Pekín está tratando de abordar la desigualdad y lograr la "prosperidad común". Está abordando las prácticas anticompetitivas, promoviendo los intereses de los trabajadores y restableciendo la influencia del Estado en los servicios públicos. Las medidas reguladoras que han salido a la luz en los últimos seis meses han creado mucha incertidumbre para los inversores en lo que respecta a las empresas de comercio electrónico, las de educación, las de sanidad e incluso el sector inmobiliario.
Desde 1979, China se ha convertido en la economía de más rápido crecimiento de la historia, lo que ha provocado un aumento vertiginoso de la desigualdad. El gobierno se centra ahora en cómo compartir mejor esas ganancias. Esta puede ser la siguiente fase de crecimiento de China. No está dispuesta a renunciar al éxito que ha tenido en las últimas décadas.
Al mismo tiempo, las tensiones con Estados Unidos no se han reducido pese a la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden, el candidato del Partido Demócrata, que pese a su talante y sus formas más moderadas sabe que China es un peligro para la hegemonía de su país en el mundo. Muestra de ello es el recuente acuerdo militar que acaban de firmar Estados Unidos, Reino Unido y Australia, que permitirá a este último país recibir la tecnología de los otros dos países para construir submarinos de propulsión nuclear por primera vez en su historia.
El plan es visto por los analistas como un esfuerzo para contrarrestar la presencia de Pekín en mar de China Meridional. La región ha estado en disputa durante años. La alianza es posiblemente el acuerdo de seguridad más importante entre las tres naciones desde la Segunda Guerra Mundial, según analistas.
A nivel empresarial, China también acapara los focos de los inversores después de las dudas que genera el futuro de su segunda mayor promotora inmobiliaria, Evergrande. La deuda de la compañía que dirige Xu Jiayin asciende a 240.000 millones de euros. En el último año, acumula un descenso en bolsa superior al 90% y en los últimos días está siendo un foco de tensión en las bolsas de todo el mundo. El índice de volatilidad VIX, el indicador de miedo de Wall Street, cotiza ya por encima de los 25 puntos, su nivel más alto desde mayo.
Los problemas de la inmobiliaria china arrancaron a mediados del pasado año cuando el Gobierno de China anunció la política de "tres líneas rojas" para controlar el creciente precio de la vivienda y limitar el capital atraído por el sector inmobiliario: si una promotora no cumplía ciertos requisitos en su coeficiente entre deudas y activos y en su apalancamiento, las autoridades limitarían su acceso al crédito.
Este jueves Evergrande se ha disparado un 17,6% en bolsa tras anunciar el miércoles un acuerdo para pagar una de sus deudas. Hengda Real Estate Group, una filial de Evergrande, informó de que había llegado a un acuerdo con sus acreedores para realizar el pago debido del cupón de uno de sus bonos denominado en yuanes que vence en 2025 y cuenta con un interés del 5,8%. No obstante, la filial china no desglosó si planeaba pagar por completo la cantidad debida o si el pago se realizará a tiempo.