar Rojo por los rebeldes hutíes de Yemen. De fondo, además, persisten las tensiones -solo comerciales- entre China y EEUU.

En este entorno, la mayoría de los pronósticos sobre el precio del petróleo para 2024 rondan los 90 dólares por barril. La Administración de Información Energética (EIA) de EEUU, por ejemplo, predice que los precios del crudo Brent, el punto de referencia mundial, promediarán 93 dólares por barril, frente a un promedio mundial esperado para 2023 de 84 dólares por barril. 

Bank of America prevé que los precios del Brent promedien 90 dólares por barril en 2024, y que el crudo West Texas Intermediate (WTI), el punto de referencia de Estados Unidos, marque de media 86 dólares. Goldman Sachs, por su parte, apunta a que los precios del Brent promedien 94 dólares el barril el próximo año.

Jianwen Sun, Quantitative Investment Strategist de Lombard Odier, cree que los precios oscilarán entre 80 y 90 dólares por barril durante la mayor parte de 2024, “con una posible debilidad en los próximos meses antes de que repunte la demanda”.

El crudo Brent ha arrancado el año en el entorno de los 78 dólares por barril. El año pasado llegó a caer hasta los 71,84 dólares a finales de junio antes de subir hasta 96,55 dólares a finales de septiembre cuando Arabia Saudí amplió los recortes de producción.

Y es que en un escenario político tan incierto es difícil hacer pronósticos. A juicio de Sun, “los precios podrían dispararse si se produjeran graves interrupciones del suministro”, si bien “estos escenarios son poco probables”. Entre los factores posibles se encuentran la escalada del conflicto en Oriente Medio, que afectaría al transporte marítimo a través del estrecho de Ormuz o el Mar Rojo, o el endurecimiento de las sanciones a la producción rusa, iraní o venezolana. 

A la inversa, ¿hasta dónde pueden caer los precios? “El nuevo umbral parece situarse en 60 dólares el barril”, considera Lombard Odier. En primer lugar, “es probable que los productores de petróleo reduzcan su oferta para sostener los precios, ya que los costes de producción han aumentado”. Además, “la reposición de las reservas estratégicas estadounidenses y la determinación de la OPEP+ de gestionar la producción supondrían un apoyo adicional”. 

Entre los escenarios que probablemente harían bajar los precios se encuentran -por orden de probabilidad- “una oferta de petróleo de países no pertenecientes a la OPEP+ superior a la prevista, una fuerte ralentización del crecimiento en los mercados desarrollados, un nuevo incumplimiento de las cuotas acordadas por parte de los países de la OPEP+ o una guerra de precios emprendida por Arabia Saudí para recuperar cuota de mercado”, según Lombard Odier.

Mientras, Bank of America ve muchas más posibilidades de que los precios del petróleo suban inesperadamente que de que caigan. “Si bien el riesgo a la baja [de los precios] sigue siendo limitado, los riesgos al alza para los precios del petróleo podrían provenir de las tensiones en Medio Oriente, la aplicación de sanciones por parte de Estados Unidos y posibles recortes de tasas de la Reserva Federal”, señala en un informe.

El papel de la OPEP

A todo ello se une el papel de la OPEP (Organización de Países Productores de Petróleo) en la fijación de precios. La alianza añadió su ‘+’ en 2016, cuando firmó un acuerdo con diez países no miembros, entre ellos Rusia, que se han convertido en grandes productores de petróleo. “Aunque este paso reforzó su control sobre el mercado, también complicó la consecución de acuerdos a nivel de toda la alianza en un contexto de intereses cada vez más divergentes”, destaca Sun, de Lombard Odier. Hace apenas unas semanas, Angola puso negro sobre blanco estas diferencias al anunciar su salida de la alianza.

A ello se suma que los elevados precios del petróleo durante gran parte de 2022 y 2023 han estimulado la exploración y la producción en todo el mundo. La producción fuera de la OPEP+ (incluida la de EEUU, el mayor productor mundial) representa ahora alrededor de dos tercios del volumen mundial, y más en términos de reservas. “En consecuencia, el crecimiento de la oferta de los países no miembros de la OPEP+ podría satisfacer todo el crecimiento de la demanda mundial de petróleo en 2024”, explica Sun.