Pero una de las diferencias entre los traders novatos y los traders profesionales es la manera en la que reaccionan frente a su última operación. Imagínese que su última operación se ha saldado con una importante pérdida (da igual el motivo de la pérdida). Lo más lógico es que después de una pérdida importante uno modifique su forma de abordar la operación siguiente. La mayoría de traders (es lo que les pide el cuerpo y la mente) lo que hacen es reducir el nivel de riesgo asumido.
Como decía tiene su lógica. Después de una operación desastrosa lo que uno quiere es recobrar la confianza en sí mismo o en su propio sistema de trading. Es la forma de actuar en la vida normal. Los que han sufrido un accidente de coche, por ejemplo, sobre todo cuando han sido ellos los que han provocado el accidente, suelen conducir de forma exageradamente prudente cuando vuelven a coger el volante. Al jugador de fútbol que falla un penalti, le suele entrar las dudas cuando tiene que volver a tirar la falta máxima. Más que un mecanismo de defensa es una reacción que nos han inculcado desde muy pequeño.
Eso es lo que les pasa a los traders novatos. En general (siempre hay excepciones) el trader profesional no suele caer en esa “trampa”. Su sistema de trading (en que un elemento esencial es el tamaño de la operación) no sufre alteraciones dependiendo de cómo ha ido la última operación. Sabe que se trata de un juego de probabilidades y que lo que importa no es el último trading sino una serie larga de operaciones de la que sabe que su probabilidad de obtener una rentabilidad positiva es alta.