En marzo, el FOMC se enfrentó a una brusca subida de los tipos de interés a largo plazo, que reflejaba el cambio al alza de las expectativas de inflación. Tuvo que calmar la situación, y sobre todo, evitar hablar de tapering. El FOMC se reúne la próxima semana: aunque la inflación ha subido mucho más de lo previsto, los tipos a largo plazo han bajado.
La Fed sigue comprando activos, aportando liquidez con una mano y retirándola con la otra a través de su instrumento de recompra inversa, lo cual puede parecer insólito. Dicho esto, las compras de activos también actúan como una señal para la política de tipos de interés. No es necesario un entusiasmo excesivo en este caso.
¿Qué pretende un banco central cuando compra activos financieros?
En tiempos de crisis, garantiza que los mercados no se queden sin liquidez. En marzo de 2020, existía el riesgo de un colapso en algunos sectores del mercado. Ya no. Hay tanta liquidez interbancaria que la Fed tiene que retirar una cantidad considerable cada día, más de 500.000 millones de dólares. Esta cifra podría duplicarse en el corto plazo.
Como todo fenómeno inesperado y de gran escala, el uso de la línea de repos para suavizar el exceso de liquidez ha sido recibido con comentarios alarmistas. A decir verdad, no hay nada extraño en ello. Recapitulemos primero algunos de los hechos:
A) Para financiar el Plan de Rescate estadounidense, el Treasury recurre a su cuenta en la Reserva Federal. Esto reduce la oferta de títulos públicos e inyecta liquidez en el sistema y, en consecuencia, pesa sobre el tipo de interés a un día. Esto es incómodo cuando el tipo se acerca a cero.
B) El cálculo del ratio de apalancamiento suplementario (SLR, por sus siglas en inglés) se ha modificado desde el 1 de abril. Esta restricción normativa incita a los bancos a limitar el tamaño de su balance, incluidas sus reservas, ya que de lo contrario tendrían que reforzar su capital.
C) La Fed sigue comprando 120.000 millones de dólares de activos al mes. Desde el punto de vista de la liquidez, estas compras ya no tienen mucho sentido. Pero este no es el único factor de la decisión.
Fuera de los periodos de crisis, las compras de activos tienen otras finalidades: por un lado, aliviar las condiciones financieras presionando los tipos a largo plazo y empujando a los inversores hacia los activos de riesgo; por otro lado, enviar una señal sobre la futura política monetaria. La estrategia estándar de normalización monetaria consiste en reducir las compras de activos antes de subir los tipos de interés.
Una subida de tipos no es inminente, aunque cabe suponer que la proyección mediana de los fondos de la Fed del FOMC es un poco más agresiva que la del pasado mes de marzo. Como es preferible que la reducción de las compras sea claramente señalada al mercado para evitar que se repita el taper tantrum de 2013, es poco probable que la Fed retrase demasiado el debate sobre el ritmo de la expansión cuantitativa.
En mayo, el IPC registró un aumento del 5% interanual (+0,8 puntos intermensuales) frente al 0,2% de un año antes. Esta aceleración sin precedentes es una señal (si es que alguna vez fue necesaria) de que la pandemia ha tenido un impacto excepcional, cuyos efectos todavía pueden verse hoy.
La contribución de algunos componentes no guarda relación con su peso en la cartera de consumo. Un buen ejemplo es el precio de los vehículos de segunda mano (3% del IPC), que ha subido un 7% intermensual después de haber aumentado un 10% en abril. Se sitúa en un nivel un 30% más alto que antes de la pandemia, lo que es una clara señal de anomalía del mercado (escasez).
El FOMC se reunirá los días 15 y 16 de junio.Para entonces, cada uno de los miembros del FOMC habrá actualizado sus previsiones sobre el escenario macroeconómico, así como sobre la correspondiente trayectoria de los tipos de interés oficiales (el "dot plot"). Justo antes de la reunión del FOMC están previstos los principales datos duros de mayo: las ventas al por menor y la producción industrial (15 de junio), y los nuevos permisos e inicios de construcción de viviendas (16 de junio).
Es probable que estos datos afinen la estimación de crecimiento para el segundo trimestre de 2021. En la actualidad, los índices de previsión (de la Fed de Nueva York, Atlanta y San Luis) implican un aumento del PIB real del orden del 5-10% trimestral anualizado.