El caso del Futuros del petróleo, visto de manera simple, es como la pescadilla que se muerde la cola. Sus precios por encima de los 91 dólares en el caso del Brent, de referencia en Europa nos dan buena muestra de ello. Ese incremento de los últimos días, que no se reflejaba en el crudo desde octubre de 2014 pone a las claras que las preocupaciones geoestratégicas están ahora mismo mandando en el mercado.
En su gráfica de cotización, vemos que el barril avanza un 1,40% en las últimas cinco sesiones, en el mes y en el año gana un 13,4%, en los últimos tres meses un 4,48% y en tasa interanual, la revalorización alcanza el 57,2%.
Y decimos que es la pescadilla que se muerde la cola, porque los elevados precios pueden degenerar en un menor crecimiento de las economías, en medio de la recuperación tras el efecto pernicioso de la pandemia, y el impacto de la inflación, aunque hay quien ve menor precio en el horizonte a medio plazo, teniendo en cuanta que la situación macroeconómica terminará pasando factura a las principales economías mundiales en este proceso de mejora de la actividad.
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Por un lado, desde Reuters, su analista de mercado John Kemp considera que los problemas de cuello de botella que arroja la cadena de suministro y la inflación menos transitoria de lo que se esperaba y más exponencial en sus avances, con niveles históricos, modera el crecimiento global del PIB, algo que podría entroncar directamente con una menor demanda de materias primas.
Y si finalmente ésta se ralentiza, combinado además con un tercer factor, el aumento de los tipos de interés en Estados Unidos y también en el Reino Unido afectarían en esa demanda, tras las estimaciones a la baja publicadas por el Fondo Monetario Internacional.
Por el otro nos encontramos con las estimaciones de JPMorgan Chase, que van un paso, o mejor dicho por lo menos, dos pasos más allá que las anticipadas tanto por Goldman Sachs como por Morgan Stanley con sus previsiones de un crudo brent en los 100 dólares.
Hablamos ahora de nada menos que de 150 dólares donde pone la cota la firma estadounidense. Sus analistas Joseph Lupton y Bruce Kasman consideran que podría llegar a esa cota ya, en este trimestre con los graves peligros que conlleva. De un lado, el impacto en el crecimiento que se reduciría en más de tres cuartas partes, un 0,9% frente al 4,1% de PIB global estimado. Y la inflación crecería, e incluso se duplicaría hasta el 7,2% de media frente a la estimación del 3% para todo el año. Algo que podría obligar a los bancos centrales a restringir más de lo previsto la política monetaria frente a lo previsto.
Y en esta proyección el banco americano no ha tenido en cuenta las consecuencias de una mayor escalada en la tensión entre Rusia y Ucrania, incluso un ataque en territorio de Kiev por parte de Vladimir Putin, ni tampoco de los efectos de las sanciones de Estados Unidos impuestos a Rusia.
Atentos esta semana, mañana mismo a la reunión de la OPEP+, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y otros liderados por Rusia que analizarán la situación del mercado del crudo actual.
¿Qué se espera de la reunión? Sobre el papel y a priori, ninguna decisión de calado, que mantengan los niveles acordados. A Rusia le preocupa mucho, con este nivel de precios que Estados Unidos reactive la producción a través de fracking, y que los altos precios afecten a los márgenes de negocio de sus refinerías.
La OPEP+ elevó en agosto pasado su producción cada mes en 400.000 barriles diarios a medida que revierte los recortes de producción de niveles récord realizados en 2020, con idea de implementarlo de nuevo en el mes de marzo, frente a las presiones desde el pasado año de Estados Unidos.