A pesar de la turbulencia en la que han estado sumidas las empresas emisoras de tarjetas de crédito, el gasto de los consumidores y un valor razonable por parte de los analistas las ponen en el punto de mira de los inversores.
De hecho, si miramos las acciones de algunas compañías de este negocio, éstas se mantuvieron a largo de 2022 sin grandes pérdidas en bolsa, un año cuanto menos turbulento para la gran mayoría de las cotizadas. Mastercard (-3,3%), Visa (-4%) y American Express (-9%) registraron caídas por debajo del 10%, desafiando los recortes de dos dígitos en las finanzas y sectores de servicios de tecnología de la información.
Un 2023 de rally para American Express
Además, en lo que llevamos año, las tres cotizadas de Wall Street mantienen su acumulado en verde, con subidas entre las que destaca American Express. En concreto, los títulos de la compañía dirigida por Stephen Squeri repuntan cerca de un 22% desde que arrancara 2023.
Las acciones de American Express, que marcaban sus máximos históricos el 16 de febrero de 2022 (en 198,38 dólares), cerraban este martes pasado en 178,70 dólares, 30 dólares por encima de cómo empezaron el ejercicio.
Además, si tenemos en cuenta el consenso de las casas de análisis recogidas por Reuters, los analistas apuestan por comprar el valor. Eso sí, no ven su precio mucho más alto que el actual; en concreto, para los próximos doce meses el precio objetivo de los títulos de American Express sería de 184,17 dólares, lo que le deja apenas un recorrido al alza del 3%.
El porqué de las subidas: el gasto en consumo
Uno de los motivos que está manteniendo a flote este tipo de acciones en Wall Street es el consumo, que está siendo motor de la economía. Así, el gasto real en EEUU aumentó a un buen ritmo en 2022 a pesar del repunte de la inflación -gracias a los elevados niveles de ahorro y al sólido crecimiento de los salarios nominales-, y en 2023 el consumo estadounidense comienza el año con un impulso adicional gracias a unos precios más bajos de los carburantes frente a los niveles de mediados de 2022.
En concreto, el gasto de los consumidores aumentó hasta los 14.252,20 miles de millones de USD en el cuarto trimestre de 2022 desde los 14.178,60 miles de millones de USD del tercer trimestre de 2022, según la Oficina de Análisis Económico (Bureau of Economic Analysis -BEA-) de EEUU.
No obstante, hay que reseñar que, a pesar de que el gasto del consumidor del año pasado mantuvo un ritmo sólido de crecimiento y ayudó a la economía norteamericana a expandirse, en los meses de noviembre y diciembre pasados cayó ligeramente. Así, el gasto del consumidor, que representa más de dos tercios de la actividad económica de EEUU, cayó un 0,2% en diciembre pasado y un 0,1% en noviembre. Sin embargo, las subidas mensuales anteriores contrarrestaron las últimas mermas: en octubre subió un 0,8%, en septiembre un 0,6% y en agosto un 0,7%, según datos de la BEA.
Los desembolsos en servicios fueron el principal destino del dinero de los consumidores: vivienda, servicios públicos, viajes y atención médica, así como recreación, la gran mayoría abonados con tarjeta.
Además, las compras online han otro incentivo en los ingresos de las empresas de tarjetas impulsado por servicios, ya que más personas pagan cosas como la entrega de alimentos o cortes de cabello en una aplicación con una tarjeta. También se han beneficiado de un salto en el comercio electrónico transfronterizo, incluso en cosas como la compra de criptomonedas en intercambios en el extranjero.
...a débito y crédito
Dicho esto, es cierto que el crecimiento del gasto en servicios está ayudando a anclar el consumo, pero algunos hogares, especialmente aquellos con ingresos más bajos, han agotado los ahorros acumulados durante la pandemia de COVID-19, y han aumentado su endeudamiento ante la compra de bienes a crédito para pagar necesidades cada vez más costosas, como alimentos y alquiler.
Esto ha ayudado a impulsar la deuda total de las tarjetas de crédito a un récord de $930,600 millones a fines de 2022, lo que supone un aumento del 18,5% con respecto al año anterior, según el último informe trimestral de TransUnion. El saldo promedio aumentó a $ 5,805 durante ese mismo período, señala TransUnion.
“Ya sea comprando un auto nuevo o comprando pan en la tienda de comestibles, los consumidores continúan viéndose afectados tanto por la alta inflación como por los aumentos en las tasas de interés implementados por la Reserva Federal”, dijo Michele Raneri, vicepresidenta de EEUU investigación y consultoría en TransUnion.
Pero, de momento, la misma inflación aún no ha tenido un efecto notable en el gasto con tarjeta. Aunque algunos consumidores pueden hacer menos compras, algunas de las que hacen con tarjetas, como la gasolina, pueden ser más grandes. En algunos casos, las personas pueden dividir los pagos con mayor frecuencia para mantenerse dentro del presupuesto. Agregar transacciones y volumen también puede aumentar los ingresos de las compañías de tarjetas, particularmente para los proveedores de pagos comerciales. Así que, mientras los consumidores no vuelvan a usar efectivo o cheques, la tendencia favorece a las tarjetas. Y si no, ¿por qué Warren Buffet tendría el 20% de American Express?...
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