Por orden de peso, los 10 principales inversores en Iberdrola son Qatar Investment Authorithy, Blackrock, Norges Bank, Vanguard, DIC Holding, Capital Group, Fidelity, Massachussets FInancial Services, Deutsche Bank y Government Pensión Fund Japan. Tres fondos soberanos o, al menos, públicos, entre ellos: Qatar, Noruega y Japón. Poca broma.
Qatar Investment Authority, el principal fondo y aliado estratégico de la eléctrica, tenía declarados en las pantallas de Bloomberg 551 millones de acciones a finales de 2020, después de haber aumentado su presencia a lo largo del ejercicio pasado. Sin embargo, en este semestre ha descendido a 543 millones. Una reducción del 1,5% de su posición, equivalente a 8 millones de títulos, un 0,12% del capital de Iberdrola. No es mucho, pero…
Qatar, el dueño también del equipo de fútbol Paris Saint Germain, es un fondo soberano que, como se dice coloquialmente, “tiene el dinero por castigo”. El PSG es el principal responsable de la mega inflación del mercado futbolístico europeo que tan gravemente ha afectado a los principales equipos ‘tradicionales’. Para los qataríes, con mucha diferencia los grandes accionistas de la eléctrica vasca, no hay pandemia que valga. Lo que haya que pagar, se paga. Lo que quieren, lo tienen.
Más llamativo es el movimiento del fondo Capital, sexto accionista, siempre según los 'top holders' que facilita Bloomberg, que ha reducido su presencia en Iberdrola un 15%, desde 164 a 138 millones de títulos, también desde una trayectoria ascendente el año pasado. El fondo japonés redujo en 3 millones de títulos. El noruego, de momento mantiene. Otros como Vanguard o Blackrock no han vendido, pero algunas fuentes de mercado indican que se debe a que tienen un estilo de gestión pasiva, muy indexada.
No se puede establecer una causalidad absoluta de ventas el caso Villarejo (¿o sí?), pero lo cierto es que el comportamiento del mercado está ahí. La caída bursátil es incontestable y la reducción del número de acciones en cartera es generalizada. Quien más quien menos ha ido reduciendo, al menos un poquito y este asunto ha influido de manera innegable.
En las mesas de contratación de Londres los fondos se miran mucho entre ellos. Todos tienen, en teoría, que hacer honor a las siglas que llevan pregonando a los cuatro vientos hace tiempo: ESG. Enviroment, Social y la G es Governance. ¿Se puede tener en cartera compañías que estén imputadas, tanto la empresa como su presidente, por la Audiencia Nacional? Pues cada fondo tiene sus políticas internas, que cumplen o no, porque en realidad, lo que manda antes que nada es la rentabilidad. Pero pueden surgir conflictos. Más tarde o temprano habrá que hacer 'reporting' o cumplir con auditoría. Claro que si la inversión es rentable, se puede mirar hacia otro lado, aunque mejor que la situación no se agrave, por lo que pueda pasar.
“Todos somos muy G, pero, por ejemplo, cuando salió Aramco; una petrolera de un país que no respeta los derechos humanos (Arabia Saudí), todos los bancos de inversión quisieron ser parte de la operación y los fondos no podían estar fuera de una de las mayores empresas del mundo. La G no importó”, dicen desde un fondo energético.
De hecho, el inversor institucional que pueda tener algún tipo de problema con la compañía se cuidará muy mucho de decirlo en público, no vaya a hacer caer la cotización aun más. Resolverá sus dudas en privado, especialmente si toca vender. Puertas afuera, hay un espíritu muy 'polite' en general. En los informes bursátiles internacionales, es rarísimo ver alusiones a la situación de Villarejo. Cuando resulta inevitable hablar del asunto, se refieren al “so-called caso Villarejo”. Presunto. Ojalá no se hablara de esto. Y de 34 firmas de análisis que recoge la propia Bloomberg, sólo 2 recomiendan vender Iberdrola.
Sin embargo, el diario Expansión, informa que el propio presidente Ignacio Sánchez Galán ha tomado cartas en el asunto y está en permanente contacto con los principales accionistas de su empresa, para tranquilizarles. Según el periódico económico, Iberdrola ha lanzado “una campaña” de contactos con sus inversores.
Porque, tal como ya ha informado Estrategias de Inversión, estos asuntos no gustan en los fondos, y, como mínimo, desean estar informados al dedillo. Les está resultando molesto encontrarse titulares casi todos los días en la prensa española con novedades sobre el caso, que generan llamadas de clientes, consultas de los superiores, innecesarios vaivenes en la cotización, etcétera. Los gestores se están viendo obligados a dar explicaciones, que muchas veces no tienen, porque la información está bajo sumario y aparece filtrada con cuentagotas y, con gran sorpresa para ellos, en muy pocos medios.
Aunque, por otro lado, también conviene tener en cuenta que donde hay un problema, puede haber mucho dinero a ganar. En primer lugar, poniéndose corto. Luego, seguramente, en cuanto haya algún tipo de desenlace, puede volver a subir mucho la cotización. Posicionarse bien en ambas tendencias puede dar lugar a un jugoso bonus a fin de año. Las miradas están muy fijas en la empresa eléctrica, no cabe duda. Nadie quiere verse atrapado, ni fuera de un fuerte movimiento de mercado.
Sánchez Galán cuenta con la ventaja de que no hay nadie atrapado en Iberdrola. El valor estaba cerca de zona de máximos históricos, por lo no puede decirse que su figura haya sido a título personal un obstáculo para el valor. Pero habrá que ver si la cotización sigue cayendo, empiezan los nervios, entran en acción los especuladores bajistas, llegan caídas fuertes y se complica el asunto.
Por ejemplo, con el escándalo EDP, en Portugal, el fondo Capital Group, que tenía un fuerte paquete en el capital de la compañía, desplazó a una docena de gestores al país vecino, a exigir al Gobierno luso que medidas a tomar al respecto no dañaran la cotización de la empresa, recordándole que, además de en la eléctrica, tenían grandes posiciones en deuda pública portuguesa que podrían vender. La firma lusa sufrió una investigación por corrupción tanto en México como en EEUU, lo que se llevó por delante al presidente de la matriz, Antonio Mexia, y al de la filial de renovables, Joao Manso, inhabilitados por la Justicia.
Esta advertencia en España no serviría de nada, evidentemente, ya que hace más de dos años que toda la deuda pública la compra el Banco Central Europeo (BCE). Pero mejor que los fondos de inversión no se pongan nerviosos. Los carga el diablo.
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