Justifica el Gobierno argentino que el levantamiento parcial del hasta ahora férreo control sobre el tipo de cambio responde a que la moneda se ha acercado a un valor más "justo". No obstante, el riesgo principal es que el miedo se apodere de los argentinos y aumente su demanda de dólares bajo la percepción de que el peso está sobrevaluado todavía. “Esto obligaría al banco central a elegir entre la venta adicional de reservas internacionales -probablemente a un ritmo acelerado- para defender el punto de vista del Gobierno, o bien, dejar que la moneda se ajuste aún más con el riesgo de una mayor inestabilidad nominal”, afirman desde Goldman Sachs.
Poco es el margen de maniobra que le queda al Gobierno de Fernández de Kirchner “a menos que comience a corregir las fuentes de inestabilidad crecientes con un conjunto más amplio y coherente de políticas macroeconómicas”, según el bróker estadounidense. “Cada vez le será más difícil controlar la evolución de las variables nominales, incluyendo el tipo de cambio, sin afectar aún más la actividad económica”, añaden estos expertos.
También ha manifestado su opinión sobre el conflicto el economista español José Carlos Díez. Este analista pone énfasis en el problema de inflación y falta de competitividad de Argentina y los desórdenes monetarios y de balanza de pagos en las fases expansivas del ciclo. En el último artículo en su blog de Cinco Días, “El economista observador”, Díez explica la situación y señala que “las soluciones son complejas y no fáciles de asumir” (las reservas actuales tan sólo rondan los 30.000 millones de dólares). Para este experto es “imprescindible la estabilización interna de precios y bajar el nivel de importaciones”, además de “un pacto social en el interior y la solicitud de una línea de crédito en el exterior (Fondo Monetario Internacional).
En cualquier caso, y esto sería importante para los mercados, José Carlos Díez minimiza el efecto contagio debido a que, tras el default de 2002, Argentina no ha recibido dinero exterior (“nadie le presta dinero”) y las consecuencias internacionales son menos evidentes.
Pero, ¿tendrá algún efecto sobre las empresas españolas? Mantiene AlphaValue que no entre las grandes: “Hay que decir que Argentina no tiene un peso específico demasiado relevante en los blue chips españoles (destacan Telefónica que genera entorno al 6% de sus ingresos totales en Argentina, BBVA hace el cerca del 4% de los ingresos, Banco Santander apenas el 3%; y la participación aún del 12% en YPF de Repsol)”.
Para la firma francesa quizá el impacto es más relevante para algunos valores mencionados como Prosegur (que tiene el 19% de sus ventas en Argentina) y Día (11% de las ventas totales en Argentina), sin olvidar Endesa, Codere, Abengoa, Prisa, Meliá Hotels o Duro Felguera.
M.D.