“La gestión monetaria es lo que va a permitir que no descapitalicemos la cuenta y esto es lo que hace es que el trading tenga sentido y compense”, asegura Sara Carbonell, Relationship manager de CMC Markets.
¿Qué es la gestión monetaria?
Carbonell advierte que “mucha gente confunde la parte de gestión del riesgo con gestión monetaria y no es lo mismo. Es decir, la gestión del riesgo es determinar cuánto estoy dispuesto a perder con una operación y la gestión monetaria es plasmar eso calculando el tamaño de posición óptimo para conseguir eso. Es algo que es más difícil de lo que parece”.
Antes de profundizar más en cómo llevar a cabo esta gestión de una manera óptima, es necesario tener claro que el objetivo principal es no descapitalizarse. O lo que es lo mismo, no perder todo nuestro dinero, preservar el patrimonio. Algo que, sobre el papel puede parecer simple, requiere una serie de pautas para saber hacerlo correctamente y cumplir con esa misión de limitar las pérdidas, maximizar las ganancias y, sobre todo, preservar nuestro capital. Al final, lo que busca esta gestión es que, si empezamos a operar con 3.000 euros, por ejemplo, no los perdamos y consigamos mantenerlos en la medida de lo posible, aunque atravesemos una mala racha de operaciones negativas.
¿Cómo llevar a cabo la gestión monetaria?
Para llevar a cabo la gestión monetaria de una manera correcta y conseguir nuestra meta, es necesario establecer y desarrollar cinco puntos en nuestra estrategia. Cabe señalar que estas pautas nos van a servir tanto si llevamos a cabo una estrategia de daytrading o de swing trading, el plazo temporal no influye en la gestión monetaria.
Los 5 puntos clave
Tamaño de la posición
En este punto lo que tenemos que hacer es determinar una cantidad de nuestro capital para cada operación. Esto se puede hacer estableciendo un porcentaje específico de nuestro patrimonio para cada posición que abramos. Al hacer esto, no solamente estaremos limitando los riesgos, sino también haciendo una correcta gestión monetaria, ya que iremos preservando capital y cubriéndonos las espaldas si una operación no sale favorable.
Stop Loss y Take Profit
Determinar el porcentaje que estamos dispuestos a perder y lo que estamos dispuestos a ganar hace que nuestra estrategia sea más eficiente, pero sobre todo que tengamos una correcta gestión monetaria. Operar sin estas herramientas puede resultar peligroso porque podemos agravar fuertemente las pérdidas de una operación, pero también podemos quedarnos sin un buen porcentaje de ganancias, que podíamos cerrar.
Diversificar el capital
Tener una planificación para no tener “todos los huevos en la misma cesta” siempre es lo más recomendable. Esta premisa nos vale para apostar por diversos mercados y valores. Pero, también para apostar por diferentes plazos temporales y así realizar operaciones a más corto o más largo plazo. Además, también es recomendable diversificar en cuanto a las herramientas utilizadas para hacer nuestro análisis técnico.
Apalancamiento
El apalancamiento puede ser positivo, pero es evidente que también aumenta los riesgos de hacernos perder más capital y no tener una correcta gestión monetaria. De esta manera, si vamos a operar con apalancamiento tenemos que ser más precavidos, hacer todavía un mayor uso de figuras como el stop loss y el take profit y elegir mejor las operaciones. Por eso, no es recomendable usar siempre el apalancamiento y, cuando se haga, hacerlo de la manera más precavida y cauta posible.
Reevaluar, analizar y saber parar
Analizar nuestra estrategia de inversión para saber en qué estamos fallando, en qué estamos acertando y qué debemos cambiar es lo más positivo y recomendable de todo. Si examinamos nuestros errores, podremos darles una solución adecuada. De la misma manera que es necesario saber qué es lo que estamos haciendo bien. Finalmente, también es muy importante saber parar cuando las cosas no están saliendo bien. Si la estrategia está fallando y estamos encadenando operaciones fallidas, lo mejor de todo es descansar, no obsesionarse y dejarse llevar por la ansiedad o el pánico.
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