Con respecto a los
Por el momento, creen que es demasiado pronto para volver a comprar bonos de los países de la periferia europea hasta que no se soluciones la cuestión griega.
Además, “siguen pensando que la parte corta de la curva americana es vulnerable a un movimiento de tipos que sorprenda al mercado (la probabilidad que el consenso está dando a una subida en septiembre es menor del 33%) porque, aunque es cierto que las presiones inflacionistas siguen sin aflorar, la mejora evidente en el mercado laboral sí justifica una gradual vuelta a unos tipos más normales. Ven más valor en los bonos americanos de más largo plazo que en los alemanes y los japoneses”.
En cuanto al crédito en la firma apuntan que siguen siendo muy selectivos. De hecho, aseguran que no creen que la reciente ampliación de los spreads sea una oportunidad de compra, salvo quizá la excepción de deuda financiera subordinada.
De hecho aseguran que “los fundamentales tampoco es que estén mejorando mucho con un apalancamiento que está subiendo (casi hasta el mayor nivel de los últimos 10 años), con la deuda creciendo mucho más rápido que el EBITDA. La actividad de M&A también está creciendo tanto en Europa como en EEUU, aunque por lo menos no se están financiando tan agresivamente como en el período 2006-2007”.
Con respecto a la deuda emergente apuntan que “aunque la valoración está cada vez más atractiva, aún les cuesta ver una mejora contundente en el sentimiento y en los fundamentales”. Opinan que podría afectarles la subida de tipos en la FED, por no hablar de la caída de las materias primas, la principal fuente de la economía de muchos de estos países.
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