Pfizer está recogiendo en este 2021 todo lo que se quedó por el camino en el pasado ejercicio, en el que el saldo bursátil para la compañía fue prácticamente nulo. Pero si ahora mismo hacemos una foto fija del valor, con lo que nos encontramos es con qué, a cuenta sobre todo de los fuertes ingresos con motivo de la vacuna Comirnaty de ARN mensajero creada y desarrollada junto a la alemana Biontech aunque se ha quedado con su nombre, ha conseguido convertirse en uno de los valores preferidos este año de los accionistas.
El último momento de gloria para el valor ha partido de ese antes y después que ha supuesto para el mercado del pasado 26 de noviembre, con el efecto miedo en los mercados a cuenta de la variante ómicron y sus 30 mutaciones y la posibilidad de que las vacunas no fueran capaces de resistir su elevada capacidad de inmunización.
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Días en los que el valor ha llegado a máximos históricos en el mercado en los 55,70 dólares por acción y en cuya zona todavía permanece, por dos razones: la incertidumbre, aunque algo más calmada, permanece y en la que las declaraciones de los responsables del laboratorio respecto de la inmunización de sus actuales vacunas se han convertido en titulares globales.
Y todo esto se traducirá en mayores ingresos para la farmacéutica, porque la situación ha aflorado la vacunación de adolescentes en Estados Unidos y de niños, no planteada hasta ahora, en los países con mayor poder adquisitivo. También hay un nuevo factor: la tercera dosis, ya que parece que la inmunización con dos pinchazos decae a los 6 meses, y no solo como ocurre ahora con la vacunación de los más mayores. Si la situación persiste, más pronto que tarde, los países desarrollados ampliarán a todos los ciudadanos la vacunación, como está ocurriendo ya en el Reino Unido ante su inmunización contra ómicron.
De ahí que el valor a pesar de tomar beneficios desde máximos viva su mejor momento del año en el mercado, con recortes en las últimas cinco sesiones del 2,75%, avances en el mes que superan el 6%, en el trimestre las ganancias superan el 15,7% y en este 2021 las ganancias alcanzan el 43,4%. Su recorrido además está muy por encima de la media del sector este año en Wall Street, que alcanza avances en 2021 del 19%.
Y se preguntarán qué ocurrirá en el próximo ejercicio. Pues de momento los expertos consideran que la expectativa, a corto plazo se centrará en las vacunas, con ingresos de unos 36.000 millones de euros por su Comirnaty este mismo año. A envergadura de este montante es tremenda porque supone hasta 16.000 millones más que el medicamento mundial más vendido el pasado año, el Humira de AbbVire, un medicamente para enfermos de psoriasis. Las previsiones de ingresos por la vacuna bajarán en 2022, pero hasta un montante que en Pfizer esperan que supere los 29.000 millones de euros.
El futuro, además, a medio y largo plazo, está en mantener bajo control la Covid-19. Ese paso más allá de las vacunas que sería su tratamiento. Ahí cogería impulso su píldora oral contra el coronavirus, Paxlovid y que podría alcanzar en el próximo ejercicio ingresos por este concepto de 24.000 millones.
En el caso de Pfizer como en el de cualquier tecnológica todo depende del desarrollo de la pandemia, las necesidades, incidencia y por supuesto de la eficacia de su producto, sin olvidar tampoco a la competencia.
Desde el Wall Street Journal, si miramos al consenso del mercado comprobamos que la media de los analistas que siguen a Pfizer sobrepondera el valor con un precio objetivo que no deja margen positivo y que incluso presenta un ligero margen negativo sobre los 52,02 dólares de media que marca.
De momento los expertos tampoco otorgan mucho margen a la compañía. Desde JPMorgan Chris Schott ha elevado su precio objetivo hasta los 53 dólares, sin apenas margen desde los anteriores 42 dólares por acción con consejo neutral sobre el valor. Todo ello mientras considera que todo se prepara para que las ventas tanto de la vacuna como de la píldora superen claramente las expectativas.
Quizá su gran triunfo venga de su conocimiento de marca: todo el mundo conoce un nombre, hablado y escrito con una f y una z intermedia. Todo un logro global