La consecuencia más directa de no pedir el rescate sería que nos bajaran el rating por debajo de ‘grado de inversión’. Esto nos cerraría los mercados y tener que dejar de hacer frente a los pagos pendientes. El rescate tiene que llegar sí o sí, por tanto. Ahora no sería sería un buen momento para pedirlo, pues el Tesoro ahora mismo no tiene que emitir tanta deuda, sería mejor pedirlo cuando tenga más necesidades de financiación y así beneficiarse de la rebaja de costes. Si se pide el rescate, las compras de deuda soberana por el BCE relajarán la deuda, ¿hasta cuándo? No se sabe, por lo que hay que buscar el momento adecuado. Los rumores actuales que apuntan a que se pedirá el rescate en diciembre no son aleatorios, pues la prima de riesgo ya no se relaja por mucho que se rumoree. No creo que el Gobierno pida el rescate más allá de enero porque se acercaría a las elecciones alemanas.
La UE no pedirá más ajustes a España. Oli Rhen, el vicepresidente de la Comisión Europea, considera que ya han sido suficientes para reducir el déficit. Estas declaraciones son oportunistas, pues llegaron en el día de la huelga general. Sin embargo, ya se sabe que España no complicará con las exigencias de déficit sobre el PIB de este año, en el 6,3%. En el mejor de los casos cerraremos con un déficit del 6,8% y creo que se acabará en el 6,8%. A Bruselas esto le preocupa poco, pues quiere ver cuánto se reduce en términos porcentuales y estaría contento con una reducción de 2,7 puntos. Eso sí, tendrá que ampliar el tiempo para que España cumpla con el objetivo ideal de déficit, en el 3% sobre el PIB.
Hay dos sectores en Europa que han corrido mucho y ya no tienen tanto potencial de subida. Por un lado, las aerolíneas, especialmente Air France y Vueling. Este sector no va a tener un buen año, en parte por la subida del precio del crudo. Otro sector son los bancos, pero no españoles, si no Société Générale en Francia y BPI en Portugal. Este sector no lo va a hacer bien el próximo año. SG se benefició de la mejora de la situación y BPI subió mucho en septiembre pero en un movimiento especulativo.
Nos estamos fijando ahora en las divisas. Hemos visto una depreciación muy fuerte en el yen con respecto al resto de divisas, especialmente contra el dólar y, es que, se cree que en las próximas elecciones japonesas del 16 de diciembre haya un cambio de gobierno y el nuevo partido ya ha adelantado que llevará a cabo una política expansiva con las inyecciones de liquidez que sean necesarias. Creemos que la depreciación del yen continuará, por lo que podemos aprovecharla.