Si esta mañana se está lamentado de que por culpa de Chipre sus inversiones en bolsa están cayendo o que su operativa de trading no le está funcionando es que tiene un problema que debe corregir lo antes posible. Uno de los mayores riesgos que corre el trader es intentar racionalizar sus pérdidas, o dicho de otra manera, intentar echarle la culpa a otros de sus propios errores. Hoy le toca a Chipre, mañana será la actuación del Banco Central Europeo, la publicación de resultados de una determinada compañía o el dato de empleo de Estados Unidos.
Por supuesto que todo lo que ocurre en los mercados afecta a su trading. El mercado puede de repente cambiar de dirección a raíz de un dato que sale publicado y sus ganancias pueden tornarse en pérdidas. El problema primero es intentar descubrir el culpable y lamentarse por no haber previsto el resultado. “Lo de Chipre se veía venir. ¿Por qué no me he puesto corto antes de que esto ocurriera?”… es una reflexión que he oído esta mañana. En una segunda fase, ese mismo trader suele externalizar la culpa de sus pérdidas
. Resulta cómodo encontrar un culpable. Entra dentro del proceso de racionalización psicológica del individuo. Es ciertamente un mecanismo de protección de la mente, pero no resuelve el problema, ni ayuda al trader a obtener mejores resultados.
Lo primero que debe hacer el especulador es concienciarse de que las pérdidas son un elemento inherente a la operativa bursátil. No hay ningún sistema de trading que tenga un 100% de aciertos. Las pérdidas no vienen de fuera, vienen de dentro. Y eso es muy importante. No es el mundo exterior el que tiene que decirle al trader que se ha equivocado, sino su propio sistema.
Muchas veces ocurre que uno interpreta una señal exterior como un aviso de que nos hemos equivocado y actuamos en consecuencia; incluso, el mercado parece, en primera instancia, darnos la razón para luego cambiar completamente de dirección.
¿Qué puedo hacer?
Al igual que Ulises debe ponerse tapones en los oídos y abstraerse de los cantos de sirenas que continuamente se producen en los mercados. Su única guía debe ser su propio sistema de especulación. Este no sólo debe ayudarle a identificar los momentos de entrada y salida; también debe ayudarle a desenmascarar las señales falsas que el mercado quiere que oigamos.