El índice de referencia de la bolsa japonesa, el Nikkei 225, ha superado la marca de 35.000 puntos por primera vez desde febrero de 1990. En el horizonte, el máximo histórico de los 38.195 puntos que alcanzó en diciembre de 1989. Si lo logra o no dependerá en buena parte del poderoso sector automovilístico, liderado por Toyota.

Las acciones de Toyota Motor son las que mejor han comenzado el año en el sector automovilístico, con una revalorización de un 8,5% en lo que va de 2024 que ha catapultado sus acciones hasta máximos de 52 semanas. El mayor fabricante mundial de automóviles acumula una revalorización en el último año de un 57,4%.

Para el año fiscal actual, se espera que Toyota Motor registre ganancias de 19,31 dólares por acción sobre 305.050 millones de dólares en ingresos. Esto representa un incremento del 45,41% en el beneficio por acción y del 11,03% en los ingresos. 

No obstante, si se miran los 12 últimos meses, el mejor comportamiento lo ha tenido Mazda Motor, con una revalorización de un 77,7%. En este arranque de 2024 sube un más modesto 3%.

Por detrás se sitúa Honda, con una subida para sus acciones en los últimos 12 meses del 54%, mientras que en las dos primeras semanas de enero ha subido un 4%. Algo peor lo ha hecho Nissan, con una subida del 38% en el último año y del 0,9% en 2024, mientras que Mitsubishi Motor ha subido apenas un 1,4% y un 2,3%, respectivamente.

¿A qué ha respondido el avance del Nikkei?

En una nota de la semana pasada, el Bank of America calificó el repunte de la bolsa japonesa como un “déjà vu”, comparándolo con la subida del Nikkei entre abril y junio de 2023. “Vemos muchas similitudes con el repunte del año pasado”, dijeron los analistas de BofA, y agregaron que un factor que inició el repunte del año pasado fue el mayor aumento salarial del Shunto (negociación colectiva salarial que se lleva a cabo en primavera) en 30 años.

En 2024, parece cada vez más probable que las negociaciones de Shunto generen aumentos aún mayores, y una gran empresa tras otra ha anunciado fuertes aumentos salariales en las últimas semanas.

La debilidad del yen también ha contribuido a impulsar las entradas de fondos de inversores extranjeros a Japón. Morningstar Fund Research reveló que las entradas netas a fondos de acciones japoneses aumentaron a 320.000 millones de yenes en diciembre desde 70.000 millones de yenes en el mes anterior. Las salidas netas de fondos pasivos también disminuyeron de 180.000 millones de yenes a casi cero.

“Aunque se ha fortalecido un poco recientemente, el yen se ha debilitado aún más debido a la opinión del mercado de que la salida del BoJ del NIRP [tipos negativos] se retrasará”, señalan los expertos de BofA.