A pesar de que la economía de la eurozona nos ha dado un respiro con los últimos datos, con ese crecimiento de tres décimas trimestral, entre abril y junio, que aleja los fantasmas de la recesión con el cero que se marcaba en el PIB de los 20 países de la moneda única en el primer trimestre, las cosas no parecen mejorar de forma estructural, con una Alemania que no desempeña su papel como motor de Europa.
Lo cierto es que el dinero en circulación con sus distintas variables poco conocidas por el gran público, esos agregados monetarios constatan, por sus niveles de mínimos, que la recesión se muestra de forma patente en el ideario económico colectivo entre los países de la divisa común europea.
Hablamos de la amalgama que maneja el Banco Central Europeo, en sus variantes que van desde la M1 a la M3 y que se diferencian por el nivel de liquidez que suponen. La primera, la M1 se corresponde con lo que todo manejamos, la más absoluta liquidez que componen los billetes y monedas en circulación y por los depósitos a la vista.
Y, en este caso, estamos no solo en mínimos históricos en toda la corta vida de la eurozona, sino incluso en niveles muy por debajo de la de los otros dos agregados. Hablamos de la M2, formados por depósitos a plazo hasta dos años y los depósitos disponibles con un preaviso, hasta 3 meses. El caso de la M3, el agregado más estable que suma a la M” las cesiones temporales, las participaciones en fondos del mercado monetario e instrumentos del mercado monetario, junto con los valores de renta fija de hasta dos años.
Se trata de niveles, que como vemos en imagen, marcan en junio, los últimos datos disponibles caídas del 8% frente a los también importantes recortes de mayo que marcan una caída del 7%. Además, en su aportación a la M3, ese dinero en efectivo y los depósitos, se mostraron un 5,8% negativo en el sexto mes del ejercicio, frente al recorte de 5,1 puntos porcentuales que aportaba en el mes de mayo.
A pesar de que se va corrigiendo a la baja la inflación, pero que el dato subyacente, el más estructural sigue en niveles elevados, ese paso de tipos cero hasta el 4,25% vigente en este momento en la eurozona sigue erosionando la economía, camino de la recesión, aunque técnicamente, con los datos en la mano, no hayamos llegado a ese nivel.
Un rápido y enérgico endurecimiento monetario que influye directamente en el dinero en circulación y los depósitos, ante el tensionamiento que se produce en las condiciones crediticias y de financiación. Así, como reconocen desde el BCE, la retención de efectivo por parte de los bancos se puede producir como medida de precaución.
Cuanto menos, esos niveles de mínimos, que no parecen, en tendencia que vayan a cambiar en estos agregados monetarios, nos deben llevar a la cautela ante la situación económica, que, a pesar del respiro en el segundo trimestre, nos indican que la interrelación y dependencia del sector exterior entre los países de la moneda única se puede malograr en mayor medida en lo próximos trimestres.