El reciente incremento que han experimentado los precios del petróleo esta misma semana a uno y otro lado del Atlántico, podría amenazar la debilidad mostrada estos días en el informe de la OCDE de los países consumidores que presenta crecimientos muy lastrados en 2024 para las principales economías globales, con altos niveles de inflación, que no se rebaja en la medida prevista a pesar de las subidas generalizadas en todo el planeta de los tipos de interés.
De hecho, a principios de semana, el director ejecutivo de Chevron, Mike Wirth destaca que los precios del petróleo podrían llegar muy pronto al nivel de los 100 dólares el barril. Aunque considera que la economía debe ser capaz de asumir el coste del crudo a esos niveles.
Recordemos que los precios del petróleo han marcado, en las últimas sesiones, sus mejores niveles en el caso del barril Brent, el de referencia en Europa al borde de los 95 dólares, desde noviembre de 2022, de los últimos 10 meses, y los mejores del ejercicio, por encima de los 91 dólares, para el barril West Texas americano. Y todo ello a pesar de la toma de beneficios que vimos ayer mismo.
Factores como los mejores datos de China en la última semana, han reforzado los precios, tras la debilidad mostrada en el mes precedente, mientras que la prolongación unilateral de los recortes de producción decidida por dos de los más grandes internacionales, Arabia Saudí y Rusia, hasta fin de año, también han contribuido a este incremento.
Más factores, que se unen a esta reducción de oferta se muestran con la caída de los inventarios. Pero la gran pregunta es si habrá continuidad en esos incrementos y, de producirse, el efecto pernicioso que producirá en las economías consumidoras.
Desde iBroker Antonio Castelo destaca que en esta ocasión confluyen, en la subida de precio, ambos factores, tanto la caída de la oferta como el incremento de la demanda.
Y destaca que, además de las reducciones de Arabia Saudí y Rusia “un invierno benigno en cuanto a lo climatológico y los esfuerzos realizados por las economías occidentales en cuanto a abastecimiento en los últimos meses del año pasado, así como las dudas sobre la recuperación de China después de los encierros producidos por el Covid hicieron que los precios del crudo y de los combustibles flexionaran con fuerza durante la primera mitad del año, manteniéndose fluctuando entre los 70 y los 85 dólares por barril, por debajo de la banda 80-100 que era lo inicialmente previsto”.
Pero destaca además que “otro factor que ahora no se menciona, pero que sigue latente es que muchos países productores, ante la insistencia de los políticos de llevar adelante lo acordado para disminuir el uso de los combustibles de origen fósil, dejaron de realizar las inversiones de mantenimiento oportunas, por lo que tras estallar la guerra de Ucrania y solicitarles un incremento de la producción por parte de los países demandantes, vieron como no era posible atender una mayor demanda, ya que deberían realizar inversiones que no tendrían fruto antes de tres o cuatro años”.
Hemos de tener en cuenta los niveles de inflación, que, por desgracia, como nos recuerdan tanto las últimas previsiones de la OCDE como los banqueros centrales, se mantendrán elevados el próximo ejercicio, con tipos de interés, además, que tanto a uno como al otro lado del Atlántico se mantendrán altos durante bastante tiempo.
El efecto perverso en las economías es evidente, con crecimientos previstos para el PIB de Estados Unidos, por ejemplo, del 1,3%, que pueden alejar el deseado y esperado ‘aterrizaje suave’ por parte de los mercados frente a la inicial idea de recesión en la primera economía del mundo.
Sin embargo, no está tan clara la persistencia de la fortaleza en el tiempo en los elevados precios del crudo. De hecho, según los datos que maneja Goldman Sachs, los hedge funds han dejado de lado, durante la última semana, la compra de las acciones ligadas a la energía, que incluso al inicio de esta semana experimentaron avances sectoriales en el S&P500.
Y lo hicieron por primera vez en tres semanas, incluso teniendo en cuenta el incremento del precio del crudo en los mercados de commodities internacionales. Y es que, según el banco de inversión estadounidense, los hedge funds especulan con la caída en sus precios, con posiciones bajistas en los valores, tanto en Estados Unidos como en Europa.
De hecho, Goldman Sachs considera que la cartera de negociación de estos fondos de cobertura se encuentra infraponderada en acciones de energía, hasta alcanzar niveles cercanos a los mínimos que marcaron estos hedge fund en este aspecto en mayo de 2020, en plena pandemia.
Así han elevado su presencia en posiciones cortas en valores relacionados con el petróleo, el gas, los combustibles y los equipos y servicios energéticos en Wall Street, lo que podría anticipar un nivel efímero para el incremento de los precios del crudo internacionales.
Desde IBroker consideran que a largo plazo la caída podría producirse, ya que entienden que “los riesgos inmediatos están sesgados al alza, pero pensamos que los riesgos de fondo deben sesgados a la baja, ya que no es tan evidente que la economía china recupere actividad a ritmos pre-Covid y sí que parece evidente que en unos meses más los efectos de las subidas de tipos de interés en las economías occidentales harán que el crecimiento se contenga e incluso veamos episodios de recesión amplios, por lo que la demanda de crudo disminuiría, bajando la presión sobre los precios”.