Está claro que en el comienzo de este año 2020 tanto el calendario económico como los resultados empresariales han quedado en un claro segundo plano, dado que el gran protagonista y desencadenante en los mercados financieros a nivel global es el temido coronavirus, diluyendo así en el olvido el optimismo con el que presentaba este nuevo año a nivel mundial después de que finalmente se resolviesen parte de los dos grandes conflictos geopolíticos que catalizaron los mercados en 2019: el Brexit y el acuerdo de la primera fase de la Guerra comercial.
Tras una breve crisis entre Washington y Teherán tras el lanzamiento de una serie de misiles a comienzo de año, los mercados comenzaron a centrarse en el aspecto positivo de las firmas de los acuerdos anteriormente comentados, hasta que surgió en China el gran brote de coronavirus que tuvo su punto más álgido a finales del pasado mes de enero. El virus ha puesto en jaque incluso el acuerdo comercial ya que comenzaron a surgir dudas en torno al cumplimiento por parte de Pekín de las condiciones firmadas, ocurriendo esto tan solo unas pocos días después de que se relajasen las tensiones.
El virus ahora conocido como Covid-19 se ha extendido rápidamente a lo largo del mundo poniendo en jaque a los mercados durante varias sesiones debido a la velocidad con la que se propaga este virus no solo en China, ya que este dio rápidamente el salto a países como Japón, Corea, Tailandia, Alemania, Reino Unido, Italia, España o Estados Unidos. Esta crisis ha golpeado especialmente con fuerza la economía del gigante asiático, ya que el brote inicial coincidió con la celebración del año nuevo chino, perjudicando con fuerza al consumo y al turismo no solo interno, sino también a nivel global, ya que diversas aerolíneas del todo el mundo (incluida IAG) anunciaron que cancelaban sus vuelos hacia China. Esta situación, provocó un fuerte descenso en el precio del petróleo y en los mercados de acciones a nivel mundial, mientras que el gran beneficiado con esta situación ha sido el oro.
Pekín adoptó varias medidas a comienzos de febrero, como las anunciadas por parte del Banco Central Chino de aumentar las inyecciones de liquidez y la reducción de tipos de interés. Por su parte, el gobierno adoptó drásticas decisiones como confinar a millones de personas en sus casas, restringiendo así el libre movimiento en las ciudades afectadas, para evitar que el número de contagios y de muertos siga aumentando. Los índices bursátiles a nivel global comenzaron a sentir cierto optimismo, llevando al Ibex 35 a superar la barrera psicológica de los 10.000 puntos pese a los evidentes signos de desaceleración en la economía española, a los malos datos de paro que llevamos arrastrando durante los últimos meses y la volatilidad generada en los mercados desde comienzos de año.
Ahora, con el surgimiento del importante brote de esta enfermedad en el norte de Italia, los mercados mundiales vuelven a tambalearse al son del miedo, provocando en la sesión del lunes 24 de febrero fuertes caídas superiores al 4% en el Ibex 35, siendo la principal perjudicada IAG con caídas que han llegado a superar el 9%.
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Un miedo que tardará en desaparecer de los mercados
Esta crisis, puede seguir afectando en el corto y medio plazo no solo en posibles correcciones bursátiles, sino también en reducciones en las provisiones macroeconómicas, ya que tal y como indica Standar & Poors, España podría perder hasta una décima de crecimiento y afrontar la cancelación de diferentes eventos, tal y como ha sucedido con el Mobile World Congress de Barcelona. Fuera de nuestras fronteras, también hemos visto cancelaciones de diferentes partidos de fútbol en Italia, la del conocido carnaval de Venecia y con algunos desfiles en la semana de la moda de Milán. Por otro lado, no debemos olvidar que este año tendremos diferentes eventos deportivos a nivel mundial, como la Eurocopa y las olimpiadas de Tokio, por lo que un crecimiento descontrolado de esta crisis podría provocar cuantiosas pérdidas.
Es importante ver qué decisiones se tomarán en los próximos días respecto a este brote en el corazón de Europa, ya que debido a las políticas de libre circulación, la propagación del virus entre diferentes países puede producirse de manera rápida, por lo que algunas voces más alarmistas han llegado a insinuar que deberíamos tomar medidas drásticas como la suspensión del espacio Shengen.
Es importante que se tomen las medidas adecuadas para afrontar esta crisis, ya que ésta podría aumentar con el paso de las jornadas incrementando las incertidumbres en los mercados financieros, por lo que también sería interesante analizar las posibles medidas que tomen los bancos centrales y la evolución de la posibilidad de encontrar una posible cura.
El oro vuelve a ser refugio
Técnicamente hablando, los mercados de materias primas son uno de los mercados que más volatilidad están experimentando, siendo el oro y el petróleo la cara y cruz respectivamente. El preciado metal, está actuando como el gran activo refugio que es por derecho propio, ya que durante este mes de febrero se ha revalorizado más de un 5%, continuando así con las subidas de los últimos meses. Las fuertes tensiones generadas por el avivamiento de la crisis del coronavirus tras surgir el importante brote en el norte Italia, pueden llevar a este preciado metal a alcanzar su objetivo en los 1700 USD.
Tal y como comentábamos anteriormente, la cruz es el petróleo, el cuál, se ha visto fuertemente perjudicado debido al fuerte descenso en el consumo en China, ya que este es el principal importador de crudo. El Brent actualmente cotiza en torno a los 55 dólares por barril, pese al haber comenzado el año marcando máximos en la zona de 72 dólares por barril.
Parece que aún tenemos coronavirus para rato y aunque ahora tengamos nuestras inquietudes puestas sobre la evolución de esta crisis, no debemos olvidar que a lo largo de este año debemos superar aún diversos temas peliagudos, entre los que se encuentran la difícil negociación entre el Reino Unido y la Unión Europea en relación al nuevo acuerdo comercial tras el Brexit, la negociación de la fase 2 de la guerra comercial y las elecciones presidenciales en Estados Unidos.